Para muchos es la pregunta del millón. Una cosa es segura: ZP está políticamente muerto fuera de nuestras fronteras. Frau Merkel no puede ni verlo, probablemente porque piense que «no se puede confiar en él» (y creo que muchos españoles estaríamos de acuerdo en eso). San Obama le ha dado la espalda (a pesar de que los zetaperos han sido incansables repitiendo que «Bú era mu malo y Obama é mejó»). Monsieur Sarko ha hecho caso de Frau Merkel, a pesar de que casi le debe el puesto en el Palais de Matignon (el apoyo incondicional de nuestro inefable ZP a madame Ségolène Royal fue vital para que ésta se pegara un batacazo planetario: la France vote oui… à Sarkozy) y ahora no quiere estar a menos de mil kilómetros de él.
Hace pocos días hemos asistido a la votación del pensionazo-funcionariazo, en el que ZP se ha visto obligado a abjurar de sus mal llamadas «políticas sociales». Ha pasado seis años instalado en la inopia y los dos últimos encastillado en la soberbia. Los españoles, por otro lado, empezamos a darnos cuenta de la magnitud de la tragedia (sí, ya estoy oyendo las voces: «¡Eso es mentira! ¡Apocalíptico! ¡Antipatriota! ¡Baaaa!»), aunque sólo sea porque los propios de ZP le están dejando solo (y ya se fueron los que sabían algo de economía). Y supongo que a más de uno el balón de oxígeno que le dio el lama baturro le olió a traición a la Patria común, contra la que ellos viven de p.m. Más que nada porque nos condena a terminar la legislatura con este bergante al frente.
También hemos dicho que a ZP lo único que le importa es lo que ocurre leones adentro en el Palacio de la Carrera de San Jerónimo. Los eufemismos tipo «geometría variable» y demás, que él creía poder controlar a su antojo, ya saben ustedes. Que el maño Duran Lleida se dejara comprar por un plato de lentejas «para Cataluña» tendría mucha gracia si no fuera porque estamos hablando de cosas muy serias. Salgan ustedes a manifestarse en la calle; aunque seamos los 5 millones de parados los que salgamos a la calle, a ZP no se le moverá un pelo de sus zejas zircunflejas. Incluso si no se trata de una manifestación pacífica (es decir, que además de gritar en plan dos minutos de odio la peña se dedica a destrozar mobiliario urbano), ZP no se inmutará.
Lo triste es que solamente cuando la crisis afecte a determinadas personas, llámense éstas «fuerzas vivas», «nuevos ricos socialistas» («yo no tengo que pedir perdón por ser rica, ¿ein?») ZP puede ver peligrar su puesto. Es decir, toda esa gente a la cual ZP ha permitido jugar con España como si fuera su cortijo privado. Los demás nos podemos ir a tomar por el amo (es decir, el viento: ¿recuerdan ustedes la parida aquella?).
Haré una apuesta con ustedes: puede que no supere el debate del estado de la canción. E incluso aunque supere ese debate, cosa bastante difícil pero no imposible habida cuenta de la catadura moral de los apoyadores, llegará muy tocado al debate de Presupuestos. Las elecciones podrían adelantarse a 2011. Y aunque no tenga que ver (o sí), la reunión del Bilderberg en Sitges supondrá un fuerte aumento de la presión que ya soporta este insostenible gobierno de ZP y tal vez ayude a que éste, por fin, se largue de una vez.