Éramos pocos, pero la abuela no parió

La tarde era soleada y primaveral en Barcelona. Un marco incomparable, que hubiese dicho Miguel de los Santos de haber escrito él la crónica. Como la escribe un servidor de ustedes, les diré que a eso de las 17.30 horas llegué al lugar de la concentración, Plaça de Sant Jaume, con mi americana, mi camisa negra y mi cartera, hoy especialmente cargada debido a mis obligaciones: sudando como un orondo ejemplar de Sus scrofa domestica. Para quienes no hayan oído hablar de la Plaza de Sant Jaume, les diré que no solamente es el lugar donde los culés celebran los … Continúa leyendo Éramos pocos, pero la abuela no parió