Ai, la censura (III)
Otra de las derivadas de este campanazo es que el ministro ha servido en bandeja a la oposición la campaña propagandística correspondiente. Continúa leyendo «Ai, la censura (III)»
Otra de las derivadas de este campanazo es que el ministro ha servido en bandeja a la oposición la campaña propagandística correspondiente. Continúa leyendo «Ai, la censura (III)»
El campanazo
El campanazo del ministro Catalá Polocú ha resultado ser lo siguiente. Ha decidido que los españolitos de a pie debemos estar hartos de desayunarnos todas las mañanas con escándalos judiciales, sobre todo de los de su color. Continúa leyendo «Ai, la censura (II)»
Se nota que se avecinan tiempos turbulentos para las Batuecas. El consexo socialdemócrata se cae a cachos y los que cortan el bacalao sin presentarse a las elecciones cada vez tienen menos empacho en mostrar la realidad del régimen que vivimos.
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Der Fall Rato, no obstante, presenta una peculiaridad: el fuego amigo. Aparentemente, no es la oposición quien dispara, ni el famoso contubernio judeomasónico internacional. Han sido sus propios correligionarios quienes han ido a por él. Aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid y lo que les decía en la entrada anterior acerca de la política y las casualidades, es curioso que la defenestración y martirio televisados de Rodrigo Rato coincidan en el tiempo con las filtraciones relativas a la muy irregular situación de Montoro en relación al equipo económico habitual. Continúa leyendo «Nariz tapada (y II)»
Hemos asistido este fin de semana (la onda expansiva ha llegado hasta Berlín, donde me encuentro precisamente ahora) a la ejecución pública de Rodrigo Rato, como si de un autodafé se tratase. El hereje Rato ha sido públicamente acusado de ser adorador en secreto del becerro de oro en vez de quemar incienso en el altar de la verdadera fe marianista, lo que le ha valido ser quemado en la hoguera de las vanidades políticas. Continúa leyendo «Nariz tapada»
Tras un período de silencio, volvemos a la carga. Hubiese preferido usar un sustantivo más rotundo en el título de la entrada; pero como ustedes ya se lo imaginan, dejo el título tal cual. Empezando por el principio, sepan ustedes que un servidor no valdría para juez en estos tiempos que corren. Tal vez en otros tiempos de paz sí; pero en estos tiempos de debacle moral y económica, es complicado. Y no digamos si al Juzgado o Tribunal de uno le cae la desgracia de instruir y/o decidir un caso con elemento político. Eso es al juez instructor/decisor como al agricultor un pedrisco una semana antes de la cosecha.
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