Ein Volk, Ein Reich, Ein Führer!

Este grito, que hoy pone los pelos de punta al más pintado, resume lo que Hitler prometía a la nación alemana: unidad, poder y guía.

  • Unidad dentro de Alemania: en el momento de la llegada de Hitler al poder (1933), apenas hacía sesenta años que los treinta y ocho estados alemanes se habían unificado en una sola nación bajo Federico Guillermo IV y su Eisenkanzler, Otto von Bismarck.
  • Y unidad fuera de Alemania: con el Anschluss (anexión) de 1938, Alemania no sólo amplía sus fronteras, sino que unifica con la «excusa» de la lengua y la cultura alemanas (Austria y Checoslovaquia). A Suiza no les dio tiempo a llegar, pero seguro que estaba en sus planes.
Hitler toca una tecla muy importante en el inconsciente colectivo alemán, que provoca, entre otros efectos, que a muchos alemanes no les importe que Hitler culpe a los judíos de las desgracias del pueblo alemán.

  • Poder, desde luego: un Estado único y centralizado, fuerte e incómodamente policial, pero «grande» al fin y al cabo.
  • Y guía: Hitler se presenta como «el elegido de los dioses para llevar a Alemania al puesto de honor entre las potencias mundiales» (y de paso vengar el Dolchstoss o «puñalada por la espalda» que supuso el humillante Tratado de Versalles).
A lo mejor me equivoco, pero presiento que todos esos elementos comienzan a darse en Euskadi. La unidad es la que se reclama desde el Zazpiak-Bat (siete en uno), es decir, los siete «herrialdes» vascos. Pero no sólo ésa: recordemos a Federico Krutwig, que además de eso pedía un trozo de Santander y otro de Aragón, al modo de los Sudetes checoslovacos (exigencia suscrita también por la ETA actual); pero sobre todo para asegurarse un lebensraum (otra vez esa odiada palabra nazi).

El chivo expiatorio son aquí los maketos o coreanos. Maketos que en los tiempos de Sabino Arana (Fundador de la Idea y rico venido a menos) eran simples obreros a quienes les gustaba el baile agarrao. Maketos que hoy en día son los «pervertidores de la raza vasca», «los de fuera», etc. Y por supuesto: maketos a los que los «buenos gudaris vascos» pueden combatir, ya sea extorsionándolos, disparándoles en la nuca, poniéndoles bombas en el bajo fondo de su coche, o quemándoles el negocio. La «puñalada por la espalda», o más castizo, la puñalá trapera es, al parecer, el Estatuto de Gernika.

El mito de la «vieja que pasó llorando» es en realidad el de una diosa lunar sangrienta. No importa que no se llame Ártemis o Daphoene, o que no tenga ojos de vaca, como Ío. La diosa exige sacrificios humanos. Y quiere a su tribu convertida en masa indiferenciada, porque así, al modo de Fuenteovejuna (el pueblo se llama en realidad Fuente Obejuna), todos y nadie es culpable de las barbaridades que se cometan. Por eso, cuando alguien «agrede» al lehendakari (o al Molt Honorable, en su caso), no está agrediendo solamente a la persona física. «Agrede» también al Urvolk (traducible libremente como «pueblo originario» o «esencia del pueblo» vasco o catalán), de cuyas esencias el lehendakari (o Molt Honorable) se considera depositario universal.

Formulaciones decimonónicas que, por lo que se ve, no han sido totalmente digeridas y mucho menos, superadas. Precisamente eso nos costó un disgusto que durante cuarenta años se puso en el congelador. Y ahora, al alimón de la debilidad del Gobierno de la nación, vuelve a salir a la palestra. Personas y partidos con el corazón parado en 1931, o tal vez antes.

Finalmente, nuestra generación es la que tiene la obligación de subsanar el problema que se creó no en 1936, ni en 1931, sino en 1898. Ya no podemos escurrir más el bulto. O eso, o traspasamos el problema a la próxima generación, de acuerdo con el españolísmo el que venga detrás, que se j…

La sequía

Nunca pensé que tuviera que justificar por qué escribo de lo que escribo, pero las cosas se han puesto de tal manera que lo voy a hacer, por primera y única vez, saltándome el principio excusatio non petita, accusatio manifesta.

En un blog de propiedad de uno, uno escribe de lo que quiera. De religión, de zoología, de astronáutica, de música electrónica… Hay miles de temas sobre los que uno puede escribir. Pero hay un tema desgraciado en España sobre el que es siempre peligroso escribir: la política. Siempre ha traído problemas hablar de política y, por desgracia, en esta especie de democracia que tenemos, más aún.

Claro que yo podría «evitarme problemas» si dejara de hablar de política y, sobre todo, dejara de hablar contra el Gobierno. Podría hablar, un suponer… de las florecicas que crecen en las laderas del Vesubio. O de las costumbres del ornitorrinco. O del apareamiento de las mónadas de Leibniz con los noúmenos de Kant. Eso, como decía Kortatu, podría ser incluso «constructivo, inspirador y educativo».

Pero me da por ubicarme en la realidad. Y si lo que veo no me gusta en absoluto, con todo derecho puedo criticarlo. Y ahí es donde entra el blog, con sus infinitas posibilidades de opinión. Ya sé que mi blog, probablemente, no creará jamás opinión. Que tal vez sólo yo lo lea, y alguno o alguna más que caigan en él por equivocación. No me importa. No busco la fama ni el olor de multitudes. El hecho es que el blog permite discrepar del pensamiento único y eso es lo que tratamos muchos de hacer, con mayor o menor fortuna.

Tengo muy claro que no voy a «arreglar el país» desde mi minúsculo rincón. Pero eso no me impide hablar de las cosas que me molestan, o simplemente me llaman la atención. Y alguien tiene que decirle a ZP que, como el emperador del traje nuevo, va desnudo, aunque él trate de hacernos creer que va vestido. Que no nos creemos ni las mentiras ni los juegos de manos de él ni de sus cortesanos. Y eso lo hago yo desde mi minúsculo rincón. Y otros desde sus rincones más mayores. Personas valientes como Luis del Pino ayudado por los «peones negros», por ejemplo, que van escarbando entre las mentiras de la versión oficial del 11-M. Sus incómodas investigaciones no tendrían cabida en un diario «oficial», así que él ha ido construyendo su propio espacio y ha conseguido poner muy nervioso al Gobierno porque otros beben de las informaciones que se recopilan en su blog y eso se transmite.

En la historia de la humanidad siempre ha habido quien ha decidido de forma unilateral lo que es «correcto» pensar en un momento y lugar determinados, bajo pena de muerte o tortura, o amenaza de un mal cualquiera. Censores, inquisidores, comisarios políticos, funcionarios de Ministerios de Propaganda (o del Amor, que hubiera dicho Orwell)… Claro que como esto es una «democracia», quienes quieren imponer lo correcto no pueden acudir a la pena de muerte, o a la tortura o al secuestro del periódico o lugar en que esas ideas se publican. Acuden a medios indirectos. Algo así como un tipo Clint Eastwood en las películas del Oeste. Estás en la main street frente a él. Se masca la tragedia. Sopla una ráfaga de viento helado que trae unos matojos. Y él te clava una mirada dura y penetrante mientras te dice con voz de Constantino Romero: «Yo que tú no lo haría, forastero». Es una especie de «control difuso» muy efectivo y muy en la línea autoritaria marxista-leninista.

Y cuando en España buena parte de la prensa oficial ha abdicado alegremente (o no tan alegremente, vamos a pensar) de su función de mosca cojonera del poder para ponerse a su servicio, el blog es lo único que nos queda a los ciudadanos para expresar las discordancias entre lo que dice el poder y lo que cada ciudadano ve con sus propios ojos todos los días, para que la información circule. Y lo peor para el poder es que, por ahora, el «fenómeno blog» no se puede controlar.

Por eso en la blogosfera toda opinión y todo pensamiento, dentro de unas mínimas normas de respeto, son respetables, valga la redundancia. Por eso unos pueden hablar de las florecicas que crecen en las laderas del Vesubio y otros podemos hablar de política con mayor o menor suerte o conocimiento sin que a nadie se le ocurra decir que «habría que cerrarle el blog». Sólo a las personas con alma de censor, inquisidor o comisario político se les ocurriría tal cosa.

Desde los puntos de vista expuestos, entiendo que algunos puedan considerar que hablar contra el desgobierno zapateril es «indicio de sequía». Que hablar de la «memoria histórica» desde una posición significativamente distinta a la del desgobierno zapateril es «indicio de sequía». Que solidarizarse con una persona que justamente está amenazada de muerte por «pensar diferente» es «indicio de sequía». Claro. Pero esto es la libertad, oiga. Respetando unas mínimas normas, uno puede hablar de lo que quiera y aceptar las críticas que pueda suscitar su discurso, siempre que sean razonadas y en lo que tengan de constructivo.

Son malos tiempos para la lírica. El cambio climático, efectivamente, ha llegado. La Tierra está más caliente que hace unas décadas. Por eso, unos constatamos que es así, a ver si hay alguien que se da por enterado y hace algo. Otros, en cambio, prefieren hablar de las florecicas que crecen en las laderas del Vesubio.

¿Qué querías ser de mayor?

Mis recuerdos de querer ser algo se remontan a bien pronto. Recuerdo que de muy pequeño quería ser nada menos que astronauta. No sé por qué tenía esa ambición de llegar lejos, de conocer otros mundos, extraños y lejanos. No coincidía para nada con aquellos niños que de pequeños sueñan con algo más asequible: médico, o abogado, o agente de la propiedad inmobiliaria, como su papá. Mi papá era militar y yo sentía una cierta admiración por ese mundo, aunque nunca me sentí lo bastante capacitado como para marcar el paso y recibir órdenes. El caso es que mientras quise ser «astronauta», era fiel y devoto seguidor de «Espacio 1999» o «Star Trek» y no hace falta decir que devoraba toda la información disponible en el momento sobre nuestro sistema solar. Crecí un poco más y decidí que el camino a la NASA era muy largo y que, sobre todo, había que aprender inglés y hacerse americano. Y yo, que soy más español que la siesta y la tortilla de patatas juntos, pues como que no.

Mi entusiasmo se desplazó entonces hacia la medicina, aunque esa etapa duró menos. Se cortó de tajo aproximandamente a los 12 años cuando en el colegio nos pasaron una película sobre una operación a corazón abierto. Todavía recuerdo la imagen del cirujano sosteniendo en su mano izquierda un corazón palpitante. Eso fue lo que definitivamente me dijo que por ahí no iban los tiros.

Poco después descubrí la astrología. Por entonces no sabía gran cosa, pero la astrología sí me permitió «llegar a las estrellas». No era lo mismo que llegar en cohete, pero se llegaba de todos modos. También quedó como un sueño; pero éste, a diferencia de los otros, no lo enterré, o tal vez se puede decir que lo enterré a medias. Nunca dejó de hacer ruido alli donde lo escondí.

Mi padre, viendo que yo «alucinaba pepinillos» (o como dicen aquí, «veía moros con tranchetes»), tomó las riendas del asunto y me convenció para que yo estudiara algo que mi familia pudiera pagar y que diera dinero. Así fue como entré en la Facultad de Derecho. Fueron muchos años, muchas lágrimas y un título universitario que en el fondo sabía que iba a guardar en bolitas de alcanfort.

Ahora estoy viviendo mi sueño de adolescencia, extrañamente. No es para tirar cohetes, pero hago lo que me gusta hacer y me siento bien cuando la gente sale de mis consultas más tranquila y más consolada. La vida tiene unos caminos bien extraños, pero creo que es cierta la frase de Paulo Coelho: cuando deseas algo fervientemente, el Universo entero conspira para que lo consigas. Y así es como parece que se dieron las cosas…

La más que probable página 1…

… del libro de poemas que estoy tratando de «definir» desde hace como unos tres años. Ahí va esa muestra:

Urna

Atrapado en círculos infinitos de agua
Cada segundo es sólo una vuelta más.

Mis manos son mi límite
Y tocan la dura superficie
De un cristal invisible.

Veo el mundo,
Abigarrado, multicolor, multiforme
A través de ese cristal.
Mis ojos son enormes ventanas
Por donde el mundo entra y se desvanece
Cuando intento tocarlo.

Me sé prisionero.
Golpeo furiosamente el cristal,
Pero no se rompe.
Está hecho de años, de muchos años,
De muchos círculos de agua
Y resiste.

Pero hay que romperlo.

Regreso

Siempre creí que eso de volar con frecuencia en avión era para niños bien, ejecutivos agresivos e intrépidos exploradores. Nunca creí formar parte de ninguna de esas tres categorías. Pero ya veo que eso empieza a cambiar. El avión se me está haciendo un medio de transporte tan habitual como el camión. Y pasarme quince horas en un cascarón atravesando el Atlántico casi que ya no tiene novedad alguna. Más bien al contrario: fastidia cuando se convierte en costumbre. Pareciera como que uno tiene un pie en cada continente y eso es precisamente lo que impide a-sentarse.
Así que ahora las cosas están en el punto del regreso. Vuelvo a casa; pero a diferencia de la vez anterior, establezco ya un lazo que espero duradero con México, el país que me ha visto verdaderamente «tratar de nacer».
No sabría decir si desde que estoy fuera de mi país lo amo más. Es un tópico. Pero sí es cierto que las malas noticias, como la quema del bosque gallego, duelen más y uno siente la impotencia de que lejos de casa menos se puede hacer. Siempre nos queda Internet, es cierto; el derecho al pataleo, incluso en un blog humilde como éste, está más que ganado a pulso. Y es cierto también que las buenas noticias me hacen sacar pecho como español, aunque se trate del último trofeo que ganó Rafa Nadal como tenista o Fernando Alonso como corredor de Fórmula 1.
Y ahora volveré a escribir la historia en primera persona, como español dentro de España y una ventana al mundo que dejo abierta para que aquellas personas que en el momento presente ocupan mi corazón puedan seguir asomándose a la realidad que vivo y que yo mismo soy.
Saludos a todos.

Blog nuevo…

Bueno, ya está. Ya tenía un blog (al que seguramente le crecen las telarañas), pero con esto del nuevo Messenger tengo otro. Voy a acabar loco con tanto blog….

Pensamientos al vuelo

Ideas, intuiciones y otras cosas que se me pasan por la cabeza

starcrazypie astrology

the astrology blog | sara shipman

Las cuatro esquinas del mundo

Nadie entre sin aumentar la entropía

Mirando hacia arriba...

Reflexiones sobre cosas que pasan en los cielos

El vuelo del albatros

Pensamientos diversos a vista de pájaro

Cuatro amiguetes y unas jarras

Ya que no podemos arreglar el mundo, hablaremos de lo que nos interesa: la política y los políticos, el fútbol, el cine, y todo lo que nos molesta, acompañados por unas jarras de cerveza. Bien fresquitas, por supuesto

General Dávila

Nada hay como el soldado español y mi única aspiración siempre ha sido estar a su altura

VIA LIBRE

Escribo y difundo lo que me interesaría leer. Para todos los públicos

Verdades Ofenden

"Engullimos de un sorbo la mentira que nos adula y bebemos gota a gota la verdad que nos amarga" Diderot. / "El que tiene la verdad en el corazón no debe temer jamás que a su lengua le falte fuerza de persuasión" Ruskin – (Bitácora-Biblioteca virtual y PERSONAL, recopilatória de aquellos artículos que despiertan mi interés)

C Y K L O S

Asociación de Astrología de Cataluña

Queremos salir de la Crisis

¿Los políticos Tambien?

Galicia Futura

Blogazine Independiente / Abierto 24 horas

La Imagen Reflejada

El Patito se vió reflejado en el agua, y la imagen que ésta le devolvía le cautivó por su hermosura: era un magnífico Cisne

Es war einmal...

"Los dogmas del quieto pasado no concuerdan con el tumultuoso presente." (Abraham Lincoln)