«Si lo que deseáis abolir es una ley injusta, debéis saber que esa ley fue escrita con vuestras propias manos sobre vuestras propias frentes.
No la borraréis quemando vuestros Códigos ni lavando la frente de vuestros jueces, aunque vaciéis todo un mar sobre ella.
Y si es un tirano el que queréis deponer, tratad primero de que su trono, erigido en vuestro interior, sea destruido.
Porque ¿cómo puede un tirano obligar a los libres y a los dignos sino a través de un sometimiento en su propia libertad y una vergüenza en su propio orgullo?»
Khalil Gibran, El Profeta