Le Congrès n’était pas amusant…


Por unas horas, Sevilla ha parecido tener un color especial. Sin embargo, hemos asistido a la renovación del PSOE por la cúpula gerontocrática (que tiene muchas narices) salida del histórico Congreso de Suresnes. Se acabaron ZP y sus experimentos sin gaseosa. El PSOE «vuelve a sus esencias». Rubalcaba (Ophis periculosa sp.) vence a la inexperta Chacón (Ovis rosada domestyca).

Nada de debate de ideas. El quítate tú pa ponerme yo de toda la vida en un partido cuya ideología dominante responde a las preguntas «qué es lo que hay que decirle al pueblo para llegar al poder» y «qué es lo que hay que seguir diciéndole al pueblo para conservarlo».

Para un observador externo como un servidor de ustedes, quizá la única buena noticia sea que ZP desaparece del horizonte de la pesoe. «Mi tiempo ha terminado» declamaba el personaje, con voz campanuda. Lo alucinante es que los miembros de ambas facciones le aplaudiesen a rabiar, cuando ha sido el que los ha llevado a la situación de postración en que se encuentran. Y no menos alucinante es que en el «Congreso de la renovación» quienes se disputen el liderazgo sean precisamente dos exministros de ZP. O sea: dos colaboradores necesarios en el desastre nacional y de partido provocado por ZP.

Y así como los españoles rechazamos con rotundidad hace 3 meses a ZP (aunque esté por verse que Rajoy y sus medidas económicas sean lo que España verdaderamente necesita), en el Congreso sevillano los delegados socialistas (aunque por un margen extrañamente pequeño) han rechazado a Chacón, que hubiera supuesto la continuidad del zapaterismo más desnortado y más pendiente de modelar la sociedad a su imagen y semejanza. Eso sí: sin rastro de autocrítica, porque eso hubiera supuesto la no celebración del mismo. Y además tampoco es costumbre entre ellos.

También se demuestra, una vez más, que en el PSOE el que gana los Congresos es el candidato oficialista, o candidato del aparato. RbCb aprendió bien la lección de Borrell y no ha movido ficha hasta hacerse con el aparato. Con Pepiño
Blanco teniendo que dar cuentas al TS sobre unos asuntillos, el camino hacia el control del aparato estaba expedito.

La herencia del ganador

Es difícil de calibrar, pero lo podemos intentar. En primer lugar, tenemos un partido sin ideología. Una ideología que fue derrotada en 1989, momento en que se hizo más que evidente su fracaso económico, político y social. Un partido que ha intentado disimular que su ideología matriz no existía ya: ha intentado el feminismo, el ecologismo, el pacifismo, los derechos de los homosexuales… Ningún disfraz ha aguantado lo suficiente como para que no viésemos su hechura totalitaria sujetada con los alfileres de la apestosa corrección política.

En segundo lugar, un partido sin poder. No sólo porque el tsunami popular le barrió de varias CC.AA. y de un sinfín de Ayuntamientos y de Diputaciones en mayo pasado (que eran su base, como reconocía en el diario adicto a RbCb cierto cargo), dejando las correspondientes finanzas vacías de dinero y llenas de deudas. Como decíamos, los españoles rechazamos ampliamente al PSOE porque se presentaba sin proyecto y porque ZP le había dado un color indigerible hasta para sus propios. Por otro lado, siendo RbCb parte del desastre (formó parte prácticamente de todos los gobiernos de ZP), no podía ser al mismo tiempo parte de la solución. Por eso RbCb se pegó el gran batacazo en noviembre, rompiendo incluso el suelo de Almunia.

En nuestra modesta opinión, tanto RbCb como Chacón son dirigentes de transición. El PSOE sólo se levantará (si es que es levantable, porque como decimos, la ideología socialdemócrata está de capa caída) después de mucho tiempo y si alguna vez tienen alguna idea. Mientras tanto, Rubalcaba administrará la nada, el vacío primordial, hasta que la gente olvide las caras del desastre. Hasta que se presente alguien honrado, tal vez (por tal teníamos a Nicolás Redondo Terreros). O no tan honrado, pero que pueda usar los mismos embustes que usa Rbcb sin que nadie le recuerde que éste ya los usaba. En todo caso, si el PP no comete errores pasará bastante tiempo antes de que el PSOE vuelva a estar en una situación parecida a la de 2004.

No, el Congreso no fue nada divertido. España, además, les pilla lejos. Que se preparen para una larga travesía del desierto. A los españoles tampoco nos importan sus cuitas: bastante tenemos con sobrenadar en esta porquería de crisis que ellos se empeñaron en negar.

Gotas que me vais dejando...

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