Sentimientos contrapuestos


Bueno, ya está. Se cumplió el pronóstico: somos campeones de todo lo campeonable. Hace dos años expresaba yo a ustedes mi contento porque nuestra selección ganaba por primera vez un Campeonato del Mundo. Tampoco estábamos para muchos cohetes, y el Gobierno, tras haber pactado con la oposición, nos la metió bien metida mientras celebrábamos el triunfo deportivo: el famoso decretazo laboral, al que los sindicatos, encariñados con el Gobierno, contestaron nada menos que tres meses después con quejíos de cachorrillo y zafia propaganda antiempresarial.

Dos años después aquello que dijimos en ese post, hijo de la euforia furbolera, sigue vigente. Sobre todo y a mi entender, estas líneas:

Pero no quiero caer en el «Todos somos…» o en el «Somos cojonudos». El triunfo corresponde por derecho y en exclusiva a los jugadores de la selección y a quienes más cerca estuvieron de ellos: entrenador, preparadores, fisioterapeutas, equipo médico… Lo que sí podemos decir nosotros es «Tenemos una selección cojonuda», porque eso es bien verdad. A nosotros lo que nos cumple es seguir el ejemplo y exigir que España sea una nación fuerte y unida, como la selección. A pesar de que España en lo político sea un circo con diecisiete pistas en las que no falta un payaso que se cae de culo cada cinco minutos. A pesar de que a los directores del circo les interese que esto siga así por mucho tiempo.

No, no vamos a caer en eso. Y si ya entonces lamentábamos que la Nación no siguiera el ejemplo de la selección, hoy he llegado a la siguiente conclusión: que si la Nación estuviese dirigida por personas equivalentes a Vicente del Bosque y su equipo, tal vez fuésemos nosotros los rescatadores, en vez de interpretar el ingrato y desagradecido papel de rescatados. Inversamente, si la Selección hubiera estado dirigida por personas a la altura de nuestros políticos, es muy dudoso que hubiésemos pasado del primer partido de la eliminatoria. ¿Se imaginan ustedes el espectáculo? Todos los jugadores echándose la zancadilla unos a otros e Iker Casillas durmiendo en la portería y pensando: «Pa lo que me pagan…». Y el enano castigador de Platini (¿por qué no sacan en los guiñoles a ése?) con una sonrisa de oreja a oreja, en vez de esta cara:

También es importante recordar que el triunfo de ayer no se fabricó en dos tardes. Es el esplendoroso resultado de la unión de tres factores: un conjunto de muchachos de cualidades físicas y voluntad sobresalientes, un equipo técnico que supo sacar lo mejor de ellos en todos los sentidos (entrenadores) y cuidarlos hasta el más mínimo detalle (equipo médico y psicológico)… y trabajo, trabajo y trabajo. Que no hay dos sin tres… pero también dos y dos son cuatro. Ojalá alguien tuviera la buena idea de aplicar este método a la política, a la universidad, a la empresa…

2 comentarios en “Sentimientos contrapuestos

  1. Estás reivindicando el esfuerzo y el espíritu de «equipo». Y viene muy bien esta victoria y la explicación que das comparativamente, si fuésemos capaces de hacer lo mismo a todos los niveles seríamos invencibles.

    Mientras prime más el aldeanismo de los que se creen el c*lo del mundo nunca saldremos de pobres, y ellos los primeros. A ver si la gente entiende de una vez que la diferencia enriquece a todos si se aunan esfuerzos. Que ninguna región de España puede ser portero y delantero al mismo tiempo, pero juntando las diferencias y con esfuerzo, podemos ganar.

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Gotas que me vais dejando...

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