Tomo prestado de Gustav Mahler este título, de su Sinfonía «Resurrección», correspondiente al tercer movimiento, el Scherzo. Traducido, viene a decir más o menos «movimiento fluido y tranquilo». Me apetece hoy comentarles, después de «el fin del mundo que no fue», que todo parece desarrollarse con placidez. La normalidad de las fiestas. Las luces, los anuncios de la tele. La cara de besugo con que algunos le desean a uno «Feliz Navidad» tras pasarse el año sin decirte ni hola. Todo normal, vamos.
Y todo fluye plácidamente. Tanto, que esta vez San Antonio de Padua no tendrá que ir al río: los besugos, las carpas, los bogavantes, se congregarán frente al televisor. Todo parece menos si se ve frente al televisor: hasta esos desahucios en que un señor o una señora se tira por la ventana la misma mañana en que la comisión judicial los va a desahuciar. El paro parece menos paro porque ahora, gracias a un instrumento llamado ERE se puede despedir a 500 personas de una sola tacada «por razones tecnológicas, económicas o de producción». Y te enteras por la tele y parece una cosa lejana, como el hambre en África o el conflicto armado de Siria…
Fisch große, Fisch kleine,
Vornehm und gemeine,
Erheben die Köpfe
Wie verständge Geschöpfe:
Sí, todos levantaban la cabeza y escuchaban con gran atención el rosario de desastres, maremotos et signa in sole et in terra que anunciaron y que después no hubo. La vida sigue igual (o no), tras el sermón. La rutina es la seguridad tras la que nos parapetamos para no enfrentar las grandes cuestiones de nuestra vida. Por eso dice el Lied que «el sermón ha terminado, pero ellos se han quedado igual». Ni siquiera el anuncio de la Resurrección (que volverá en el quinto movimiento de la Sinfonía) les mueve a nada:
Die Predigt hat g’fallen.
Sie bleiben wie alle.
Ya sé que me van a considerar un pesado, pero en este comentario político-musical quiero una vez más compartir con ustedes la versión del Lied Des Antonius von Padua Fischpredigt en la clásica e imbatida versión de Dietrich Fischer-Dieskau (que tristemente nos dejó este año que termina), acompañado a la batuta por George Szell y la Sinfónica de Londres:
Y aquí el Scherzo de la Sinfonía, que es la parte orquestal del lied reelaborada para encajar en la Sinfonía, en una versión histórica: la del experto en fugas Klaus Tennstedt. Y antes de que mi compadre Noatodo salte de contento por no haber elegido a Das Wunder, paso a explicarme. Karajan no era mahleriano, y no sólo porque se afiliara al NSDAP en su momento. Simplemente, Mahler no formaba parte de su repertorio (era demasiado trascendental y filosófico para Das Wunder) aunque pudiera extraer buenas interpretaciones de su música. Justo es reconocer sus limitaciones.
Un comentario en “In rühig fliessender Bewegung”