El niño bonito 2


Coses de l’idioma…

No sé yo si tendrá razón Federico Jiménez Losantos cuando presenta a Rivera y a su grupo como una cuadrilla de paletos que van a liarla a la capital. Verdad es que cuando lo dijo a mí inmediatamente me vino esto a la memoria…


Pero no es menos cierto que estos senyors petits i eixerits de Santa Coloma y de otros lugares de Cataluña no es que hayan perdut el costum de parlar el castellà. Por supuesto que hablan en castellano y su defensa de éste en el mono-lítico régimen separatista es muy loable. Lo que no hablan —porque nunca antes lo tuvieron que aprender— es el politiqués castellano, con sus distintos acentos en cada región de España. Ése es un punto que lastra la expansión desde Cataluña.

Otro problema no menos importante de C’s es que se han visto obligados a crecer rápido para llegar a tiempo del larguísimo período electoral que se inauguró en 2014 y poder decir que eran una alternativa. Y de paso, competir con los Pablemos boys, que entonces y gracias a la benevolencia del Gobierno, estaban en todos los guisos. Pero hay dos factores con los que al parecer no contaban.

El primero, que montar una estructura que cubra el territorio nacional no se hace en dos días. Mucho menos en España, que lleva años convertida en un circo con una pista central y diecisiete adyacentes. Eso hubiera podido solucionarse mediante una fusión controlada con UPyD, que en ese momento sí tenía una estructura factible y gente preparada a nivel nacional. Además, lo pedían las bases. Pero los temores de Rosa Díez de verse disuelta como un azucarillo en el café para dos que sería el nuevo partido y los modos autoritarios troskos de Gorriarán lo hicieron virtualmente imposible. Obviamente, por consiguiente, C’s tuvo que buscar y rebuscar caras nuevas, lo cual suele ser una apuesta arriesgada. Vean, si no, lo que ha ocurrido en Madrid y en Andalucía (volveremos sobre ello).

Y en segundo lugar, algo no menos importante: dicho en lenguaje furbolero, al jugar en la Liga de Honor el escrutinio es mucho mayor y el juego sucio adquiere formas impensablemente retorcidas. Cualquier cosa que un representante político dice es compartida y retuiteada no cientos, sino miles de veces. Y en no pocos casos, desvirtuada y descontextualizada para que suene peor de lo que sonaba en origen. En Madrit no importa la lucha por el bilingüismo, empezando por el hecho de que en Madrit no tienen ese problema. De hecho, a Mariano le importa un carallo lo que se hable en Cataluña, siempre que quien mande allí le preste su apoyo en Madrid cuando lo necesite.

Lo primero ha resultado ser, como les decía, una apuesta peligrosa. En Madrid, porque al no servirles les coses de l’idioma han tenido que retratarse. Y se han retratado como lo que son: socialdemócratas… pero de éstos:


No había más que escuchar al candidato Aguado, que a la velocidad que habla parece un comercial de una empresa del gas o de la luz, hablando de la aguada propuesta de «recuperar el ISD». Nada podría haber hecho más feliz a Montoro; pero es que al candidato se le coló un inspector de Hacienda en la ponencia económica y, claro, luego pasa lo que pasa. O al mismísimo Rivera empezar a decir que se iba a reglamentar cuántas personas pueden vivir en un habitáculo. Vamos, lo del dúo Sacapuntas, pero al revés. Intentó explicar que eso era sólo «para evitar los pisos patera»; pero en un país en que al Gobierno le das la mano y se toma el brazo, esas rectificaciones de poco sirven.

Ahora parece —gracias a Dios— que se han olvidado esas propuestas. Puede, incluso, que Cifuentes acabe siendo presidenta de Madrid gracias a C’s.

Gotas que me vais dejando...

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