Hace algunos días en ABC aparecieron dos vacas sagradas del que podríamos llamar «PP histórico»: primero, Mayor Oreja y después, José María Aznar, presidente de honor de esa formación que parece querer jugar el papel de Pepito Grillo.
He leído la Tercera que cedieron al primero y la entrevista al segundo y no he podido reprimir una punzada de melancolía, especialmente por la Tercera. Mayor Oreja, el mejor ministro de Interior que ha habido en democracia, siempre tan acertado en sus previsiones acerca del mundo terrorista, hablaba en esa Tercera como uno de esos generales retirados que, una vez dejan el empleo, escogen ese diario para desahogarse de todo lo que no podían decir cuando estaban en activo.
Hablaba, como siempre, de su tema favorito: los movimientos del terrorismo vasco. Glosaba en esa página los hitos más importantes de esa historia. Todo bien, hasta que me percato de un detalle: ¿dónde está el PP en ese relato? En ningún sitio. Mayor Oreja agita el fantasma del frentepopulismo, algo que puede ser verdad. Pero obvia un punto muy importante, a nuestro parecer: la propia responsabilidad del PP en la marcha de los acontecimientos. Responsabilidad que no es por acción (ése sería el caso del PSOE), sino as usual en Mariano, por omisión.
¿Por qué? Bien, aquí seguramente habrá quienes sepan más que un servidor de ustedes; pero por mi parte yo apuntaría dos factores: uno, el aplauso con las orejas (no, no es un chiste) del fin de la violencia. De eso al «ETA está derrotada porque ya no mata», un paso. El comunicado que sacó Génova entonces fue vergonzoso. Poco menos que les faltó recomendar votar a ZP por querer ser El Pacificador. Y dos, la bendición que echó el TC a la entrada de Bildu y Sortu (brazo político de los etarras) en las instituciones. Como todos sabemos de qué pasta está hecho el TC y además, un servidor de ustedes ya comentó la jugada aquí, a esos enlaces me remito.
En segundo término, tampoco es desdeñable la entrada que por parte de Soraya se dio a Pablemos. Entrada primero en Intereconomía, cadena televisiva hoy poco menos que desahuciada y que resiste sólo porque su «Gato» huele mejor que el Gato pepero de 13TV. Pablemos era en ese momento como Humpty-Dumpty, pero al revés: se había pegado el gran tortazo y ni siquiera cuatro periodistas de talla en sus antípodas ideológicas (entre ellos García Serrano y Federico) pudieron hacerle modificar sus equivocadas opiniones, dado su apego con Loctite al argumentario. Que después de eso la Cuatro y La Secta, más todo el acompañamiento progremasónico, le hicieran la ola, no sé si estaba previsto, pero eso fue lo que ocurrió, en perjuicio ─entonces─ de opciones más sensatas como C’s o VOX. Hoy ya vemos que C’s está siendo asimilado y digerido por el sistema. Y en cuanto a VOX, resiste… pero sin el feedback de las cadenas generalistas, en las que son Soraya o Carmen-por-favor las que dan el placet o el non placet, no tienen mucho que hacer.
No menos importante es algo que propone Mayor Oreja en su Tercera: «recuperar la verdad». Podríamos empezar por recuperar la verdad del 11-M. Podríamos empezar a explicar por qué, después de una oposición absolutamente menguante durante el período zetapero, el PP no se dedicó a recuperar la verdad tras su victoria electoral, con la legitimidad añadida de su mayoría absoluta. Y podríamos seguir por invitar a Aznar a que explicara aquella enigmática alusión a los «desiertos lejanos»… y tal vez otros asuntos de los que él parece saber y no va a abrir la boca. Huele que apesta a omertà… pero estaría bien que hablasen.
O tal vez se trata de una simple cuestión de postureo. Tal vez Mayor Oreja y Aznar, como restos que son de aquel PP que sacó a España del marasmo felipista y que aun así, se dejó cosas por hacer (por ejemplo, investigar a los Pujoles cuando ya tuvo mayoría absoluta para cortar en seco su carrera delictiva política), aparecen en el momento exacto. Aparecen cuando la fe marianista pasa por sus momentos más bajos y es necesario recordar los tiempos pasados (¿mejores?) para reactivar el voto. Pero sepan ustedes que esos tiempos pasados no van a volver. Y no lo harán porque los actuales dirigentes se están encargando de ello, haciéndose el harakiri si hace falta. Por tanto, cuando ustedes votan PP no están votando a Aznar y a Mayor Oreja, sino a la patulea actual, que ni tiene capacidad ni tiene ganas de devolver a España a aquellos tiempos en que éramos la envidia de Europa. Patulea que, dedicada a la geshtión, ha dejado la política con mayúsculas a la izquierda. Algo peligrosísimo, pero que a ellos parece darles igual porque tienen el riñón bien cubierto.
En fin. Preferiría, como dice mi amigo Paco, que se dejaran de tanta palabrería e hiciesen algo, si es que de verdad van a volver. Y si no van a hacerlo, mejor se callan y se dedican a escribir sus memorias, a la poesía pura, a la canción de autor o al macramé. Que me imagino yo lo que temen: que los chicos de Soraya, ese arácnido completamente desarrollado hoy, les busquen cosillas como hicieron con Rodrigo Rato. Con todo, lo peor no es que se las buscaran. Lo peor sería que esos chicos de Soraya, tan eficientes ellos, se las encontraran. Y así, de paso, quedaran desactivados, allanando el camino para que Mariano pudiera decir en noviembre Le parti c’est moi. De hecho, ya dice ahora que «no cree tener enemigos dentro del partido». El cinismo va también en el sueldo.