He visto el video en el blog de mi amiga María… y no he resistido la tentación de ponerlo en el mío. Y de paso, unir mi voz a la suya y a la de este fotógrafo que tuvo LOS COJONES (repito: LOS COJONES) de denunciar nuestro comercio de armas ante ese público presuntamente «solidario» y «humanitario», pero que no quiere saber nada en realidad de las personas que aparecen en las fotografías. Supongo que ahora saldrán los del «no a la guerra» para ponerse a su lado y defender su discurso (mode ironía on).
Es muy probable que no le vuelvan a premiar en España. Pero gracias a Dios, todavía quedan personas de buen corazón como él, que no se limitan únicamente a enseñar el horror, sino que denuncian a quienes lo causan o colaboran en su causa.
El cántaro del Aguador 
Estremecedor.
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Efectivamente, amigo RR. Y lo peor no es solamente el hecho de que vendamos armas a esas personas que estarían mejor cultivando la tierra, sino que no estoy seguro de que nuestro fuese, hoy por hoy, «capaz de conquistar un retrete», como decían en «El sargento de hierro». En verdad, alguien así hacía falta en el Ministerio, y no esa progre antiespañola de la camiseta «Todos somos Rufianes» con que ZP ha tenido a bien «obsequiar» a la nación…
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