De los que no me gustan, el primero de todos ellos es Gallardón. Por muy «Fiscal en excedencia» que sea y por mucha promesa que se le hiciera a su señor padre, un señor que dice que «hay que obviar el 11-M» no puede estar de ministro de Justicia. Tal vez, como dice Anghara, Urdan-pillín y algunos otros integrantes de la casta cuyas pifias se han hecho públicas (Chaves, Bono, Pepiño et al.) podrán respirar tranquilos. O tal vez las zanjas crecerán alrededor de los Juzgados, vayan ustedes a saber. Pero desde luego, no me gusta.
Lo de Jorge (Jordi) Fernández Díaz entra en la nómina de sorpresas:
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No entiendo por qué había que premiarle, si el resultado del PP en Cataluña es mediocre. Y decimos mediocre porque de la debacle del PSC, el PP recogió solamente dos escaños y el ganador indiscutible resultó ser CiU (cosa incomprensible dada la política de recortes selectivos que aplican), que recogió la mayoría de esos escaños que perdió el PSC (pero quan convé, PSOE). Su nombramiento como titular de Interior es una bajada de pantalones ante CiU, que reconocieron no querer que un catalán fuera de Cataluña «tuviera más altura institucional» que el President Menys (y todo porque iba para presidente del Congreso, cargo que le venía mucho más a medida).
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Y ya puestos a premiarle, tampoco entiendo por qué en Interior. Lamentamos profundamente que Rajoy no recuperara a Mayor Oreja, salvo que por petición expresa de éste no se le incluyera en la quiniela. Necesitábamos a alguien que siguiera la misma línea que Mayor Oreja… y nos ponen a un señor que tal vez hubiera estado mejor de Secretario de Estado de AA.PP. Pero claro: esa área se la ha quedado Montoro, y el otro tampoco quería «estar a las órdenes de». Así que nada: por c… le damos un Ministerio aunque no tenga idea de la cosa y tots contents.
También me resulta desagradable Ana Mato en Sanidad, Asuntos Sociales e Igualdad. No sé qué conocimientos médicos y/o de Administración sanitaria tiene la señora Mato, como por ejemplo sí los tiene Ana Pastor, que era mi favorita para ese Ministerio. Lo que me supongo es que, en primer lugar, se ha premiado su fidelidad al líder. Y en segundo lugar, nos estamos oliendo que el verdadero Ministerio para el que esa señora está preparada es el de… Igualdad. «Ministerio» para el cual, como es sabido, no se necesita preparación alguna: todo lo más, una licenciatura en Sociología o haber hecho méritos en la promoción del flamenco y olé. Nos tememos también que continúe con la ideología y las políticas feminazis de sus predecesoras. Pero esperaremos antes de confirmar semejante barbaridad. Le queda el marrón, disimulado en Asuntos Sociales, de la inmigración. Veremos también cómo se las apaña.
Finalmente, henos ante el caso de José Ignacio Wert, que reúne en su mano la educación y la cultura (con permiso de las autonosuyas) de este país. Nada que objetar, a priori: un señor que lo conocen en su casa, pero que es profesor universitario, luego entiende de la cosa. En contra: al parecer es un acérrimo defensor de la nefanda Ley Sinde, la que nos considera a todos delincuentes por descargarnos contenidos de la Red sin pagar. Tampoco nos gusta que sea amigote de Prisa (¿también de RbCb?) y de la progresía en general. Nuevamente hay quien teme que lo único que hará este señor es proteger los derechos de autor (los zejateros serán «de izquierdas» y alguno hasta «comunista», pero creen como el que más en la propiedad privada, faltaría plus). Lo mismo nos sorprende con la aprobación de una mutación de la Ley Sinde…
En resumidas cuentas, no hay que bajar la guardia, aunque el listón se haya elevado significativamente en comparación con los desgobiernos de ZP. Tampoco hay que olvidar que el listón se eleva exclusivamente por el equipo económico y que si no fuera por eso, a los restantes ministros también podría haberlos nombrado ZP.
Y para acabar con un punto musical, les dejo aquí con la «Escena de la Coronación» de Boris Godunov, muy adecuada al caso. Los intérpretes son el estupendo bajo ruso Evgeni Nesterenko (Boris), el tenor Denis Korolyov (Shuiski) y el Coro del Teatro Bolshoi de Moscú, con la Orquesta Nacional de Rusia dirigida por Alexander Lazarev, con ocasión del 150º aniversario del nacimiento de su autor, Modest Pétrovich Mussorgski. ¡Viva el Zar Boris Mariánevich!
En relación a tu primer párrafo, la foto del discurso de ayer me pareció tremendamente elocuente.
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