Furtwängler compositor


Para esta tarde de domingo tan larga y aburrida se me ha ocurrido que podría sorprender a ustedes con una serie de piezas musicales un tanto inhabituales. Y así lo digo porque nos hemos acostumbrado y mucho a ver al director únicamente intérprete, que traduce (en expresión feliz de mi admirado Pérez de Arteaga) la expresión musical de otros, con la mayor fidelidad posible a la intención original y procurando que su ego no la mancille, por otro lado. Así, en esta dirección nos encontramos a la mayoría de los conocidos Karajan, Solti, Jochum, Tennstedt… y bueno, toda esa retahíla de nombres famosos que casi cualquier melómano podría citar como la lista de los reyes godos.

No obstante, la(s) obra(s) que traigo a la consideración de ustedes son el fruto del esfuerzo de un director: Wilhelm Furtwängler. Enlaza en lo artístico musical con la tradición del Kapellmeister (Lully o Haydn), que dirigía su propia música, o más cercanamente con Gustav Mahler, «compositor de verano» (y director el resto del año), que es uno de los últimos grandes en intentar compaginar las dos facetas, con éxito en ambas. Tampoco faltan ejemplos en el momento actual: a bote pronto se me ocurren los nombres de Esa-Pekka Salonen o incluso de Lorin Maazel, que ha compuesto una ópera sobre libreto basado nada menos que en el Nineteen-Eighty-Four de George Orwell (aquí y aquí). La he intentado oír y no la he resistido más allá de veinte minutos, no sé si por el carácter propio de la música, deudor del de la novela, o del estilo del compositor…

Volviendo a Herr Furtwängler, si ustedes esperan un genio compositivo a la altura de su genio interpretativo… me temo que se van a llevar una decepción. Como director, sin duda, se llevará todos los laureles por encima incluso de muchas de nuestras preferencias personales, enlazando nuevamente con la tradición, esta vez de los Hermann Levi, Arthur Nikisch o Hans von Bülow (el yerno cornudo de Franz Liszt). Pero como compositor, Herr Furtwängler tal vez no pasaría de ser un Bruckner de segunda. En lo que sí se parece al genio de Sankt Florian es en el hábitat horario de sus sinfonías (incurrió tres veces en ese campo): ninguna de ellas baja de los 80 minutos de duración. Por otro lado, concibe la sinfonía al modo mahleriano: es un universo en el que cabe «de todo»: lo bello, lo feo, lo sublime y lo vulgar tienen cabida en ellas.

En cualquier caso, aquí les dejo con la segunda sinfonía, en mi menor, de 1944, en versión del mismo director con la Wiener Philharmonker. Como compositor, ya queda dicho que su mayor influencia es Bruckner. Dejemos anotado también que jamás cometió el pecado del atonalismo, que consideraba una «aberración». Y antes de que el compadre Noatodo me arrugue la nariz, le diré que vale, que Das Wunder sólo compuso un cuarteto de cuerda y como ejercicio escolar (se les exigía a los que estudiaban dirección de orquesta)…

(si quieren probar con las otras dos, aquí la primera y aquí la tercera).

4 comentarios en “Furtwängler compositor

  1. Como confieso que no me gusta nada Bruckner, tampoco creo que me guste un Bruckner de segunda, pobre Fu. Pero la voy a escuchar, igual me llevo una sorpresa.
    ¡Gracias por la curiosidad que nos traes!

    Eso sí, antes voy a escuchar lo que ha puesto hoy Noatodo de Solomon, que Beethoven sí es de mis prefes 😉

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