Europa, Europa… ¡qué coñazo!


Pista derecha

Hoy seré breve, para los de la chapa. Sepan ustedes que de menos hizo Dios a Cañete… y lo hizo de un puñete. Mariano, que no es Dios pero que está convencido de hacer historia con cada paso que da, ha tardado la intemerata en señalarle con el dedazo. Ya tenemos candidato, aunque haya sido en varios puñetes. La lista europea del PP no tiene muchas sorpresas, salvo la de Esteban González Pons, a quien nosotros creemos que se castigó por unas firmillas en unos contratillos en que andaban metidos el Urdanpillín y su socio Torres. Camps quedó políticamente desactivado (si además le hubieran condenado en su juicio, para sus enemigos miel sobre hojuelas; pero lo importante era lo otro). En cuanto a González Pons, la justicia no le ha alcanzado; pero ha purgado sus culpas en la oscura Vicesecretaría de Estudios y Programas de Génova, 13, y ahora le dan una oportunidad de movilidad exterior, lo que podría interpretarse como una especie de «perdón».

Pista izquierda

Aquí la diversión ha sido mucho mayor. Primero, porque desde que se convocaron las elecciones y se abrió el plazo para formar las listas, los socialistas no tardaron nada en poner de cabeza de lista a La Paella, aka Elena Valenciano. Es cosa sabida que cuando te mandan a Europa, al margen del papel que puedas hacer allí, es que no quieren que hagas ningún papel aquí. A partir de ese momento, y dado el silencio da Esfinxe das Rias Baixas, empezaron a decir «no tienen candidato». Y del «no tienen candidato» al «no tienen programa», el canto de un papel de fumar, que La Paella también ha traspasado.

Segundo, porque lo divertido/penoso ha sido ver cómo La Paella se ha dispuesto a emular a Froilanciño en su manía de dispararse tiros al pie. Ha habido varios, pero el más sonado ha sido éste.

Tercero: no menos divertido/penoso ha sido ver a La Paella actuar como un boxeador zombie, peleando contra una sombra y dándose de uppercuts (de izquierda, naturalmente) a falta de un contrincante de carne y hueso.

Lo peor para Elena Valenciano: que después de tanto berrear le han puesto un candidato que le da cincuenta mil vueltas en cuanto a experiencia europea. Es como si a un aspirante de peso pluma, después de pasarse berreando dos meses «¡A ver quién es el guapo que me parte la cara!» le hubiera tocado en suerte vérselas con Cassius Clay/Muhammad Ali. Lo mejor para sus votantes: que no tendrán que soportar un eventual despelote para pedirles el voto…

El resumen

En Ferraz saltan de contento, porque el PP acaba de nombrar una lista contra la que ya se puede hacer campaña. Es muy lamentable que alguien tenga que esperar a su adversario para hacer campaña. Eso dice muy poco de ese alguien, que, como mucho, hubiera debido dedicarse a explicar su programa. ¿Pero qué es lo que ocurre? Que tras toda la tramoya que han montado, resulta que el PSOE no tiene programa cuando necesita un adversario con un programa que desmontar. Y ése es el único programa que tiene el PSOE.

¿Y el ciudadano de a pie? Resulta que, salvo que sea agricultor o, como, más genéricamente dice la canción, «sea hombre de campo», Bruselas le pilla tan lejos como a David Bowman el Monolito. Por otro lado, resulta que en Bruselas, si se cumple la estadística, PP y PSOE no votan muy distinto en las distintas ocasiones. Por lo que, para bien o para mal, nuestros intereses nacionales quedarán diluidos en la lejía europea, por mucho que aquí tanto hunos como hotros se esfuercen en diferenciar el producto.

Mi resumen personal: escogeré entre las opciones que hoy por hoy no formen parte del consenso socialdemócrata que nos gobierna.

Gotas que me vais dejando...

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