Uno tiene la impresión de que lo más valioso que tiene Pujol padre en estos momentos no son los millones que sus hijos mueven de un lado para otro para que no se los encuentre la AEAT y la UDEF (Què cony és això de la UDEF?). Lo más valioso que maneja el enano más poderoso de Cataluña es información. Información sobre todos los draps bruts de todas las personas que han sido, son o pueden ser importantes en Cataluña. Y posiblemente, también de Madrit, lo que explicaría en parte que durante 30 años los Gobiernos centrales no se hayan apartado un milímetro de la consigna «Cataluña no se toca», por mucho que en su territorio se cometan ilegalidades, delitos e inconstitucionalidades varias. Es decir, en Madrit no preocuparía tanto el prusés en sí, sino lo que Pujol podría sacar a la luz si se ponen en serio a frenar en seco el prusés. Estoy convencido de que Pujol tiene dossiers de todos ellos. Con el peligro que tiene, además, porque en Cataluña no dejarían de publicar cualquier cosa que dijera (increíblemente, todavía es alguien en Cataluña).
Tenemos una oposición que, con las debidas excepciones, da pena. Quizá los únicos que se han mantenido a la altura son los de Ciudadanos, cuya candidata Inés Arrimadas se lanza por primera vez al ruedo catalán y ha tenido que soportar la humillación de que la TV-dels tres recortara su intervención en diferido sobre la campaña electoral. No es que traigan mucho en la mochila, pero por lo menos se oponen a la carraca nacionalista y no se arrugan porque al ser relativamente nuevos en la plaza no tienen historia de corrupción. Es verdad que se ven cosas raras en Andalucía, en Valencia o Murcia; pero hay que dar tiempo al tiempo.
Distinto es el caso del PSC, que lleva mucho tiempo jugando a dos barajas sin definirse, lo que le ha costado quedar en el furgón de cola de las encuestas. Eso no quita para que Miquel Iceta, bailando una de Queen con las protestas del asesor de turno, se haya agenciado una inmerecida publicidad y no tenga derecho a enfadarse cuando algunos decimos que la política es un circo. Incluso el votante del PSC de toda la vida mira con cariño ahora a C’s, que es el centro izquierda nacional que hubiera debido ser el PSC, en vez de abrazar la sociovergència. Sociovergència herida de muerte por la operación Pretoria y otras: como siempre, han tenido que ser los jueces los que limpien las listas de los partidos.
Del PP más vale que no hablemos. Dejemos aparte que Sánchez-Camarga apoyó disciplinadamente unos presupuestos de Mas de 2010, cuando éste daba la matraca con el pacte fiscal (la aplicación del régimen fiscal de concierto o convenio vasco-navarro… que Pujol rechazó en 1980). Olvidemos también que la consigna en Cataluña fue siempre no cabrear al separatismo, salvo en los tiempos de Vidal-Quadras, hoy totalmente amortizado. La tardía designación de García Albiol, alt com un Sant Pau, bregado en Badalona y que no arrugaba sus dos metros de altura por nada, daba esperanzas.
Bien, pues ahora ya sí se arruga: resulta que quien va a debatir con el guerxo no va a ser él, sino el Margallo morón. El primero le citó, como a los toros. Y el otro respondió como se supone que debía responder un español… en el siglo XVI: «Cuando quieras y donde quieras». García Albiol ha tenido que dar un paso atrás y dejar que el ministro se ponga cual valentón de Cervantes a enfrentarse al secesionista. Y todo porque el ministro es amigo del alma del gran jefe. Suponemos que, como decía Francisco Camps, «le quiere un huevo». Claro que si la argumentación de Margallo va por estos derroteros, el PP puede darse por jodido. La peor parte se la lleva García Albiol, que queda de candidato kleenex (algo que profetizó Federico y no me va a quedar más remedio que darle la razón). Las reclamaciones, al parecer, a Jordi Cornet, diputado y jefe de campaña de García Albiol, que como poco debe haber recibido instrucciones de la Logia. No se humilla así a un candidato de tu propio partido a la Generalitat. El PP sigue con la venerable tradición de dispararse a los pies. Ellos verán.
Y por fin, la prensa, el mal llamado cuarto poder. Tres clases hay en las Batuecas de periodismo: el vendido, el buenista y el de verdad. El vendido es el que actúa de correa de transmisión del partido que sea por tres comidas al día. El buenista es el que creía, como el empresariado catalán, también mal llamado societat civil, que «no iba a llegar la sangre al río» y abunda en esa idea apaciguadora… que supone la inaplicación de la ley por conveniencia política. Y el de verdad, que desgraciadamente no tiene un altavoz suficiente, pero que es incansable en la denuncia de los pasteleos entre unos y otros y de las ilegalidades que se cometen y permiten por tener la fiesta en paz. De todos ellos hay ejemplos, así que no vamos a dar nombres.
Creo recordar que se lo dije anterormente, señor Aguador. La mejor manera de limpiar a esta bazofia pujolista y adláteres que pululan por las provincias catalanas, no es otra que votando masivamente en contra de los independentistas. Entrando aire fresco en un espacio viciado, se suele respirar mejor. No cree?.
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