Sé muy bien que algunos pensarán: «¿Y qué dice éste si no vive allí?». Y les contestaré que, siquiera porque soy español y me preocupa lo que ocurre en esa parte de España (y porque me he criado allí), tengo tanto derecho a opinar como cualquier hijo de vecino.
Triunfa el pensamiento mágico en Cataluña. No interesa la realidad. Poco importan las sensatas argumentaciones con datos económicos sobre lo que ocurriría si… A la mayoría de los votantes de Junts-pel-Crac les importa una soberana mierda que probablemente sean más pobres al día siguiente de que el rei Artur salga al balcón y proclame la «República Catalana independent». O que no tendrán quien les pague las pensiones y la sanidad (brutal la deuda catalana respecto del resto del Estat Espanyol en ese punto).
Todo eso da igual. Se aplican con liberalidad las 11 leyes de la propaganda atribuidas a Goebbels (y que tal vez éste aprendió de un propagandista soviético). Los argumentarios, de corto recorrido. Los insultos y amenazas, a la orden del día. Que se’n vagin!, clamaba Miquel Calzada (hoy Calçada) i Olivella, también conocido como Mikimoto, otro bienpagao del secesionismo. Y lo mismo decía JoJo (Joel Joan) en cierto documental emitido por Telemadrid en sus buenos tiempos sobre los ciudadanos de segunda que eran y son los castellanohablantes en Cataluña.
Frente a ese pensamiento mágico, cuya base sea tal vez un libro escrito por uno de esos autores de autoayuda en una mala tarde («todo es posible si nos lo proponemos»), ¿qué tenemos? Veamos.
Tenemos un Gobierno (¿?) que ha decidido que lo importante es la ley. Y que en todo caso, cuando realidad y ley difieren, peor para ésta última. Vamos, el grouchomarxismo mariano de toda la vida. Este Gobierno deja de aplicar la ley simplemente porque no soportaría que lo llamaran «totalitario», «fascista» o «de herederos del franquismo». Mariano prefiere esperar a que el tiempo le resuelva la papeleta, cuando no se esconde en los faldones de las togas de los jueces. Cualquier cosa antes que tener que llevar a cabo la penosa obligación de hacer cumplir la ley. Que los demás líderes europeos le muestren su apoyo está bien; pero la escena recuerda mucho al diestro que no se atreve a salir ante un Miura de media tonelada al que le hubieran inyectado medio litro de adrenalina. Entonces el diestro dice: «Shi me daish vueshtro apoyo shalgo a torear». Los otros, bien seguros desde la barrera, le animan: «¡Maestro! ¡Tú puedes! ¡Amoyá!». Y entonces el diestro le dice al toro: «¿Vesh? ¡Hashta ellosh me apoyan!». Bastante ridículo.
¿Qué más tenemos? Un empresariado catalán que, «heroicamente», ha levantado la voz y ha venido a decir «Como sigáis por ese camino, nos vamos». Es de agradecer. Pero al igual que el Gobierno central, ¿dónde ha estado todo este tiempo? ¿Dónde estaba ese empresariado catalán hace 10, 20 o 30 años? Al parecer sólo les preocupaba una cosa: fer caixa. Mientras la caixa iba bien, el resto les daba igual. Nadie quería posicionarse en contra de Pujol, porque L’Avi II mandaba mucho en Cataluña y además, como queda dicho, no hubieran obtenido el apoyo de Madrit. Así que muts i a la gàbia, que almenys farem caixa. Ahora que, naturalmente, le ven las orejas al lobo, se apresuran a posicionarse en contra. ¿De verdad que no creían, en 2010, que Mas no iba a llegar hasta donde ha llegado? Claro que al lado de Pujol, Mas es un enano al que se le puede empezar a levantar la voz. Sobre todo cuando después de dos años de prusés, muchas empresas se han ido de Cataluña. Uno no sabe si ahora quieren salvar los muebles o poder decir ante Madrit que «ellos también protestaron» porque la faixa aprieta que no veas. Cinismo a flor de piel.
Por supuesto que comparto a cien por cien sus palabras, señor Aguador.
Aparte del tema catalán, estoy viendo el telediario de A3 la supina tontería de Fernando Trueba al recibir un premio (no pillé de que premio se trataba), valorado en 30.000€ y entregado por el ministro de Educación y Cultura. Aluciné al oir a este director-subencionado de cine que él nunca se sintió español, ni un solo minuto de su vida. Que él siempre está del lado del enemigo cuando se trata de competir contra España y que ojalá los franceses hubieran ganado la guerra de la independencia.
Que triste es contemplar escenas como esta en la actual situación de secesionismo catalán. Que mal uso de la libertad de expresión por parte de alguien cuyo trabajo consiste y se basa en la libertad de expresión.
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Sí, amigo Pablo. A veces parece que les pagan para decir esas tonterías, para que así el respetable se olvide de lo realmente importante. Trueba se acaba de ganar una hostia con toa la mano abierta por morder la mano que le da de comer. Que si en España tuviésemos Gobierno, se la habría dado el mismo ministro en acto. Por lo demás, lo del «afrancesamiento» recuerda mucho a esto otro:
http://blogs.libertaddigital.com/enigmas-del-11-m/afrancesados-3223/
Y lo dejo aquí porque luego a la gente le entra la risa floja con el contubernio judeomasónico y a uno lo miran mal…
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Jajajajaja…..perdón por el descojone….jajaja….de la Vega. Quien sinó podía decir semenjante tontería?
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Ya te digo. No es de ahora. Y si me dijeran que la Voguemomia o Trueba forman parte de la Logia, me lo creería…
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