Cuentan que Shostakovich, asistiendo a los ensayos de su Novena sinfonía en 1945, susurró «¡Circo, más circo!». La obra, frente a lo que había pretendido el establishment soviético (una magna obra de glorificación de la victoria soviética frente al nacionalsocialismo invasor y del Padrecito, que valientemente había dirigido sus huestes… desde Kuybischev, hoy Samara), era una especie de broma que no gustó nada y tres años después del estreno le hicieron la autocrítica, como ocurre en los regímenes comunistas, hasta que se convirtió en vaca sagrada y por tanto intocable.
En las Batuecas, no obstante, poca broma. Todo encaja con el control de agenda, que es cosa seria. Así, para desviar la atención del respetable sobre el rovell de l’ou (o la armendriya, que dirían en más abajo de Despeñaperros), salen unas declaraciones de Gerard Piqué, independentista confeso. El mundo del fúrbo se ha dividido en dos: los que le pitan y los memos que «piden respeto». Sepan ustedes dos cosas: primera, que me la repampinfla si Federico me critica por decir «fúrbo» en vez de «fútbol». Para mí, mientras no cambie el orden en la esencia verdadera de lo que es —a saber: negocio-espectáculo-deporte—, seguirá siendo fúrbo.
Y en segundo lugar, que esos furborregos que tanto berrean por el escándalo de las declaraciones-deposiciones de ese jugador, calentados por la prensa deportiva y el espectáculo de luz y sonido que son los bloques de «deportes» en los desinformativos, poca cuenta se dan de otras cosas que ocurren al abrigo de miradas indiscretas y, sobre todo, de periodistas curiosos.
Verán. Me ha llegado una información vía correo electrónico acerca de algo de lo que se habla muy poco. Y que si se ha hablado algo es porque el hedor era tal que resultaba imposible de tapar. El tema es, ni más ni menos, que el tinglado que tiene montado la RFEF, alias Villarland.
De entrada —y cómo no—, están metidos los partidos políticos hasta el cuello. Hay toda una riada de recursos privados y públicos (me importan más estos últimos porque son el dinero de todos) de circulación absolutamente opaca y que, de acuerdo con la información, no sería de extrañar que acabasen en las arcas de algunas empresas o partidos. La información se refiere a la Federación Gallega de Fútbol. Pero igual podría tratarse de cualquier otra, vista la relajación de controles que existe en el sector y de la que el CSD ni habla, ni se entera. Empecemos.
Los cursos para la obtención del título de Técnico Deportivo se configuran desde el Ministerio de Educación y se imparten tanto en centros públicos como privados. Es decir, es una enseñanza perfectamente reglada. A su vez, esto supone, conforme al art. 33 de la Ley 10/1990 del Deporte, que las CC.AA. asumen el compromiso de fomentar esta enseñanza reglada y oficial, así como la única legitimada para otorgar el citado título.
Las CC.AA. tienen transferida la competencia de Educación, que comprende además las parcelas de Cultura y Deporte (gracias, Aznar, por contribuir a la tensión de la cohesión nacional). Además, Galicia tiene su propia Ley del Deporte (Ley 3/2012), en cuyo art. 72 se menciona la exigencia de título oficial. Por tanto, ningún otro que no sea reconocido por la RFEF o el CSD valdría a los efectos legales.
La información denuncia que en Galicia tanto Ayuntamientos como Diputaciones como la Administración autonómica se han puesto a la tarea de fomentar una formación no oficial, otorgada por la Federación Gallega de Fútbol sin soporte legal y contraviniendo incluso lo establecido por la ley del deporte gallega.
Esto podría quedarse simplemente en un galimatías político y administrativo, a resolverse entre los órganos que correspondieran. Pero, por supuesto, hay más. Resulta que el presidente de la Federación Gallega de Fútbol es el presidente provincial del PP de Pontevedra. Une a esa condición las de expresidente de la Diputación Provincial de Pontevedra y la de imputado en varios casos de corrupción. De acuerdo siempre con la información recibida, durante el reciente proceso de elección del presidente de dicha Federación nada menos que Feijóo habría llamado la noche anterior de las elecciones a la Diputación y al PP de Ourense para que saliese el que tenía que salir, que no es otro que el candidato del PP. Y eso, a pesar de que las votaciones daban al parecer ganador al candidato del PSOE, presidente a la sazón que optaba a la reelección.
Les dejo aquí enlaces de prensa sobre la cuestión.
http://ccaa.elpais.com/ccaa/2015/03/28/galicia/1427569633_094762.html
http://ccaa.elpais.com/ccaa/2014/10/23/galicia/1414094737_412374.html
No obstante y como les decía, de esto sólo se habla cuando tiene color político —para condenar estas cosas la Justicia ni está ni se la espera—. Y siempre lo destapa un medio de comunicación de los adversarios. Los demás, callados. ¿Por qué? Porque como dijo una vez Jesús Álvarez, hijo, «son noticias pagadas, tío». Cosa total y absolutamente cierta, además. Recuerdo muy bien los tiempos en que el taekwondo salía en las noticias de «deportes». Éramos una potencia mundial y disputábamos sin manías el trono a Corea del Sur. Nombres como el de Ireno Fargas, uno de nuestros mejores deportistas de la especialidad, estaban siempre en candelero ¿Dónde estaba el misterio? En que el presidente nacional de entonces, hace 20 años, destinaba una partida para pagar esas noticias. Desaparecida la partida, desaparecidas las noticias. Y todo así.
Y ahora, todos los furborregos pueden seguir entretenidos peleándose entre ellos. Unos poniendo su foto en alguna red social con la leyenda: «Soy español y del Madrí», como si lo segundo aportara algún tipo de plus. Y los otros, «Sóc indepen i del Barça». Pueden estar a favor o en contra del payaso millonario de Piqué. Total: si el CSD sólo es capaz de multar con 6.000 euros unos insultos a un símbolo nacional (al Rey), ¿por qué iba a tomar cartas en este otro asunto, más espinoso y menos comprensible? Parafraseando la canción: «Unos, a dur la faixa; y los otros, a fer caixa». Y todo en un magma de corrupción porque no hay nadie de importancia que no esté pringado hasta las orejas.
Seños Aguador, le cuento. El otro día vino a mi casa un comercial, de una conocida compañía, para ofrecerme un producto que incluía TV. A mí me dá un poco de pena ver a estos chavales que, aunque preparados, tienen que andar por las calles vendiendo a domicilio. El caso es que la oferta era atractiva y todo, pero me lo ofrecía incidiendo en que tendría «furbol» a buen precio. Yo le dejé bien clarito que si, que el futbol era el deporte rey y que en España tenía muchos seguidores, pero que mucho mas interesante que el futbol son otros deportes u otros contenidos. El chaval me miraba un poco extrañado por el rollo paratero que le estaba soltando, por lo que le expliqué que lamentaba mucho no adquirir nada de lo que traía por que los del futbol, y toda su mafia, sólo quieren de los aficionados una cosa. Dinero y no se conforman con poco. Al final el vendedor me daba la razón, pero que él paquete que vendía, lo tenía que vender incidiendo en el producto estrella. El furbo.
Deduzco que en muchos hogares acabarán viéndose los partidos en full HD, y con mosaicos para no perder detalle, pero yo añoro los tiempos del futbol gratis en tele pública, con una liga mucho mas abierta que la actual y sin tanto mamoneo a diario. Antes, además, no se sabía casi nada de las vidas de los futbolistas mas allá del campo de juego. Ahora nos los meten con sus casas, novias, esposas, juergas, hijos, madres y la madre que los parió a todos. Convierten esto en un circo parecido a Sálvame, para deleite de los que, en sus casas, también pagan por el futbol. Todo un negocio en el que no pienso participar.
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No puedo sino coincidir con tu comentario, amigo Pablo. Uno ve el bloque de «deportes» y ya no sabe si van a hablar de eso o si se ha convertido en una mezcla de «Los payasos de la tele», «Gran Hermano» y «Sálvame» en cualquiera de sus versiones. A nosotros también trataron de vendérnoslo, lo cual me indica que hay una voluntad de que el respetable quede entontecido por las tonterías que ocurren en ese mundillo y que les dé igual un tema como el que hablamos en esta entrada.
Muchos de ellos se parecen a «Beatty» el de Fahrenheit 451:
« (…) Así, pues, adelante con los clubs las fiestas, los acróbatas y los prestidigitadores, los coches a reacción, las bicicletas helicópteros, el sexo y las drogas, más de todo lo que esté relacionado con reflejos automáticos. Si el drama es malo, si la película no dice nada, si la comedia carece de sentido, dame una inyección de teramina. Me parecerá que reacciono con la obra, cuando sólo se trata de una reacción táctil a las vibraciones. Pero no me importa. Prefiero un entretenimiento completo».
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¡Je! ¡Que me vais a contar a mi! yo soy muy futbolero y ahora, además, «el raro» en los partidos porque, en lugar de estar con todos estos rollos de que si tal jugador esto, que si aquel lo otro, que si debate porque uno ha dicho tal (tres o cuatro dias de debate como mínimo) etc., etc., yo me pongo a ver el partido y estoy solo al partido, al juego, nada mas.
En realidad, es otra forma de adoctrinamiento subliminal, la prensa deportiva, además de mirar unicamente por sus beneficios (los share y el EGM) y por lo tanto, sacar carnaza de cualquier cosa (un dia a un jugador se le va a escapar un cuesco, los «avanzados medios de audio» lo van a captar y se tirarán una semana debatiendo que si está mal del estómago y por eso jugó mal, que si es una falta de educación y tenia que pensar que esta defendiendo un club, y blablablabla … lo que se les ocurra) buscan llevarte siempre a su terreno, que ya ni en el fútbol tengas ideas propias, individuales sinó que sigas las que ellos te meten; es decir, una especie de entrenamiento a la mente para que luego «otros» la tengan ya bien «madurada» y eliminar definitivamente tu individualidad.
Y encima, claro, no podia faltar, los chanchullos de corrupción económica y demás.
Cuando, las pocas veces que viendo un partido, llego a entrar en conversación con los otros que haya por ahí e intento ir por ese camino, lo menos que me llaman es conspiranoico.
Como casi todo, se ha podrido totalmente, los hay ya que el juego (que es lo realmente bonito, el juego, lo demás es una chorrada) no les importa, hasta te dicen que están de acuerdo en que un equipo «especule» porque lo importante es pasar la eliminatoria, olvidando que el espíritu de cualquier juego es atacar y ganar al adversario y, en este caso además, dar espectáculo, por el que esos mismos que dicen esto, están pagando.
Y, efectivamente, esas «tertulias» que lo llaman ahora, no es mas que el clon futbolero del «Sálvame» y estercoleros parecidos, es lo que ellos llaman y encima se felicitan por ello, «periodismo de camiseta», cuando el periodismo deberia ser, ante todo, imparcial.
¡¡¡Pero es que la masa borreguil y amorfa se lo traga, tienen audiencia!!!!
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Eso sí me parece respetable. Atender a los partidos, ver si juegan bien y disfrutar con cada buena jugada y los goles, naturalmente. Lo demás es todo inducido. Y a lo que se ve, da buenos dividendos.
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El ocio es algo tan necesario como el trabajo y cada uno tiene derecho a elegir.
Pero desgraciadamente, es un magnífico campo de abono para manipular y adoctrinar.
Salud.
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