Ladrones (II)


¿Para ahí la cosa? No. Y dijo Maravall: «Secuestremos el alma de los niños». Y pronto una aplicada manada de lobos se esforzó en inocular en las indefensas mentes y almas de los niños los esquemas y axiomas que interesan. Lo que Philip Petit podría haber llamado «ahormar el marco mental». Particularmente los axiomas políticos colectivistas, ya sea en su variante nacionalista o en la socialcomunista.

Pueden ustedes, si quieren, realizar esa labor de alta inspección que el Gobierno del PP (todos, en realidad) pasa de realizar para no cabrear a las autonomías por «invasión competencial». Pueden inspeccionar esos libros de texto primorosamente editados que cantan las miserias capitalistas y las maravillas nacionalistas y socialcomunistas. ¿Para qué iban a hablarles de que el capitalismo bien entendido fuerza a las personas a ser mejores y que para llegar a las utopías nacionalistas y socialcomunistas hay que transitar por un camino que se llena de cadáveres a cada paso (comprobado desde 1789)?

Lo peor de todo: que con tanta marea verde y tal, nunca he oído a nadie criticar el adoctrinamiento escolar que escora las mentes infantiles indefectiblemente hacia la izquierda. Como el que practican algunos que se hacen llamar «profe rojo» y otras cretinadas. El nacionalista sí, porque criticar eso ha dado y da réditos políticos; pero sólo en Cataluña. No he oído a responsables. Ni siquiera he oído a padres (o confederaciones de padres) que se quejen de eso. Los padres molestan en el proceso de moldeado de las infantiles mentes. Vale más que se mantengan apartados de la escuela y que no jodan (modelo de ezkuela laika, puvlica i de kalida). Y por supuesto, tampoco tengo noticia de que el Gobierno haya tomado medidas para que los libros de texto vuelvan a ser políticamente neutros.

De lo que hacen los medios de comunicación a este respecto nos ocuparemos en una próxima entrada para no hacerles la historia más larga.

Finalmente, el robo de la memoria tiene dos manifestaciones muy importantes. Se produce a partir de la generación del 68 una primera afirmación: todo lo pasado es caduco y no sirve para nada, en la línea del «seamos realistas: pidamos lo imposible». La brecha generacional que esa afirmación produjo no hizo sino agrandarse en las décadas siguientes. Y en España ha cortado lo que Unamuno bien hubiera podido llamar flujo intrahistórico, la transmisión de la memoria familiar a la generación siguiente. Los viejos ya no transmiten valores porque lo hace el Estado; y cuando lo hacen, en tanto en cuanto sean contrarios a los del Estado, no sirven.

Se corta el flujo de la memoria familiar, de esas historias que, en tiempos de Jon Juaristi, se contaban al amor de la lumbre. Hoy es un coñazo ir de montaña en montaña. Los mendigoxales —y su equivalente catalán— se sientan hoy alrededor de la televisión autonómica, recordando las historias de los grandes hombres que «lo dieron todo por la patria». Y si no pueden, como en el caso catalán, porque están pringados hasta arriba, sueñan con ese noupaís, donde, como decía la canción Xauxa (1972)…

Xauxa, Xauxa,
país meu ideal,
on farem la gran disbauxa
i farem, farem l’animal.

Que de hecho, lo de la disbauxa y lo de fer l’animal ya es una esplendorosa realidad, gracias a los okupas y los o-CUP-as. Y a una alcaldesa que, en vez de solucionar el problema, pide que los vecinos de Gràcia interlocuten con los okupas. Menuda gràcia que les debe haber hecho a los vecinos la gràcia de la alcaldesa. No en vano sale la cuadrilla del PSC al quite para alejar al morlaco de la torera acollon-ada.


Total, que lo que resulta es que ahora hay que cargarse a los viejos. Lo dice Rosa María Artal, que salta de plumilla mediocre en el juguete de Nachete a cabeza de lista de Pablemos por Zaragoza y cuyo mérito máximo es competir en ese concurso tan de izquierdas de a veure qui la diu més grossa… Resalto este tweet porque hasta Lenin hubiera estado orgulloso de ella:


También tiene su guasa que lo diga una señora que frisa los 67 años. Pero Unamuno, el bardo de Hendaya, estaría orgulloso. Podemos es el triunfo de los que pretenden convertirnos en seres intrahistóricos: personas sin historia, que en su vida han hecho nada digno de mención. Algo así como los insectos, que nacen, crecen, se reproducen y mueren, sin más conciencia de lo que pasa a su alrededor de lo que les dicte el Estado protector. Es decir, no somos nadie sin que nos dé permiso el Estado. Y todos hemos de acabar amándolo, como Winston Smith al Gran Hermano, cuyo rostro no es el de Mercedes (Mercè, según el lugar) Milà, aunque alguno pudiera pensar otra cosa.

Así que ahora ya no metemos a los viejos en el asilo, como trastos inútiles, porque tienen Alzheimer y son un coñazo. Ahora ya pedimos su liquidación directamente, porque «no podemos hacernos cargo de ellos».

¿Lo peor de todo este panorama? Que esto lo permite el PP-de-Mariano, con el gallego al frente. Debe creer Mariano que esto no va con él. O peor: que sigue instrucciones, porque como él mismo dijo, es un mandao En esto, como en casi todo, el tiempo acabará trayendo sus respuestas. Esperemos que para entonces quede alguien lo bastante viejo que sepa cómo unir los puntos y contarnos esa historia que hoy se nos sustrae ante nuestras narices.

3 comentarios en “Ladrones (II)

  1. Es un placer leerte. Y sin quitarle méritos y talentos a Hermann Tertsch, me gusta mucho más lo que tú expresas. Hay periodistas que tienen talento pero la lástima es que necesitan la constante adulación de sus fans, lo que los convierte en seres soberbios y engreídos. Y de esta manera se le quitan a una las ganas de leerlos. A pesar de que agradezco a Hermann tenga la gentileza de publicar artículos en alemán, me gusta mucho leerlos en el original.

    Respecto a tu entrada, te doy la razón.

    «que a quien la razón no vale, qué vale tener razón?».

    Pedro Calderón de la Barca.

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    1. Muchas gracias por el elogio, Adela. Sabes que soy modesto y que no me pierdo por tener club de fans. Sin embargo, lo que me gusta es que coincidas conmigo y veas no sólo si está bien escrito o no. Y que en caso de que haya algún error, me lo señales, para posterior corrección. Aunque para algunos mis escritos resulten una larga diatriba

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Gotas que me vais dejando...

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