El “problema” catalán (I)


En estos dos últimos días hemos asistido a algo que no sé cómo llamarlo: si «sainete», «entremés» o «ensaladilla variada». Ha tenido lugar en Barcelona, cómo no. Y vamos a comentar algo de esto, aunque con cansancio, porque ya hemos hablado antes y llueve sobre mojado.

La pendiente comienza con los atentados de Barcelona de hace dos semanas. Una camioneta, conducida por un terrorista —nada de «yihadista»: siempre la verdad antes que la corrección política—, se lleva por delante a unas cuantas personas —16 fallecidos a fecha de hoy y casi 80 heridos de diversa consideración. El dato importante de todo el follón es la descoordinación entre los Mossos d’Esquadra y el resto de FCSE, especialmente la Guardia Civil. Descoordinación que se puso de manifiesto en este hecho: los Mossos recibieron un comunicado o información de la CIA en que avisaban de que habría un atentado en BCN y no hicieron maldito el caso, ni tampoco trasladaron esa información al resto de FCSE. Si fuéramos malpensados, diríamos que el conseller Forn obvió esa información para poder cargar los muertos a Madrit. Ni investigar la fiabilidad de esa fuente, ni nada. En un país decente al conseller Forn, dadas las consecuencias de su negligencia (por decirlo suavemente), ya lo hubieran metido en el ídem. Pero como en las Batuecas importa más el teatro y la tramoya que la verdad y la acción, ese senyor sigue al frente de los Mossos como comissari polític. ¿El Gobierno? Ni está, ni se le espera.

El segundo acto de esta obra de teatro fue la manifestación contra los atentados, a la que decidió asistir Felipe VI. Los indepens montaron el numerito de intentar cargarle los muertos del atentado por la «venta de armas»; incluso, algunos de ellos desempolvaron pancartas de la guerra de Irak («Vuestras guerras, nuestros muertos»), lo que da idea de lo desnortados que iban los pobres, llevados de su irracional odio a la «puta Espanya». Poco importa que después se filtrara la noticia de que la participación de Cataluña en la venta de armas españolas es del 25%. La imagen ya estaba hecha. Por si faltara algo, la casta política echó mano de la «serenidad y la firmeza», que como ETA estaba «derrotada», hacía tiempo que no utilizaba. Señal de que, como dice la vieja canción ecologista de La Trinca, iban a «tomar serias medidas, és a dir, a no fer res». ¿El Gobierno? Ni está, ni se le espera.

Ahora estamos en que se va a hacer algo. Hay querellas contra Puigdemont, contra Forcadell, contra varios miembros de la Mesa del Parlament… Mucho trabajo para los Abogados del Estado. Para ellos esto es vida. De hecho la Vicetodo, como Abogada del Estado que es, se recrea en el papeleo. Estará convencidísima —al menos, de cara a la galería— de que hundiendo a los susodichos en una montaña de papeles jurídicos les va a detener. Mentar a la Guardia Civil o a la Policía, que es de verdad lo único que les podría detener, ¡ni hablar! Ya se preocuparon de pasar esa patata caliente a sus empleados del TC, vía modificación legislativa. En cuanto a nosotros, creo que hay división de opiniones: para unos es un coñazo insufrible. Para otros, una vergüenza insoportable. Y para un tercer grupo, la primera secesión televisada en directo —por forzar el símil con la guerra de Irak, «la primera guerra televisada en directo»—. Por eso, el Gobierno ni está ni se le espera.

Y como el Gobierno ni está ni se le espera, ellos siguen.

Un comentario en “El “problema” catalán (I)

Gotas que me vais dejando...

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