Como hace muchas, muchas lunas que no dábamos señales de vida, aparecemos hoy con esta explicación más que plausible de lo que ocurrió ayer 16 de julio, que hubiera debido ser sin más la festividad de la Virgen del Carmen y que el desgobierno masónico que padecemos convirtió en un aquelarre por algunas «víctimas del coronavirus» —ni siquiera por todas—, obviando que el día 6 de julio ya hubo uno que sí fue por todas ellas (no sólo por las víctimas «católicas», como algunos indocumentados están haciendo correr por ahí).
Malo cuando la Logia ya no se esconde y realiza demostraciones de poder como la de ayer.
Hilo original: https://twitter.com/Fachmanrev/status/1283765368704696320
1. Primero y más evidente es el símbolo del círculo y el punto. Símbolo egipcio del dios Ra y símbolo alquímico del oro. Y símbolo astrológico del Sol, ya puestos.
Entre los masones simboliza también a San Juan Bautista y a San Juan Evangelista, cuyas festividades coinciden con el solsticio de invierno y de verano.
El punto simboliza al individuo y el círculo sus limitaciones, siendo así muy significativo el usarlo en el caso de la muerte de alguien, pues la muerte es el mayor exponente de las limitaciones que todo hombre tiene.
El círculo suele dibujarse entre dos líneas verticales, que representan a Moisés y a Salomón. Curiosamente, si vemos desde arriba el Palacio Real orientado hacia el norte… quedan dos líneas verticales a los lados.
Estas dos también pueden simbolizar las columnas a la entrada del Templo de Salomón, símbolo heredado de la cábala judía. Simbolizan las dos fuerzas del mundo, como la luna y el sol.
Luego está el pebetero. Los masones de grados más altos veneran a Lucifer, cuyo nombre interpretan en el sentido etimológico de «Portador de la Luz», convirtiéndolo en una especie de Prometeo que trae el fuego a los humanos, liberándonos de la «tiranía» divina.
Así, la ofrenda de flores a las llamas tiene un significado muy concreto. Además, en la masonería el fuego es elemento destructor y renovador, que simboliza la vida, ya que ambos, según ellos, para alimentarse necesitan otras vidas. Curiosa la simbología de ofrecer unas vidas al símbolo de Lucifer. Siendo las rosas blancas símbolo de pureza, están entregando simbólicamente esas vidas al fuego. Siendo el punto del círculo (la llama) la representación del individuo, es curioso que elijan poner un fuego, símbolo de Lucifer, el más individualista de los seres. Estaban ofreciendo las víctimas al fuego, que representa la vida. Es interesante que la representación de Lucifer sea representación de la vida, una vida que necesita consumir otras.
Y luego está el ara, el altar masónico.
El ara, utilizado para ritos masónicos en los que se presentan juramentos o promesas. Simboliza el punto de comunión con el Gran Arquitecto del Universo. Curioso que se esté hablando al pebetero.
El hilo citado llega hasta aquí. No sabemos si continuará; pero no deja ninguna duda de que lo que ocurrió el 16 de julio no fue sino un acto masónico. Ni «funeral», ni «tenida fúnebre», ni leches en vinagre. Falta que al Rey le obliguen a decir: «Marchemos francamente, y yo el primero, por la senda del Nuevo Orden Mundial». Algo que, probablemente sin ser demasiado forzado a ello, dijo ya su señor padre, con las consecuencias que ya llevan un tiempo saliendo a la superficie.