Lapsus forzados


Se habrán encontrado ustedes más de una vez con que su cabeza –o su inconsciente, o su self, como dicen ahora los junguianos– les ha jugado una mala pasada: cuando han dicho algo que no querían decir y no han podido evitar decirlo aunque lo pensaban. Sería el caso reciente de Cristina Fernández de Kirchner, cuando dijo lo de «Si fuera genia, haría desaparecer…». En otro contexto y tal vez en otro país la cosa hubiese pasado sin pena ni gloria. Pero claro, si ocupas la máxima responsabilidad del país cuando en un tiempo no demasiado lejano aún las desapariciones forzadas se contaban por centenares, la cosa casi tiene delito.

Pero no les quiero hablar del país del tango, el jacarandá, el ceibo y el mate. Voy a remitirme nuevamente a nuestra querida y vapuleada patria, esa que «no se merece un gobierno que le mienta, que le diga siempre la verdad». Y concretaré más el asunto de estas líneas si les digo que pretendo preguntarme acerca de un improperio que está en boca de muchos según el giro que dé la conversación. El improperio en cuestión es «¡Facha!».

La definición de qué sea un «facha» es un tanto inconcreta. Es un improperio que normalmente escupe quien no tiene idea de lo que es. La Historia nos enseña que el vocablo «facha» es una derivación carpetovetónica de «fascia» (haces de varas), lo que nos lleva a tierras italianas y a Benito Mussolini. Si analizamos a éste y su régimen, resulta que el fascismo italiano tiene mucho más de régimen personalista que de ideología política, muchos de cuyos postulados se tomaron prestados… ¿lo adivinan ustedes? Del socialismo. Se suele decir que el fascismo italiano es «de derechas» porque Musso compartió mesa y mantel con Hitler; pero por debajo del barniz populista nos encontramos con una ideología y actuación básicamente de izquierdas, aunque odiasen al comunismo.

Y de aquí saltamos al hecho más determinante y doloroso de nuestra historia reciente. El hecho de que Mussolini ayudase a Franco en contra de los rojos españoles hizo que para la propaganda comunista de entonces –y la de ahora, por lo que se ve–, nazis, fascistas y franquistas fueran metidos en el mismo saco, a pesar de las profundas diferencias existentes entre ellos. Y, aun dentro del franquismo, tampoco era lo mismo ser falangista que carlista, por dar un ejemplo.

Salvada esta precisión histórica, vamos al lío. El uso popular y cotidiano de la palabra viene a dar una especie de impreciso significado de «autoritario» o «dictador». La cosa tiene mucha gracia cuando el improperio es proferido por alguien que se autodenomine «de izquierdas». ¿Acaso el comunismo no fue dictatorial y tiránico allí donde se estableció? ¿Acaso no fue la ideología más sanguinaria del siglo XX (aunque Paco Frutos y su sucesor, Ginesillo, no quieran reconocerlo)? Incluso ahora que estamos revolviendo en nuestra memoria histórica, aparecen las señales del que probablemente sea el Katyn español (en Toledo, concretamente). ¿Y qué decir de las checas de Madrid y Barcelona, sobre hasta las que hace poco se había tendido un espeso manto de silencio?

Algunas de las razones pueden verse aquí. Pero en cualquier caso, cuando alguien les llame «facha» ustedes, con pleno conocimiento de causa, sabrán que no es peor ser «facha» que ser «rojo»; y eso, a pesar de que el comunismo aparentemente se ha librado del estigma que acompaña al nazismo. Más bien al contrario. No caigan ustedes en la trampa de llamar «facha» a quien verdaderamente es «rojo». La peor dictadura del siglo XX (y aún de estos inicios del XXI) tiene ese color. Por más que esta izquierda jamás arrepentida lo repita 800 millones de veces. Sin embargo, el PP no aprende y cede, y cede, y vuelve a ceder. Y así les va a ellos. Y a nosotros, que somos cyber-disidentes por encima de banderías y servidumbres políticas.

9 comentarios en “Lapsus forzados

  1. ¿Qué se puede esperar de los ignorantes?
    La izquierda siempre se ha nutrido de ellos. Es muy fácil manejar a una masa de borregos que nada saben, decirles lo que te interesa y que se lo crean con los ojos cerrados, sólo porque les aseguras que luchas para ellos, para que tengan LIBERTAD, mágica palabra que en ellos es en realidad LIBERTINAJE.
    Pero los ignorantes no lo saben. Y al final, hasta se creen inteligentes y todo.

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  2. Toda la razón!!!
    Me alegro que lo comentes..cuando me llaman facha les digo eso…que si les llamo yo a ellos rojos.
    En cuanto les llevas la contraria..ya está,…facha!

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    1. Querida Pere:

      Me alegro de que te guste mi nueva casa. Poco a poco aprenderé cómo decorarla para que quede más o menos como la otra.

      Respecto al tema del post, es que hasta los que no somos «fachas» sentimos que decir que algo es «facha» es peor que decir que es «comunista» o «rojo». Son trampas mentales a corregir con mucha PNL… jeje.

      Saludos,
      Aguador.

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Gotas que me vais dejando...

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