Pues qué quieren: entre esta mujer…

Y ésta otra…

Para que ustedes se sitúen, la primera es la imagen de la actriz Loretta Swit, conocida en España por haber interpretado a la Comandante Margaret Morritos Calientes Houlihan en la serie de humor M*A*S*H. Una hermosa mujer, por cierto. No sé ustedes; pero yo entre las dos, francamente, tengo la elección muy clara. Pasemos por alto el pequeño detalle de que la Pajina se estira alla porca en su escaño mal ganado de senadora.

Y no digo más por si acaso la pesoe de Rubalcaba malpiensa que yo malpienso, que es lo que le ha ocurrido al alcalde de Valladolid. El muy (pongan ustedes lo que quieran) pudo haber aprovechado, por ejemplo, que la nueva menestra de Sanidad no sabe hacer la O con un canuto en materia médica y que a lo mejor se nos desmayaba si tuviera que poner una inyección (y eso que la sangre es roja, ya ven). Pero no: eligió el chiste zafio, grosero y facilón, olvidándose de que sólo la pesoe y aledaños tienen licencia para ese tipo de chistes. Y con eso el chorreo que le está cayendo no cesará en toda la legislatura.

Porque eso es lo malo. La pesoe no tiene soluciones mágicas para una crisis que «no ha creado» (está por verse), pero que sin duda sí ha agravado con su inacción, su «esperemos a que escampe» y otras estupideces del mismo jaez. Y encima ha acusado de «antipatriotas» a los que nos temíamos en voz alta que la pesoe nos mentía. ¿Para qué todo ese paripé? Para ocultar que no tienen antídoto alguno y que no saben cómo sacarnos del hoyo. Por eso se centran en esas cosas. Por eso y porque se han puesto como el perro del hortelano. Y como creen haber bajado suficientemente el nivel intelectual de los españoles tras años de educación defectuosa (por decirlo suavemente), no dan más que carnaza y se afanan en propalar y exagerar las tonterías, mientras nos escamotean lo que de verdad nos interesa. Como dijo Lord Northcliffe, información es lo que el poder no quiere que se sepa; el resto es propaganda.