Éramos (I)


Éramos la generación de los 80, la generación de la que se dijo «los 80 son nuestros». Sí, aquél fue nuestro tiempo, el de los que llegábamos en aquella década a la mayoría de edad. Era el boom de la libertad (¡y no sabíais que nunca la tuvimos, cretinos!). Fuimos la generación del ZX Spectrum y sus juegos en cassette, los primeros en recibir con entusiasmo la versión 3.1 de del Windows, esa cosa inventada por un tal Bill Gates.

Fuimos la generación de La ley de Los Ángeles. Todos queríamos ser abogados y, sobre todo, «ganar mucha pasta». Soñábamos con tener éxito; un éxito que se tradujese en una casa (un casoplón mejor que una casa, y una mansión mejor que un casoplón) y un coche con el morro hasta la puerta de la calle. Porque entonces lo que triunfaba era el pelotazo. Hoy viene siendo lo mismo, si bien los chavales se andan con menos tapujos. Cuando uno les pregunta, inocentemente, «¿qué quieres ser de mayor?», ellos contestan, hasta en media lengua: «Quiero ser como ése (o ésa)», y señalan a la tele. Y resulta que ése o ésa no son Severo Ochoa o Ana María Matute, sino Coto Matamoros o Belén Esteban, colaboradores. Nosotros presuponíamos que para ser algo y tener éxito había que tener carrera. Nuestros hijos ya no. Basta con decir «yo por mi niña maaaaato» y empezar a hacer caja.

Andando el tiempo, resultó que ni ley, ni ángeles, ni ná de ná. Llegamos a la amarga certeza de que nunca podríamos optar a un despacho como el de Michael Kuzak, Arnie Becker o Grace van Owen. Todo lo más, si no provenías de una Universidad «bien», a ser un machaquilla en Cuatrecasas, Garrigues o, últimamente, Roca Junyent. Tuvimos que aprender a renunciar a la imagen del éxito que nos habían vendido, y a adaptarnos a la realidad, más gris que los brillantes colores de aquella serie, al tiempo que dejábamos de bailar en la discoteca al ritmo de Michael Jackson.

Y ahora, pasado el ecuador de nuestra vida útil, resulta que somos los invisibles. Las empresas nos echan y ya no nos vuelven a contratar porque «estamos en crisis» y ellas tienen que seguir cuadrando su balance. Y contratan extranjeros porque pertenecen a colectivos desfavorecidos, razón por la cual les pagan menos que a nosotros por un horario igual o superior y además reciben (la empresa) una subvención de las Administraciones. Nosotros ya no interesamos. No damos imagen de la empresa, pese a ser los que mejor la podemos conocer tras años de servicio en ella. Y así, a la experiencia de dos décadas de trabajo promedio, unimos la de recibir una patada en el culo porque somos muy caros de mantener.

6 comentarios en “Éramos (I)

    1. Puedo prometer y prometo que no leí el artículo de Persio. Supongo que cuando se tienen unas experiencias comunes es fácil hablar de lo mismo, aunque cada uno lo haga a su manera 🙂

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  1. ¡Fueron unos años maravillosos! ¡Los recuerdo con gran cariño! La música era mucho mejor más melódica o más bailable. Íbamos por la calle con seguridad, nadie te podía hacer daño. No entraban en casa de nadie para robar. Todo el mundo tenia su trabajo,coche y casa. ¡No era todo para los de fuera! Seg.Social mejor que para nosotros, todo era incomparablemente mejor que lo que hay ahora. En fin: que más vale bueno conocido que malo por conocer.

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    1. Es cierto. A nadie se le ocurría, a pesar de la crisis, jugar con las cosas del comer, como ahora. Maldito ZP y quienes le aconsejan, apoyan y jalean (y de entre éstos, más malditos quienes lo hacen a cambio de dinero).

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  2. Sr. Aguador,

    Quizá sea nuevo por aquí: saludos.
    Cuando uno hace retrospección, le acaban llamando abuelo cebolleta y diciendo que ver todo lo pasado muy mejorado es cosa de cualquier tiempo pasado siempre fue mejor, pero ¿es un topicazo o, a veces, como el caso que nos trae, es verdad?
    España se ha inundado de extranjeros; eso no sería problema si no fuera porque ha sido a costa de bajar las condiciones laborales de los nacionales.
    Cuando hablan de reforma laboral, da risa: la reforma laboral se hizo a lo bestia con la llegada de la inmigración que trajo horarios y honorarios tercermundistas.

    Saludos

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  3. Señor filósofo:

    Encantado estoy de tenerle en éste mi humilde rincón. Respecto de la entrada, quizá podríamos decir que cualquier tiempo pasado fue anterior, como Les Luthiers. Pero supongo que ahí entra el que nosotros recordamos aquellos tiempos con la pátina brillante de nuestra primera madurez, cuando todo o casi todo en nuestra vida estaba por hacer y la ilusión, aún no frustrada, engañada o violada, era nuestro mayor combustible.

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Gotas que me vais dejando...

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