Por más que a unos cuantos les duela, es una evidencia palmaria que la visita del Papa es un acontecimiento planetario. La gente va a verle y en la pequeña Plaza del Obradoiro no cabe un alfiler. Hasta el PP quiere estar con el PaPa, en vez de dar la cara por las víctimas del terrorismo. Que miren ustedes: si yo hubiera sido el señor Alcaraz, me hubiese planteado modificar la fecha para no verme aplastado en cuanto a concurrencia por el citado evento planetario. Lo cual, además, me hubiese permitido retratar a los dirigentes del PP y dejar sin excusa a aquellos que tan alegremente se han apuntado hoy a seguir al PaPa para evitar perjudicar al Gobierno y su miserablemente llamado «proceso de paz».
Pero no solamente eso. Resulta que aquellos que poseen un balcón con vistas al evento, no importa que sean católicos o no: lo alquilan a millón (he llegado a oír hasta 6.000 euros, un kilo de los de antes, por estar dos horas de pie viendo a un señor). Lo cual, si el propietario es católico, entiendo que comete dos pecados: el de avaricia y el de soberbia. Y si no lo es, entiendo que comete una estupidez. Porque, digo yo: ¿habrá alguien que tan desesperado esté por ver de lejos al Papa que pague esa cantidad astronómica?
Más aún. Para intentar rebajar el evento planetario de interés, los progres y los laicos (anticatólicos de diverso tamaño y pelaje) se han puesto a trabajar all’zugleich y además de sacar a pasear el raído argumentario de siempre, algo actualizado para que no se note el olor a rancio (ahora hablan de los curas pedófilos: recuerdan a Stalin cuando preguntaba con sorna «¿dónde están las divisiones del Papa?»), preguntan con insistencia borreguil que cuánto nos cuesta la visita del Papa y quién la paga, como exordio para sacar a pasear el citado raído argumentario.
Tampoco faltan los aprovechateguis de turno. Gentes a quienes la visita del Papa, en realidad, les importa bien poco, pero que como saben de la cantidad de gente que mueve (más de la que ellos podrían mover en más tiempo que él), quieren arrimar el ascua a su sardina. Por ejemplo, nuestro presunto nuevo president, nada menos que Artur Mas, el Príncipe Encantador. Según él, tiene que «ser consciente» de nuestro fet diferencial y de que arriba a una nación distinta de la española (la prueba es que «hablamos una lengua distinta») de tal forma que debería decir la misa en catalán, faltaría más (parece claro que si no la dice, faltaría Mas).
Cabe imaginar al Santo Padre en Barcelona diciendo la misa en latín, que es el idioma eclesiástico per se et per accidens. Artur Mas se revuelve inquieto en su banco, pensando: «Éste no me está ayudando nada en mi campaña». Total, que le hace una indicación a uno de los ayudantes del Papa, casualmente cerca de donde él está sentado y le pide por favor que Su Santidad diga «dos palabras en catalán». De ayudante en ayudante, el mensaje se transmite hasta llegar al padre Georg, Secretario del Santo Padre y concelebrante con el arzobispo de Barcelona, que por esta vez sí estach:
–Seiner Heiligkeit, sagst du zwei Worten auf katalanisch… –pide el padre Georg, señalando con la cabeza a Mas.
–Jawohl, Vater Georg –responde apaciblemente el Papa–.
La misa prosigue, y, en el momento de decir «Sursum corda», dice con una beatífica sonrisa de oreja a oreja: «Quines penques!», con ese fuerte acento bávaro que le caracteriza. Mas, que se había levantado porque así lo indica el rito eucarístico, se deja caer sentado, como tocado por el rayo. La plana mayor del presunto futuro Govern, tras un momento de vacilación, está furiosa porque Mas les ha hecho quedar en ridículo. En no menos ridícula posición queda el arzobispo Sistach, con los brazos en alto, sin saber si bajarlos o no, después del fogonazo y mirando a Mas como diciendo: «Lo siento. Si me hubieras avisado…». A más de un feligrés se le escapa una risita (el decoro debido no deja lugar a más). Y más de uno piensa: «A ver si tenéis huevos de multarle».
He aquí el problema: el Santo Padre habla con fluidez varias lenguas, pero entre ellas no está el catalán (pecado de lesa catalanitat y mortal, desde luego, para los nacionalistas). Y el Santo Padre, que ha oído esas dos palabras mientras el séquito autóctono le conducía a la Sagrada Familia, tan feliz por congraciarse con las autoridades locales. Claro que el comentario completo de dicho séquito fue: «Quines penques! Venir a Catalunya i no dir la missa en català!». Pero eso el Santo Padre no lo sabe. A él le bastaba con decir dos palabras en catalán y quedar bien. Mañana, cuando el Papa ya esté de vuelta en Roma, los diarios echarán humo con esas dos palabras a cuenta de Mas.
¿Y ZP? Después de proclamar a diestro y siniestro que él es rojo, de intentar eliminar los crucifijos de las escuelas (y favorecer el hiyab, en contra) y elevar el aborto a la categoría de derecho inalienable de la mujer, debió pensar que no tenía cara suficiente como para besar la mano del Santo Padre y le ha dejado el marrón a Rubalcaba, que para eso es presidente del Gobierno in pectore. Y a Pepiño y a Caamaño, pese a que éste es masón, pero antes que nada son gallegos. Y se ha largado nada menos que a… Afganistán. A saludar a unos soldados metidos en una guerra misión de paz y a los que hace 5 años que no visita porque el Ejército no le cae bien y de cara al partido no le conviene que se le vea mucho con ellos…
Actualización
Al parecer ZP sí estach en Barcelona. ¿Será que en Galicia se consideraría en territorio enemigo y temería los abucheos? Con el inconveniente de tener que dar la mano a Rajoy y al resto de la plana mayor del PP (¡puags!), huida de los Madriles para que el prensa del régimen no la retrate junto a Francisco José Alcaraz (¡horror!). O a lo mejor alguien, con más sentido común, le habrá dicho que estaba haciendo el canelo en tierras afganas, y, cosa rara, él ha recapacitado.
En Barcelona, obviamente, por consiguiente, no tiene ese problema. El problema, de existir alguno, lo tendría Montilla. Ya sabemos lo que les pasa a a aquellos a los que ZP apoya incondicionalmente…
Sr. Aguador,
Felicidades por el cambio.. se ve muy bien.
Es impresionante lo que mueve el Papa Hasta los ministrillos de la cosa psoe se ponen en fila para «figurar», lo dicho im-prezionante, que diría el de ubrique.
Saludos
Me gustaMe gusta
Gracias, está más a mi gusto que la plantilla anterior 🙂
Respecto de la entrada, es curioso que con lo laico que dice ser este Gobierno, hayan accedido a pagar la mitad de la visita o un porcentaje indeterminado del coste total. Claro que ZP siempre podrá decir que él no estuvo xDDDD
Saludos.
Me gustaMe gusta
¡Como siempre, vino a España y arrasó! ¡En Santiago (aunque hubo grupos contrarios), no fue bastante para quitar la ilusión de la gente! En cuanto a Barcelona, ha sido Increible, menos unos cuantos que han hecho de todo para manifestar su contrariedad, ¡la mayoria ha actuado fenomenal y han dejado a Cataluña, por encima de lo que se esperaba!
¡Me alegro un montonazo, por el Papa, y porque una vez más queda claro que España es Católica! (A pesar del desgobierno).
Me gustaMe gusta
Efectivamente, Lupus:
Por mucho que rabien algunos, «España se acostó ayer católica y se levantó hoy igual de católica o más».
Me gustaMe gusta
Sin lugar a dudas son muchos los que se han retratado en esta ocasión, pero a mi parecer el retrato más espantoso ha sido el del PP nacional, que si antes no obtendría mi voto, ahora van dados.
Saludos
Me gustaMe gusta
Y es más: si creen que esto los votantes lo vamos a olvidar en año y medio, que no estén tan seguros de ello. Pero ya alguien avisó de que Rajoy pretende ganar, pero poquito. Veremos si se cumple la predicción.
Me gustaMe gusta