Confirmado: la campaña electoral será no sólo larga, sino también a cara de doberman y todo lo sucia y repugnante que aguanten los estómagos de los españoles. Y cuando digo «sucia» y «repugnante» sabrán ustedes que me refiero específicamente al PSOE: ese partido que ni es E, ni es O y que no está en otra cosa desde hace años. Lo estuvo en 1996 (perdían el poder), lo estuvo en las de 2007 catalanas (no perdían el poder, pero temían no poder reeditar el monstruo de tres cabezas llamado Tripartit) y en las de 2009 europeas apelaron al mismo resorte (estaba la cosa difícil y perdieron de todos modos). Parece que ahora vuelven por sus fueros (si es que se fueron alguna vez).
¿Razón? Precisamente la falta de razones les conduce directamente a ese discurso visceral y nada racional (todo perdido por ese lado) o emocional (ya no convencen con escenas suaves y hasta sentimentales). Sólo les queda el recurso a la brocha gorda. La «agresividad» siempre les ha reportado pingües beneficios y por ello no salen de esa estrategia zafia. También, porque saben que el nivel medio cultural ha descendido mucho (si lo sabrán ellos, que han provocado dicho descenso desde la LODE de 1985, esa ley nefasta de la cual penden las demás desgracias educativas de este país).
Frente a esta avalancha de mala intención y, sobre todo, de mala leche, ¿qué es lo que piensa hacer el PP? Al parecer, poca cosa. Estarán pensando en Génova que no hay que hacer nada:
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porque la situación es la que es (política, económica y social) y que «sólo tienen que abrir la boca para que les caiga la fruta.
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porque ya les va bien que «el enemigo esté dividido» (hoy ya no es así, aparentemente) y que los capitostes se apuñalen entre ellos.
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porque creen que «si se mueven», creen que van a recibir el doble de lo que ellos den y que la gente «percibirá» que han dejado de estar en el centro, que es lo que al parecer le importa a Arriola
Rajoy.
Sin embargo, lo extraño es que el PP no tendría por qué esforzarse mucho en sudar la camiseta. Le bastaría con la verdad. Con mostrar los 5 millones de parados, el desbarajuste autonómico (hablaremos de él en otra próxima entrada), la inexistencia de una política económica industrial y energética, que nos ha puesto de rodillas. Son tantas cosas que están reventadas que el PP puede escoger el campo que quiera. Extraño. Tendremos que ponernos en la piel de Mourinho y preguntar(nos): «¿Por qué?».
A todo esto, quisiera traer a colación un hecho reciente. Una de las cadenas amigas del Gobierno ha decidido hacerle la ola levantando una liebre que, además, ha resultado ser falsa. El elemento parodiado fue el spot publicitario de la pesoe para las europeas de 2009, lleno de odio hacia la derechona:
Y aquí la parodia (que, naturalmente, no ha gustado nada a los parodiados porque, al parecer, sólo la pesoe tiene el derecho de señalar a aquellos de los que se burla):
Intereconomía ha hecho (una vez más) el trabajo sucio que no quieren hacer los marianistas. Sin dudarlo. Pero lo más llamativo del asunto resultó ser no tanto el anuncio en sí mismo sino la cobertura que le dieron en Telahinco. Y el más que notable hecho de que allá estuviese la señora Ceaucescu, aka Celia Villalobos, departiendo amigablemente con la Rata Albina (Sopena) y la Albondiguilla (Iglesias) escupiendo sobre la cadena («Me repugna Intereconomía») y sobre el millón largo de telespectadores que no se pierden sus programas de debate, ya sean Dando Caña o El gato, entre otros. Y quiero añadir Alguien tenía que decirlo, conducido por Ramón Pi, que lo escuché de casualidad en un horario inmisericorde cual es el domingo a las 9 de la mañana y me gustó mucho también. En cualquier caso, llegarán ustedes a la misma conclusión que yo: que a los socialistas de todos los partidos no les gusta tomar la misma medicina que aplican a los demás.