El Régimen se cae a cachos (II)


Ayer les hablaba de lo mal que huele el (casi ex) régimen andaluz. Decíamos que cada vez hay más gente que pierde el miedo a hablar. No tanto por valentía, que sería muy loable; sino porque no quieren ser usados de chivos expiatorios (humano, pero menos loable) mientras que los verdaderos culpables se van de rositas porque hasta ellos no va a llegar la acción de la señorita de la venda, de la balanza y de la espada.

Sin embargo, según se van conociendo detalles del caso de los fondos de reptiles, más los andaluces (y ustedes y yo) nos horrorizamos. El antiguo director general de la Consejería de Trabajo de Andalucía dice ahora que todos conocían cómo funcionaba el asunto. Y en ese todos mete a Griñán y a Chaves (¡horror!). Es decir, el Padrino andaluz metido hasta las cejas en el cenagal de la corrupción. Si lo dijéramos ustedes o yo, la afirmación no tendría una gran trascendencia y el troll socialista de turno nos diría, con razón, que «no tenemos ni puñetera idea del asunto». Y sería verdad. Pero esto lo dice alguien que estaba metido en el ajo y que, según las informaciones aparecidas en prensa, está tan pringado como puedan estarlo Chaves o Griñán. Coincidirán conmigo en que eso es mucho más grave y trascendente.

Verán ustedes cómo arreciarán las peticiones de dimisión: «Señor Griñán, ¡debe usted dimitir!». Es un poco raro, a dos semanas de las elecciones andaluzas, aunque es posible que los populares echen mano de ese argumento. Pero el problema que puede tener Arenas, tanto ahora como desde el momento en que ponga el pie en el Palacio de San Telmo es de una índole muy distinta. Después de 32 años de régimen socialista, hay mucha gente que ha vivido del cuento. Y más de 30 años viviendo del cuento son muchos años. Si en algún momento anterior (siempre con las debidas excepciones) los andaluces estaban acostumbrados a bregar con el trabajo, hace ya tiempo que pudieron perder esa costumbre. Tal cual animales en cautividad, esperan hoy el aguinaldo que les cae del cielo (ya se llame PER o subsidio de desempleo) para ir llenando los días de chatos de vino y de juerga diversa, mientras en el campo son mayoritariamente los extranjeros (polacos, marroquíes, latinos) quienes recogen la fresa.

Pero el dinero se acabó. Ya no queda para las pequeñas corruptelas y sinecuras de las que muchos vivían sin trabajar (mucho). Y es Arenas (y su gobierno), caso que llegue a la Junta el que se va a comer el marrón de intentar de que buena parte de la sociedad andaluza cambie el chip y entienda que para comer hay que trabajar y que ya no rige el «dame pan y llámame tonto». Sólo por eso se explica que el PSOE-A obtenga en las encuestas todavía una horquilla entre 44-46 escaños. Por eso y porque el deficiente sistema educativo andaluz ha creado montones de esclavos mentales, futuros cautivos de ese maná celestial que caía de la Junta.

Gotas que me vais dejando...

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