Si la semana pasada hablábamos del acuoso Rajoy (incoloro, inodoro e insípido), toca hoy comentar algo de Pdr Snchz. Vaya por delante que si mi voto no iba a ir al bolsillo de Rajoy, menos aún iba a hacerlo al partido del puño y la rosa, que algunos sustituyen jocosamente por una bolsa de dinero. Y es que hay una razón de peso: al igual que me ocurre con Mariano, no me inspira ninguna confianza, si bien al menos ya sé de qué pie cojea éste (Mariano, lamentablemente, nos engañó a todos, menos a los pocos que en 2011 sabían de qué iba).

De lo poco que se sabe del programa que va a presentar el PSOE para las próximas elecciones, lo único que sabemos es que le sobran todas las siglas. Es decir: ni es español, ni es por supuesto «obrero», ni es «socialista» (sea lo que sea lo que signifique eso para ellos), y casi que ni es partido salvo en Andalucía, que no han conocido otra cosa.

Hubiera querido titular esta entrada con algo así como: «¿En qué cree Pdr Snchz?», pero la verdad, la entrada me hubiera salido corta. Más fácil sería hablar de aquello en lo que no cree y que para afirmarlo se escuda en un nosotros. Tampoco tengo muy claro si tiene opinión propia en materia ideológica. En lo otro sí: el espadón de Mojácar ha pegado unos mandobles en el PSM que les han dejado tiritando. Y tan tiritando que han entregado la alcaldía de Madrid a esta señora:

De esta señora y sus alegres conmilitones hablaremos en otro lugar. Bástenos, por ahora, tener en cuenta los méritos de la señora, que la han hecho acreedora a que Antonio Miguel Carmona le entregue la vara de mando. Claro que si hubiera sido sólo en Madrit… pero no. En Cádiz el PSOE ha permitido que tenga la dichosa vara de mando un zeñó que parece sacado de un tablao flamenco y con una poca gracia que no ze pué aguantá. Para no saberse hacer el nudo de la corbata y recibir a personajes importantes en mangas arremangás de camisa… bueno, digamos que los que le votaron tienen lo que se merecen. Y en Zaragoza… y en La Coruña (El príncipe de las mareas)… y ahora en Valencia. En la Cataluña de nuestros pecados el pobre Franco Rabell ha cedido el paso a la CUP. Pero es que allí no hay muchos que sepan que la distinción entre «izquierda» y «derecha» se ha borrado: ahora sólo hay «separatistas» y «unionistas».

Volviendo al presunto socialismo de Pdr Snchz, un servidor de ustedes no encuentra nada que sea verdaderamente útil a la nación española. Empezando por su propuesta de reforma constitucional. ¿Para qué reformar la Constitución, sobre todo cuando una reforma en su totalidad implicaría la disolución de las Cortes y nuevas elecciones (algo que, por cierto, no se hizo en el 78 y que convierte a nuestra norma fundamental en un texto semilegal)? Niemals! Y todo con la exclusiva finalidad —que se sepa— de blindar esa entelequia contradictoria que ellos llaman federalismo asimétrico. Para entender esa chorrada, sin más, hemos de acudir a Orwell, que conocía a la izquierda muy bien:

«Todos los cerdos son iguales, pero algunos son más iguales que otros».

Ésa es, básicamente, la esencia del famoso federalismo asimétrico de Pdr Snchz. ¿Y quiénes son los más iguales? Los que ustedes se imaginan: Cataluña y País Vasco. Hay que blindarlos para que estén contentos un tiempo —luego ya volverán otra vez a dar la matraca—. Es decir: se pasa el artículo 2 de la Constitución por donde yo les diga. No es de extrañar que lo del gumo del Baix Llobregat (Iceta) se parezca más a lo del baile de San Vito que a otra cosa. Tratar de estar en todos los caldos y acabar fuera de todos es lo que tiene. Por cierto, ya que estamos: más vale que los socialistas de Cataluña, Valencia, Baleares y parte de Aragón vayan cambiando el nombre y pasen a llamarse PSPC: Partit Socialista dels Països Catalans. Que tal y como está el patio, es lo más ajustado a su realidad.

Empezamos bien: idea de España, cero zapatero.