«Spain Weekend Congress»


Ha sido este último fin de semana uno de congresos de partido. El PMR (antes conocido como PP) y hoy más PMR que nunca) ha hecho el suyo y los Pablemos boys también, intentando contraprogramarse. Que lo hayan conseguido o no, no es el debate. Para explicar la conclusión a la que yo he llegado de los congresos, tanto en uno como en otro caso, acudiré a la química y les recordaré que el sodio, en estado puro, explota al contacto del aire. De igual modo, la democracia interna de los partidos sigue en estado estable: es decir, ninguna. Nada de «una persona, un voto». Sigue en el PP el sistema de compromisarios, algo parecido a los superdelegados del sistema americano —que allí tiene algo más de sentido porque su censo electoral es varias veces el nuestro—. Sigue Cospedal con su tradición de cobrar mucho de varios sitios a la vez. «Ya hice losh cambiosh hace un año», dice, campanudo, Rajoy. Pero Rajoy ha conseguido lo que buscaba: revalidar sus tesis a la búlgara —lejos del poder hace mucho frío— y regularizar in extremis la «situación democrática» del Partido convocando el congreso, pues el plazo estatutario para convocarlo reglamentariamente había caducado hacía bastante tiempo.

Por lo que hace a los Pablemos boys, después de toda la matraca que nos han dado con Vistalegre II, resulta que su líder sale reforzado, aunque no a la búlgara. Errejón ha sido desarbolado por ahora, pero un servidor no cree ni por un momento que se haya enterrado el hacha de guerra. La defección de Bescansa —esperemos que no producida tras una ingesta masiva del laxante que venden en la digna cadena de farmacias que su familia regenta— ha sido un toque de atención. Quizá al final ha ocurrido lo que alguno ha dicho: que ya tiene bastante con el niño al que paseó en las sesiones constitutivas de la anterior legislatura y que no tiene intención de mediar en peleas de niñatos bien. No queda muy claro el futuro de la formación violeta.

En cuanto al desarrollo de los congresos, un servidor de ustedes tiene la sensación de que ha sido bastante parecida. Sí, la dialéctica es distinta: en un caso (PMR) se trata de «mantener lo conseguido» (el poder) y de «seguir avanzando por la senda socialdemócrata» (traducción: seguir friendo al respetable a impuestos y en hacer el PMR tan indistinguible del PSOE que cueste votar a uno o a otro). Y en el otro, recuperar la argumentación comunista de los años veinte y «cazar al fascista», que entonces era el campesino rico, el sacerdote, el terrateniente… y a los que últimamente han añadido a aquellos que, simplemente, están orgullosos de pertenecer a su país.

Como sea, estoy casi seguro de que el desarrollo de los congresos se ha parecido a esto:


La guinda final, esta vez, pertenece a Rafael Hernando por derecho propio. Es, al mismo tiempo una declaración de grouchomarxismo y de amor a su líder: «Mantener principios inquebrantables te convierte en una opción inútil». Por tanto, por un lado acepta que «si no le gustan mis principios, tengo otros (o acepto los de usted)». Por otro, «el Jefe siempre tiene razón, y si cambia de principios, nosotros debemos cambiar con él».

Para esto ha quedado un partido de gobierno que no quiere enfrentarse a los principales problemas de la Nación..

Un comentario en “«Spain Weekend Congress»

Gotas que me vais dejando...

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