El problema catalán (V)


Y llegó el día. El domingo día 1, el «día D», es desfermaren les hostilitats y hubo una gran fiesta y no hubo nada. La festa, naturalmente, para los antifas y otra gente de buen rollito que se congregó especialmente en Barcelona y Gerona. Unos autóctonos y otros foráneos, pero todos unidos por el odio a la puta Espanya. El nivel de delirio alcanzó niveles insostenibles y fue directamente proporcional al acoso a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Pero vayamos por partes, que dijera Jack el Destripador.

«Vamos a tomar serias medidas»

En Madrit vieron lo que se avecinaba y Zoido, flamante y orondo Ministro del Interior, ni corto ni perezoso, mandó a 10.000 hombres entre policías y guardias civiles a Cataluña. Lo malo es que prácticamente les mandó desnudos: con armas, pero sin derecho a usarlas, sin derecho a repeler las agresiones y provocaciones de las que efectivamente fueron objeto. Más aún: esos miembros de las FCSE son acosados en los hoteles en los que se hospedan e intimados a que se marchen, mientras los alcaldes correspondientes cometen sendos delitos de amenazas y coacciones. Incluso los del PSC, que previamente fueron amenazados ─supongo que no sólo en su integridad física─; pero es que ni el espadón de Mojácar ni la go-gó del Baix Llobregat dan para más.

Por su parte, la jornada ha servido para comprobar el nivel de deslealtad institucional de los Mossos. Riéndose con los secesionistas, o incluso votando con ellos. No tengo ninguna duda de que son la policía de opereta de los partidos que okupan la Generalitat, lo mismo que la Ertzaintza lo era del PNV en los nefastos años de plomo. Y si anteriormente tenía alguna duda, el domingo se disiparon todas. Sin embargo, hablamos de la justicia mariana, lo cual explica que Trapero, el Majormajor poca-vergonya», deberíamos decir) de los Mossos no haya sido cesado ni mucho menos detenido o citado a declarar.

«Vamos a contar mentiras, tralará»

Y con la jornada llegaron las mentiras. Supongo que aquí es cierto que «mientras la verdad viaja a pie, la mentira lo hace en avión». Las imágenes que «han dado la vuelta al mundo» no han sido precisamente las de la verdad de lo que ocurrió. Todo lo contrario: han sido las fotos trucadas de otros años y otras manifestaciones, que la mayoría de la mal llamada «prensa internacional» ha tragado sin chistar o, simplemente, porque colaboran en dañar la imagen de España allende nuestras fronteras. Por no hablar de otras falsificaciones, como la de la «senyora» Marta Torrecillas, alias Marta Dedosrotos, concejal de ERC en Gallifa, que se inventó con bastante éxito lo de las «agresiones de la Policía» hasta que, finalmente, descubrimos la verdad: que de «dedos rotos» nada. Que sólo inflamados. Esa «senyora» ya se ha enterado de que mentir tiene un precio: no ya el legal, pues estaríamos hablando de un delito de calumnia, sino el económico y social. Esta «senyora» ha tenido que eliminar su presencia de las redes sociales por la catarata de críticas ante su actuación… y posiblemente tenga que tancar la paradeta. ¿Quién le dice a uno que si es capaz de mentir sobre las FCSE no es igualmente capaz de hacerlo respecto de sus mercancías?

No menos vistosas han sido las mentiras sobre los «ferits»: el propio Puigdemont afirmó, totalmente despeinado, que «se contaban más de 800 heridos en los disturbios. Al final resultó que sólo fueron cuatro. Pero, como dijo ZP, «lo importante es la foto»; sobre todo, la primera foto.

Pero para fotos curiosas, ésta misma:


Lástima que no tengamos en activo a Wilfred y La Ganga para que nos escribiese un rap titulado algo así como «Mi abuela y el Gordo».

Pero la peor falsificación de todas fue la de la «voluntat del poble català». Habría que empezar por definir qué es lo que algunos entienden por «poble català». ¿Pertenece al poble català aquel que «vive y trabaja en Cataluña», que es lo que decía Pujol hace unos cuantos años? ¿O es que ya hemos dejado atrás esa definición tan neutra y tan bonita y ahora el poble català sólo es aquella parte de los habitantes de Cataluña que vota a partidos secesionistas? Las urnas fueron la mejor demostración del fraude: con forma de cubo de basura, no entraron vacías en los colegios electorales, de forma que los «resultados» reflejaron lo que ocurrió. Dado que se pudo votar más de una vez porque no había control del censo, no fue infrecuente que el resultado en muchas poblaciones catalanas fuera «más del 100% a favor de la independencia». Farsa total. Como le dijo un servidor a Lluís Llach:

Trapero, policia. Puigdemont, mal actor.
Mals actors, mal teatre, mal públic, teló.

Que luego resulte que todos nuestros ¿representantes? sean unos fills de… Hiroshima… bueno. No es que no estuviera en el guión; pero poco a poco nos vamos enterando de ello.

Un comentario en “El problema catalán (V)

Gotas que me vais dejando...

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