Gaviota herida (III)


El engarce de las elecciones castellano-leonesas en esta historia es complicado, pero se va a intentar. Animado por el éxito de Díaz Ayuso en Madrid, Mañueco quiere convocar elecciones en Castilla-León. Sin embargo, su situación es harto más complicada que la madrileña: en primer lugar, por los pactos de uno y otra. En Madrid el PP ha creado una entente natural y sin complejos con C’s y con VOX, mientras que en Valladolid Mañueco berrea vade retro Sathana! a la formación verde limón (por consejo/orden de la planta innoble de Génova, 13) cada vez que aquélla intenta un acercamiento. En segundo lugar, la gestión del korona por parte del galeno Igea es mucho más discutible que la de Madrid (la del vallisoletano más alineada con las posturas del Gobierno que con las necesidades de los… ciudadanos: chúpate ésa). Y luego está el hecho menos discutible de que Mañueco tiene menos carisma que una almeja, algo de lo que Díaz Ayuso va más que sobrada.

También hay que tener en cuenta el motivo de la convocatoria electoral: o bien Mañueco quería reforzar su liderazgo de puertas adentro y creía tenerlas todas consigo, o bien no las tenía todas consigo y quería convocar las elecciones tras la «traición» de la formación naranja. Puede que además las encuestas internas, las que no salen en los medios, no le presentaran un panorama halagüeño, que andaría entre la sangría de votos y la abstención.

En éstas, Mañueco, que empieza a ver que para sus propósitos y candidatura pintan bastos, corre a Génova, 13 y suplica que Díaz Ayuso haga acto de presencia en su campaña: necesita desesperadamente una inyección de «carisma». Los hotros, que rabian ante cualquier posibilidad que tenga Díaz Ayuso de elevar su perfil, le dicen que sí, pero que a Valladolid no: tiene que conformarse con… Segovia. Ella no tiene problema: total, no es más que una aparición y la ciudad está apenas a poco más de una hora en coche. Pero ay, amigo: hace su aparición Díaz Ayuso en Segovia… y da la campanada. Dice que «tiene menos problema en pactar con el partido de Ortega Lara que con los amigos de sus captores». Anathema sit! Claro, hay que entenderlo: ella en Madrid se entiende razonablemente bien con Rocío Monasterio, mientras que en Castilla-León nunca ha habido que entenderse con la «extrema derecha», que incansablemente dicen los malos y repiten los memos.

Y llega el día 13 de febrero. El pueblo de Castilla-León (o la parte censada y que puede votar) habla… y desde luego, no dice lo que decía el señor Tazones, al que deberían buscar un reposo (barato y asequible) en alguna parte y que se dedicara a escribir libros de sociología, que es lo suyo, en vez de lamer salva sea la parte al Gobierno con encuestas increíbles. Así nos ahorraríamos el pastón que nos cuestan sus cuentos de viejas. El pueblo de Castilla-León ha decidido que C’s se pegue un hostión de reglamento: pasa de tener 13 diputados y formar gobierno con el PP a quedarse con un solo diputado (Igea) y como una raspa de sardina. De la aparición de los de la España vaciada ya hablaremos en otra entrada próxima.

Esto deja a Mañueco en una posición complicada. Como para recordar cierta vieja canción, aunque con la letra ligeramente modificada…

Mañué,
No te arrime a la paré
Qué te va a llenar de cá, de cá, de cá…

El caso es que mejora sus resultados (tiene dos diputados más que en 2019), pero tras la debacle de C’s le quedan cuatro escenarios:

  • Repetir elecciones: Esto es lo que no quería él, sabedor probablemente de que una nueva convocatoria le arrebataría los dos escaños ganados y aún alguno más, que no podría compensar de ninguna manera.
  • Gobernar en minoría: Esto es lo que dice querer. Eso sí, garantizándose la abstención de todos aquellos que le pueden tumbar sus proyectos. Pero eso, en política, antes era complicado y ahora yo creo que ni existe: gobernar, pero sólo para que salgan adelante proyectos que no sólo no son los tuyos, sino que además van en contra de lo que prometiste en campaña, no es políticamente rentable.
  • Pactar con el PSOE: al pobre Tudanca le hubiera venido bien, porque también se la pegó a medias (perdió 7 diputados desde 2019) y tiene aún menos carisma que Mañueco. Pero a pesar de lo mucho que en el fondo se parecen, resulta que sale en los medios que no han tardado ni 15 minutos en tirarse los trastos a la cabeza (quizá por lo de la cuña y la madera). Aun así, todavía hay quien aboga por hacerse un segoviano con el PSOE y formar una große Koalition a lo Cantimpalos…
  • Pactar con VOX: Es lo que le queda de verdad si quiere gobernar sin agobios ni pagar demasiados favores y probablemente sea la alianza más natural, pese a que en Génova están acongojados de que los llamen «mantenedores, o favorecedores o mamporreros de la extrema derecha». O sea, llenarse de cá.

A poco que Mañueco no sea tan progre como la dirección nacional de su partido y no quiera repetir elecciones, creo que acabará pactando con VOX, aunque sea tapándose la nariz. Debería tomar nota, en mi modesta opinión, de lo que ha ocurrido en Andalucía y del cambio que está dando (a pesar de que yo en su momento aticé a Moreno Bonilla) de cuando era el cortijo de la pesoe a una región que económicamente está calentando motores.

Sigan atentos al relato, porque a partir de ese domingo 13 de febrero los acontecimientos se suceden a una velocidad de vértigo.

Gotas que me vais dejando...

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