Ahora él era el amo del mundo, y no estaba del todo seguro sobre lo que hacer a continuación. Mas ya pensaría en algo.
Arthur C. Clarke,
2001, una odisea del espacio
Las elecciones andaluzas han arrojado un resultado que no se preveía: mayoría absoluta del PP en Andalucía. Esto, hace unos años, era inimaginable. Pero creo entender lo que ha ocurrido. Después de estar 37 años en la poltrona y de no dedicarse a otra cosa que a sangrar y robar a los andaluces engañándoles, éstos se han hartado. Ha llegado Moreno Bonilla y les ha dado un respiro. Y los andaluces, temerosos aún del cambio radical que proponía VOX, se han echado en brazos del PP. Se ha acabado (por ahora) el cortijo socialista y comienza una etapa nueva, al menos en apariencia.
Sin embargo, acabada la fiesta de la noche electoral y limpios de confetis los ojos, la pregunta que le hizo Aznar a Feijóo sin nombrarle sigue en pie: ¿Llegar al poder para hacer qué? ¿Qué es lo que quiere hacer Moreno Bonilla, ahora que «es el amo del mundo (andaluz)»? Tiene mucha tela que cortar si quiere empezar. Tiene que conseguir transformar Andalucía de territorio subsidiado (y por ello cautivo e improductivo, siempre a remolque de los deseos de otros) a territorio productivo y vibrante. La Junta debe ser una fuente de estímulo a los andaluces, en vez de ponerles palos en las ruedas y zancadillas en los pies. Tiene que dejar de mirar a la burguesía catalana gobernante, que siempre quiso a Andalucía de rodillas, temerosa de que creciera más que su Cataluña. Aquí ¾y perdóneseme la digresión¾ no hay sino recordar estas palabras de Pujol y ligarlas al hecho de que se educó en el Colegio Alemán de Barcelona, en los tiempos en que su dirección y profesorado eran designados por Herr Bernhard Rust, ministro de Educación del Reich en el gobierno del Führer bienamado Adolf Hitler:
«El hombre andaluz no es un hombre coherente, es un hombre anárquico. Es un hombre destruido (…) es, generalmente, un hombre poco hecho, un hombre que hace cientos de años que pasa hambre y vive en un estado de ignorancia y de miseria cultural, mental y espiritual. Es un hombre desarraigado, incapaz de tener un sentido poco amplio de comunidad. A menudo da pruebas de una excelente madera humana, pero de entrada constituye la muestra de menor valor social y espiritual de España. Ya lo he dicho antes: es un hombre destruido y anárquico. Si por la fuerza del número llegase a dominar, sin haber superado su propia perplejidad, destruiría Cataluña. E introduciría su mentalidad anárquica y pobrísima, es decir, su falta de mentalidad».
Y para remachar el clavo, resulta que Pujol ni siquiera inventó nada. Estas palabras, que pueden sonarnos repugnantes, las escribió casi letra por letra el intelectual e historiador Ernst Nolte como definición de «judío» cuando Marcel Reich-Ranicki dirigía el Frankfurter Allgemeine Zeitung, allá por 1986. Naturalmente, Reich-Ranicki, judío polaco, se negó a publicar el artículo, lo que se saldó con dos consecuencias: la dimisión fulminante de Marcel Reich-Ranicki de la dirección del FAZ y la abrupta terminación de la amistad mantenida hasta entonces con Ernst Nolte y Joachim Fest, que sí lo publicó como su sucesor.
Curiosamente, eso que dijo Pujol de los andaluces ¾de citada raíz nacionalsocialista, pues lo que dice Ernst Nolte de los judíos lo aplica Pujol a los andaluces y es lo que piensan no pocos dirigentes separatistas catalanes como marco mental¾ empieza a cuadrar demasiado bien a la Cataluña actual. Pero dejémoslo aquí, pues con la victoria todo el mundo proyecta sus sueños y esperanzas… hasta que viene la realidad y los recorta a la baja. Vamos a ver cómo se desarrolla el proyecto de Moreno Bonilla.
Al tiempo que hay que hablar de la victoria del PP, hemos de hablar de la curiosa situación en que ha quedado VOX. Ha aumentado, pero muy poquito. Ya dijimos en su momento que a nosotros nos parecía que a Macarena Olona, candidata válida donde las haya, alguien se la había quitado de en medio por el eclesiástico procedimiento del promoveatur ut amoveatur. Y la han mandado a Andalucía, donde la cuestión no era si iba a perder votos (que no, por el hartazgo del respetable con la izquierda), sino cuántos iba a ganar. Y si envuelves a una candidata válida con un equipo medianamente inepto, la imagen que queda es la proverbial del brioso corcel uncido a una yunta de bueyes. Resultado: VOX aumenta su representación, pero sólo en dos escaños. O sea, no lo bastante como para molestar a/influir en Moreno Bonilla, sean cuales sean sus planes.
Y del otro asunto que hay que hablar es del descalabro absoluto de eso que hoy todavía llaman «las izquierdas». Contra lo que se pudiera pensar, no era un descalabro imprevisible. Dejemos aparte que el discurso socialista sea la filosofía del fracaso, el credo a la ignorancia y la prédica a la envidia y que su virtud inherente sea la distribución igualitaria de la miseria. Pensemos en que Juan Espadas era ya un candidato tocado por «cositas» de su señora, es decir, tan inidóneo como la ínclita Fiscal General del Gobierno, Dolores Delgado. De nada sirve que en el PSOE andaluz digan ahora que «en realidad, Juan Espadas era una máscara de Pedro Sánchez»: tenía las mismas posibilidades de ganar las elecciones que El Fary de jugar en la NBA. Del resto mejor ni hablemos, que no tienen ni media torta, ni ideológica ni de las otras. Como dijo Escohotado, «la extrema derecha es un invento de la extrema izquierda»; y el aferrarse a la consigna de «que viene la extrema derecha» les ha costado los comicios tanto a Teresita la Maestra como a sus correligionarias, desperdigadas en toda la galaxia izquierdista. La única esperanza que les queda es esperar a que Moreno Bonilla cometa algún fallo de planeamiento o de ejecución, que no es probable en lo inmediato.
Pero, por otro lado, si el proyecto de Moreno Bonilla consiste sólo en rellenar la despensa sin derogar las leyes ideológicas con las que las izquierdas han gobernado Andalucía casi tanto tiempo como Franco y que, desde luego, no son fuente de progreso de una comunidad, sino origen de su atraso y de decisiones erróneas que lastran dicho progreso, apaga y vámonos. Eso que todavía se llama «izquierdas» puede respirar tranquilo, aunque no les guste no poder administrar el dinero. Esas mismas leyes, con el tiempo, propiciarán la vuelta del socialismo a San Telmo. Y esta vez, con la despensa llena (Mt 12:43-45).
Del desplome total de Ciudadanos en Andalucía hay que hablar; pero si hay que buscar culpables, no hay que hacerlo sólo en Andalucía, sino que hay que tirar por elevación. Pero de eso hablaremos en una entrada próxima.