Curiosa geografía

Resulta curioso ver cómo los acontecimientos del mundo ponen en solfa lo que sabíamos —o lo que creíamos saber— de éste. De entrada, que estamos en una nueva época histórica es algo que no creo dude nadie. Nuevos intereses, nuevos miedos, nuevos anhelos hacen acto de presencia en nuestras vidas, algunos de ellos inimaginables hace apenas 10 años.

Concretamente, hay que ver lo que han cambiado las cosas en el tema geográfico. Sin ir más lejos, bien poca cosa sabíamos de Afganistán, un país que si es primero en algo, es en aparecer en las listas desplegables de cualquier relación de países de cualquier página web. Nos pillaba lejos Afganistán y de pronto se hizo terroríficamente presente en 2001. Nos enteramos de que allí no solamente hay cuatro pastores analfabetos con sus rebaños de yaks y poco más. Supimos que Bin Laden, el escurridizo jefe de Al-Qaeda, podía haberse escondido por allí, aunque nada era seguro. Supimos que había afganos, señores de la guerra y bastantes talibanes (el vestido nacional parece ser el burka). Y que el uso del teléfono móvil se extiende como la pólvora (se calcula que existen tres millones de usuarios). En todo caso, a Bush, Jr. le sirvió para dejar de confundir España con México.

El segundo país del que damos noticia en este artículo sobre «geografía curiosa» es el desconocido país de Kazajistán, cuya mención más moderna es el hecho de haber sido una de las Repúblicas Socialistas Soviéticas, en ese gran imperio que fue la URSS (y que o mucho me equivoco o Putin está tratando de reunir otra vez). Obviamente, Kazajistán no es famoso hoy por eso, qué va. Lo es porque un cómico de origen judío, Sacha Baron Cohen, decidió situar la patria chica de su personaje Borat Sagdiyev en un pueblo de la citada ex-república soviética. Si la película se hubiese quedado en retrato de costumbres, tal vez no hubiera pasado nada; pero Cohen echó mano de su humor más zafio y más salvaje (palabra que he intentado ver esa película y en el minuto 20 la he tenido que dejar por imposible), a tal punto que faltó el canto de un papel de fumar de provocar un conflicto diplomático entre Londres, Washington y Kazajistán. El resto de los mortales, no obstante, nos enteramos de que dicho país existe —o mejor dicho: subsiste—…

El tercer territorio que me viene a la memoria es la también ex-república soviética de Yakutia. Integrado en la zona económica del «Lejano Oriente», su tamaño comprende como 6 veces el de España. Nada hacía presagiar que este ignoto territorio iba a ser portada algún día de los diarios españoles. Pero ya avanzábamos que los nacionalistas —en este caso catalanes—, si de algo carecen, es de sentido del ridículo. Se enfadan cuando Telemadrid va a «espiarlos» a cuenta de la discriminación lingüística y seguro que por eso escogieron esa ignota región del planeta para que la «selección catalana» de fútbol jugase un partido… contra la española. Que el ridículo es menor cuanto más lejos se hace de casa, según parece. Todo tiene las trazas de un sainete de Arniches o de los hermanos Álvarez Quintero. Veremos en qué acaba y de paso comprobaremos la seriedad de las autoridades deportivas españolas.

Finalmente, terminamos con una nota «romántica», centrada esta vez en Mongolia. El ciudadano chino Bao Xishun, que con sus 2,36 metros de altura es el segundo ciudadano más alto del mundo tuvo que poner un anuncio en un diario buscando esposa. Me imagino que el dato de la altura sería de los de «luego te lo cuento» y las candidatas, al ver a ese hombre, se asustarían. Pero hubo una mujercita (Xia Shujuan) a quien no le arredró ese «pequeño detalle» y se avino a prometerle amor y respeto eternos. Tampoco pareció arredrarle otro pequeño detalle: el satisfecho novio la dobla en edad (ella, 29; él, 56). No nos queda sino desearles de corazón que su matrimonio sea largo y lleno de felicidad. ¿Pero qué sabíamos nosotros de ese país, aparte de ser limítrofe con China, de régimen comunista, con capital en Ulan-Bator y que fue la patria de Gengis Khan? Pues… aparte de que «mucho mogol en Mongolia», poca cosa más. Gracias a estos novios tan atípicos, en cambio, hemos podido echar un vistazo a las tradiciones nupciales mogolas, que ni siquiera la pátina comunista ha conseguido cubrir.

Benditos nuevos tiempos. Hay que estar preparados para cualquier cosa, ya lo ven, queridos lectores. O para descubrir más allá de las apariencias lo que siempre estuvo allí.

«Síndrome post-vacacional»

Se acabaron las vacaciones. No el verano, que de calendario le quedan quince días y de climatología algunos menos, por aquello del veranillo de San Martín. Un buen indicio de que el sol ha entrado en el signo de Virgo: hay que retomar las costumbres, las rutinas que nos hacen sentir que pagamos nuestro derecho a existir, tanto si gusta como si no. O las que nos devuelven al mundo real, como la dieta («El lunes empezaré con el régimen»), o la visita al médico («¿Qué me pasa, doctor?»). Hasta el curso político se inicia (y éste, como pre-electoral que es, se anuncia caliente), aunque entre nuestra clase política hay algunos especímenes para quienes no hay diferencia entre invierno y verano…

Pero a lo que voy, que siempre me despisto. Ayer, viendo las noticias de la televisión, se «ocuparon» —es un decir: ya sabemos que las noticias de la tele se dan a toda velocidad, porque no hay que cortar los anuncios para poner programas— de este «síndrome post-vacacional»: depresiones, neurastenia, etc. Vamos, algo parecido a lo que ocurre en primavera, que tal vez se pueda solucionar con algún reconstituyente o cosa parecida. El caso es que apareció un señor, cariacontecido, hablando de «lo duro que es volver al trabajo», más o menos en resumen.

Inmediatamente me enfadé, porque pensaba: «Bueno, este señor tiene un trabajo fijo, al parecer disfruta de buenas relaciones en su medio laboral, le pagan un sueldo decente a final de mes… ¿De qué puñetas tiene derecho a quejarse ese señor? Y si él padece de síndrome post-vacacional y «tristezas y melancolías varias», ¿qué tendríamos que hacer los que no tenemos trabajo? ¿Colgarnos de un árbol, porque nuestra «desesperación» es mucho mayor y no equiparable? ¿U obtener una licencia de armas, comprar una pistola y pegarle cuatro tiros al indecible Jesús Caldera, cuya desastrosa política laboral y social ha traído, entre otros factores, estos lodos?».

Ya de entrada en este curso político el desgobierno zapateril se enfrenta al mayor de los problemas que suelen tener los gobiernos de izquierdas: la visibilidad. El PSOE ha creído que con envolverse en la aureola del «talante» (sin talento) y del «diálogo» (con todos menos con el PP), bastaba para ocultar la inanidad de su discurso político: por desgracia, el color del discurso político del PSOE es el color del discurso político de sus aliados. Y donde no necesita aliados, el discurso está en «mantenerse como sea» (la prueba está en Navarra). Y ahora ese velo se está resquebrajando, a cuenta de la desaceleración del sector de la construcción: éste no solamente implicará que las hipotecas subirán, sino que muchas agencias inmobiliarias tendrán que cerrar. El incremento del gasto no solamente es una cifra macroeconómica, que se puede disimular en el conjunto de las cifras económicas totales porque es un dato más o menos abstracto: es un dato ya microeconómico. Es decir, que los ciudadanos ven cómo suben de precio productos básicos —y las hipotecas— sin que al mismo tiempo ellos puedan estirar más el salario.

Sería de Perogrullo decir que este panorama se ha ido formando a lo largo de estos tres años y que si hay un culpable no es solamente Pedro Solbes, ministro de Hacienda a la sazón. Culpables son igualmente las desaforadas políticas de Fomento, más la tensión Estado-Autonomías usada de forma torticera por unos o por otros para arrimar el ascua a la sardina propia (otros con más formación podrán profundizar más), así como también la ligereza del uso de los recursos transferidos a algunas de éstas (el caso más claro: el gobierno «progresista» de Cataluña prefiere tener una «embajada» en la Isla de Pascua en vez de unos servicios decentes aquí). No obstante, el Gobierno se apunta a la invisibilidad: la menestra Carme Chacón va diciendo (bien es verdad que en voz no muy alta) que «no hay muchas familias españolas que tengan que apretarse el cinturón». No sé de qué datos dispone, pero sin duda no se corresponden con la realidad; y como buena progre que es, «peor para la realidad».

Tampoco es desdeñable el hecho de que nos han cerrado el grifo de las subvenciones agrarias, que siempre fue un respiro. A día de hoy ya no somos «los más pobres», como lo éramos en 1986: a nuestra cola van todos los países ex-comunistas del Este, a los que además el respectivo régimen comunista colonial les dejó en la más alta de las miserias (y según es la riada de nacionales de esos países hacia España, no es aventurado decir que siguen bastante en las mismas). A propósito de esa riada: no es de extrañar que Zapo considere un fillon de putain al primer ministro francés por confesar en público lo que tenía que haber quedado en lo oscuro de la alcoba política. Eso sí que da para síndrome post-vacacional.

Lo que temo es que Zapo, mientras hace —o con la excusa de hacer— campaña, se dedique a dejar tierra quemada porque tenga el presentimiento de que no va a ser elegido en marzo. Expediente X: ¿alguien puede explicar por qué no se han caído del Gobierno personajes como Maleni o el mudo de Béjar (también conocido en su lugar de trabajo como Jesús Caldera)?

Feliz réentrée a quienes os incorporéis al trabajo.

El segundo TBA

Agradezco a Calandria que me haya concedido el segundo TBA. No voy a repetir aquí el discurso que escribí para el primero que me concedieron. Baste con recordar que mi blog es un espacio donde yo, sin mayor cortapisa que el respeto, puedo expresarme sobre lo que quiera y con la extensión que quiera. Doy las gracias también a quienes me visitáis y dejáis algún comentario, sea a favor o en contra, puesto que también vosotros, con la única cortapisa del respeto, os podéis expresar en mi blog.

Siguiendo las reglas, paso a enumerar los cinco blogs a los que voy a premiar. Algunos ya han sido premiados antes; pero, como en mi caso, supongo que no importa si les doy mi galardón personal…

  1. Democracy Reform: es un blog de pensamiento liberal, en inglés. Confieso que lo leo con el diccionario al lado, pero aún así, considero que bien merece este premio.
  2. Martha Colmenares: nos unen lazos de amistad y cariño con la hermosa tierra venezolana, así como de preocupación por la situación que allí está provocando Mico Mandante.
  3. RESURGIR, del amigo Gazulin, por decir las cosas como son, sin paños calientes ni correcciones políticas.
  4. Este país se va a la mierda, del amigo Daniel de ses Illes, por su tolerancia y la paciencia que ha tenido y tiene con los trolls que han visitado y visitan su blog…
  5. Respuesta a progres, del amigo Decentes, por tratar temas siempre interesantes y que a menudo me inspiran un post.

Recibir el premio conlleva además:

  1. Si, y solo si, alguien te da el premio escribe un post con los 5 blogs que te hacen pensar.
  2. Enlaza el post original para que la gente pueda encontrar el origen del premio.
  3. Opcional, enseña el botón del premio enlazando el post que has escrito dando tu premio.

Thinking Blogger Award


Veamos… bloguear, lo que se dice bloguear, llevo más o menos desde 2004 (en Blogia; luego pasé a Yaycos). No sé si existía Blogger ya o estaba aún en fase experimental. Lo que yo sé es que por aquel entonces comencé a escribir (como la mayoría de los que nos movemos por la Blogosfera) porque sabíamos que lo que nosotros escribíamos difícilmente tendría salida a través de los canales normales (o sea, la tan socorrida carta al director). Particularmente los que escribimos sobre política, que eso siempre ha traído problemas (y en España y de toda la vida, más). Yo por aquel entonces andaba en Yaycos (de infausta memoria para algunos y de sobresalto constante para mí: dos veces me desapareció el blog). Pero bloguear en serio lo hice con este blog, iniciado con algunos restos del que Yaycos cerró por defunción de la empresa.

Los propios de Yaycos nos recomendaron Blogger, así que los que nos conocíamos allá que nos fuimos como un solo hombre. Nuevas plantillas, nuevos comandos y también nuevas posibilidades. A partir de mi entrada en Blogger mi blog creció en cuanto a la temática: pasó de ser simplemente personal-social a ser sociopolítico, porque era (y es) una forma de expresar nuestra protesta, frustración, incomodidad y/o en su caso, el cabreo, con el desgobierno zapateril, que a estas alturas, como sabréis, roza lo sublime (especialmente en Cataluña).

Mi blog no tenía muchas ambiciones. Era únicamente una forma de desahogarme, como una especie de círculo de retroalimentación continuo. Y sin embargo, hoy contemplo con entusiasmo la lista de amigos que formamos un frente común y que, con algunas diferencias, sustentamos las mismas ideas. Amigos que hoy en día, aunque parezca mentira, empezamos a ser tomados en cuenta hasta por los periódicos. Curiosa némesis la de los periódicos: de resultas del límite «de las 30 líneas» y de la «reserva del derecho de publicación» de las cartas al director, ahora cualquier persona que disponga de internet puede abrir un blog y hablar de lo que le dé la gana. Al que quiera sonreír un poco, le recomiendo que lea un artículo (que yo en su momento califiqué de «infame»), de la señora Carmen Rigalt, aparecido en El Mundo el 1 de febrero de 2005. No creo que haya cambiado de ideas, a pesar de lo mucho que sí han cambiado las cosas (ahora escriben blogs también los tuyos, Carmen. Supongo que a eso no tendrás nada que decir).

Centrándonos ya en lo que importa, debo agradecer al amigo Asomado que me concediese el premio Thinking Blogger. Ahora bien: cada cual considere cómo se lo toma. Yo me lo tomo como un estímulo para seguir trabajando en la misma línea (creo que eso y no otra cosa son los premios) y no contemplarse el ombligo. No es que en sí represente «nada» el premio: únicamente, que lo que tú escribes en tu blog tiene un significado para alguien, muchas veces más allá de las palabras. Ése es el verdadero premio.

Paso a enumerar los blogs que me hacen pensar y que por ello se merecen el Tkinking Blogger Award (que me plantea una dificultad porque los que yo nominaría ya están premiados), pero vamos allá…

1. A la calle que ya es hora, de ámbito gallego pero con conclusiones aplicables a nivel nacional.

2. Archipiélago Duda, un blog profundo y no apto para produtos LOGSE

3. Zapaterías Rimadas, que dice en verso lo que muchos decimos en prosa y con más elegancia y concisión que un servidor.

4. El Cerrajero, porque sólo él puede abrir las mentes de algun@s, que están bajo siete llaves.

5. Lena, «el blog de las pequeñas cosas», de los detalles nimios. También hace pensar el mirar hacia adentro.

Recibir el premio conlleva además:

– Sí, y solo si, alguien te da el premio escribe un post con los 5 blogs que te hacen pensar.

– Enlaza el post original para que la gente pueda encontrar el origen del premio.

– Opcional, enseña el botón del premio enlazando el post que has escrito dando tu premio.

Pues lo dicho. Que el premio no tiene mayor significado por sí mismo que el de espolear a quien lo recibe a superarse un poco cada día. Gracias a quien me lo dio y gracias también a aquellos que entráis, así dejéis un comentario o no, por leerme.

P.D.- Gracias al premio ya sé por fin lo que es un meme (no tiene nada que ver con «memo»… ¿o sí? xDDD). Con lo fácil que es decir cuestionario… xDDDDDDDD

El bucle melancólico

Se ha escrito mucha tinta sobre el nacionalismo, particularmente sobre el vasco. Sobre éste hay un excelente libro, que ya he citado en algún otro post. Se trata de El bucle melancólico, de Jon Juaristi. Afortunadamente no es un libro difícil de encontrar (como sí lo es Sacra némesis, tal vez continuación de éste que estamos reseñando). En él se disecciona la anatomía del sentimiento nacionalista vasco con una precisión como creo que nadie antes lo ha hecho, sin perder la amenidad y haciéndose accesible a quienes, como un servidor, no somos vascos.

La intención o propósito (o «principio y fundamento», que diríamos en términos jesuíticos) se revela precisamente en el capítulo introductorio. Que no es otra que explicar la función repetitiva y actualizadora de la melancolía en el nacionalismo vasco. Transcribo unas líneas de esta introducción, que para mí contienen una de las ideas fuerza del ensayo:

«La melancolía nacionalista, como la melancolía imperial, es una variante derivada de la melancolía por la pérdida de la patria, pero hay una importante diferencia entre ambas. Al contrario que los afligidos por la pérdida del Imperio, los nacionalistas no lloran una pérdida real. La nación no preexiste al nacionalismo.»

Como bien menciona Juaristi, el nacionalista llora por algo que no ha perdido. O más exactamente, llora por algo que jamás podrá recuperar: Unamuno y sus compañeros de la generación de 1879, por el Bilbao anterior al asedio de los liberales durante la tercera guerra carlista; Sabino, por el jardín de Abando; Txillardegi, literalmente, por la casa del padre. La Patria, con mayúsculas, se convierte en una especie de sueño edénico. Lo cual, ampliando a Juaristi, ya no es un trasunto saturnino (melancolía), sino neptuniano (conexión a la fons et origo), con todas las implicaciones religiosas que ello comporta (la doctrina como religión, la autoinmolación por la patria soñada e incluso, como el propio Juaristi menciona en el ensayo, la cristificación o transferencia de sacralidad a la religión política que es el nacionalismo).

Qué duda cabe que es Sabino quien, a partir de la pérdida del jardín de Abando (su edén particular), desarrollará una fobia patológica primero hacia los maketos y el baile agarrao y posteriormente lo ampliará contra todo lo español. Aversión que irá creciendo con el paso de los años, entre las generaciones de nuevos nacionalistas, hasta llegar a los tiempos actuales, en los que se llega a justificar la «guerra contra España», la acción violenta, la ekintza.

Juaristi explica perfectamente cómo unos mitos y leyendas recogidos con intención de ser poco más que una guía de viaje contribuyen a la formación de la leyenda de una patria soñada (no real, recordémoslo); y de cómo esa ensoñación o mito, revestidos por el odio a la realidad de la invasión del Edén (el tránsito de una situación de plenitud a otra de derrota y sacrificio del héroe) se transmite de generación en generación, que queda así atrapada en la rueda del eterno retorno nacionalista. Vuelvo a citar a Juaristi en su introducción:

«La estrategia global del abertzalismo es victimista, y por ello tiende a evitar por todos los medios la invalidación del arquetipo narrativo, pero precisa actualizar continuamente los significantes del mismo para que la narración no devenga tediosa incluso para los aristócratas del masoquismo (tanto sufrimiento repetido termina siendo una murga). Así que cambia continuamente la forma del relato a fin de que el contenido se mantenga inmutable.»

Falta un último elemento, tal vez: las voces ancestrales. Esas voces que operan como cantos mitológicos de sirena y que nunca dejará de oír quien alguna vez estuvo expuesto a ellas. Juaristi se equipara así a Ulises, atado al palo mayor de su nave, oyendo dichos cantos de sirena, rabiando por desasirse y sabiendo, no obstante, que la única forma de no caer es seguir atado.

Otros no han tenido tanta suerte. Otros han sido inmergidos en ese océano de voces ancestrales y ya no han podido escapar de su embrujo, de tal manera que con el tiempo han actualizado el arquetipo nacionalista, convirtiéndolo en una extensión más de su persona. No hay nadie en casa: sólo esas voces ancestrales, que como los coros de la tragedia griega, exigen víctimas de sangre para reparar la pérdida de la patria (¿es muy aventurado equiparar a «la vieja que pasó llorando» con Hécate, la Vieja de la diosa lunar en tríada?). Sólo que, para variar, ahora no son ellos quienes se inmolan, sino los demás (masoquismo que deviene en sadismo, en una especie de extraña transmutación).

No quisiera alargarme más, sino únicamente recomendar la lectura de este libro a aquellos que quieran entender el cómo y el por qué del nacionalismo vasco. Es una lectura interesante para este verano.

Ermua

Ermua es un pequeño pueblo de Euskadi. Uno de esos pueblos que se pierden en la campiña vasca, interminablemente verde y salpicada de baserris y caseríos diversos. Ese pueblo queda ahora en la memoria de muchas personas de bien porque por estas fechas, hace diez años, se secuestró y asesinó vilmente a un ermoatarra. ETA fue su juez y verdugo. ¿El delito? Ser concejal en el ayuntamiento de su pueblo siendo del PP, ese partido al que todos los demás partidos quieren borrar de Euskadi. Su nombre era Miguel Ángel Blanco Garrido. Un joven de 29 años, cuya mayor preocupación era ir todos los días a su trabajo en una asesoría.

No es momento –o sí– de caer en la cursilada de decir «Todos somos Miguel Ángel», entonada con cierto aire compungido. Sí es momento, desde luego, de recordar que Miguel Ángel Blanco entregó la vida por sus convicciones. Y es momento de echar la vista atrás para decir que su sacrificio no fue en vano. Que su asesinato marcó un antes y un después con ETA. Se hizo algo que no se había hecho antes. La calle fue de los violentos hasta ese fatídico 10 de julio de 1997. A partir de esa fecha, fue el pueblo, sin más, quien tomó la calle. Fueron las gentes de bien que ya no se resignaron a encerrarse en casa y ETA, «valiente» contra un hombre solo, empezó a recular cobardemente cuando el pueblo vasco (y no sólo el vasco) se le echó encima. Incluso algunos prohombres del PNV, un partido cuyo presidente Arzallus decía entonces que «a ETA no hay que derrotarla» y que mencionaba satisfecho su «teoría del árbol y de las nueces», comenzaron a tentarse el cuerpo.

Es momento también de recordar que Irantzu Gallastegui habló del asesinato como una ekintza (acción «militar», en la terminología etarra) que iba a cambiar mucho las cosas en Euskadi. Y así fue: tantas fueron la crueldad y el desprecio por la vida de Miguel Ángel que las cosas ya no pudieron ser igual. El apellido Gallastegui tiene mucho peso y tradición en ETA. El abuelo de Irantzu, Eli Gallastegui, Gudari, fue el precursor de ETA (habiendo sido también secretario de Luis de Arana, hermano del Fundador; y su tío Iker, Gatari, dio el «gran salto adelante» de convertir a unos jovenzuelos nacionalistas radicales en terroristas y asesinos.

En mi modestísima opinión, hay dos libros que explican y mucho el por qué y el cómo de ETA y que recomiendo encarecidamente a quien quiera adentrarse en las causas y consecuencias de ETA. El primero es El bucle melancólico, de Jon Juaristi (Premio de Ensayo 1997, Espasa-Calpe). Un lúcido alegato contra las mentiras que se convierten en dogmas a fuerza de ser repetidas; contra los dogmas que se convierten en tradición a fuerza de pasar de generación en generación; y contra las tradiciones que se convierten en religión a fuerza de ser impuestas por quienes se creen intérpretes únicos de la voluntad de una diosa sedienta de sangre («la vieja que pasó llorando»). Un libro que además posee el valor añadido de ser escrito por alguien que, criado en el microcosmos nacionalista, militó en ETA y consiguió salir vivo de la organización.

El segundo libro cuya lectura recomiendo es ETA: El saqueo de Euskadi, escrito por los periodistas Isabel Durán y José Díaz Herrera (Planeta, 2003). Sus aproximadamente 800 páginas son un caudaloso río que nos conduce, capítulo a capítulo, de la sorpresa y el estupor al horror y al espanto (y cómo no, al enojo: el enojo de ver cómo los sucesivos Gobiernos de España permitieron que las cosas llegaran a donde llegaron con ETA). Con todo lujo de detalles se relatan las debilidades de la «democracia del consenso», las traiciones peneuvistas en aras a conseguir las mismas finalidades que los etarras y los errores socialistas (sobre todo, el de pensar que «todos estaban o podían estar en el mismo barco»).

Nadie mejor que Marta Bergaretxe, madre de Eduardo Moreno Bergaretxe, Pertur (miembro de ETA presuntamente asesinado por la propia banda porque descartaba la vía militar para conseguir la independencia), pudo definir mejor en qué se ha convertido ETA al cabo de los años: «ETA es hoy una banda nazi y mafiosa. En ETA un pequeño grupo de fanáticos sigue creyendo que en este país no puede haber democracia» (agosto de 2000).

Por encima de todo, fue el odio lo que segó la vida de Miguel Ángel Blanco. Odio a España y lo español mamado en las familias abertzales (tiene narices que abertzale signifique «amante de la patria»). Odio enseñado y aprendido en ikastolas que, como muestran Isabel Durán y José Díaz Herrera, son la kantera de los cachorros de ETA, que se foguean primero en la kale borroka y después ya se integran en la banda como terroristas hechos y derechos. Fueron los 30 años de pasividad de los Gobiernos centrales. Fueron las traiciones, grandes o pequeñas, que los nacionalistas «moderados» perpetraron contra la democracia, consentidas por los socialistas (los Egiguren, Elorza y López, al menos) por mero cálculo electoral.

La única política que de verdad sirvió contra ETA fue la que llevó a cabo José María Aznar. El berreo socialista de que «también acercó presos» no puede tapar el hecho de que gracias a la Ley de Partidos a ETA se le acabaron muchas bicocas. De paso, al PNV también: precisamente por andar de la mano con ETA cuando les convenía fueron expulsados de la Internacional Demócrata Cristiana (IDC). Y Zapo está deshaciendo ese camino, simplemente porque necesita al PNV, y el PNV le pasa factura política exigiendo ayudas para los «hermanos descarriados». Cediendo al chantaje terrorista, Zapo nos está colocando ante una situación pre-Ermua. Esperemos que no le dé tiempo a completar el contra-proceso.

Miguel Ángel, no te hemos olvidado. Ni a ti ni a las casi mil víctimas vilmente asesinadas, ni a los cerca de 250.000 vascos que han tenido que irse de su tierra por estar amenazados de muerte o por haber sido brutalmente cercenado el núcleo familiar. No os olvidamos a ninguno. Y esperamos que algún día podáis volver a vuestra verde tierra, sanos, salvos y por encima de todo, vivos.

Juantxo

Sería justamente por estas fechas, hará unos diez o quince años aproximadamente. Celebrábamos el Lunes de Pascua unos amigos en la torre de la familia de uno de ellos. Hacía un día regular, como el de este año, aunque nos dio tiempo a jugar un partidillo de fútbol antes de que empezara a llover. Había venido Juantxo, primo de una amiga, navarro él y buena gente. El caso es que comentando con él acerca del tema de la ETA, me dijo unas palabras que no recuerdo en su exactitud, pero sí se me quedó grabada la idea: «Como no os andéis con cuidado, en 30 años tendréis el mismo problema que nosotros». Yo, confiado de mí, le repliqué que eso no podía ser porque Pujol había cortado de raíz el conato de «crecimiento» de Terra Lliure (movimiento terrorista catalán de corto vuelo), que estaban cerca las Olimpiadas y que la lluvia de millones que iba cayendo en Barcelona no se iba a cortar por las bombas de cuatro descerebrados. Le vine a decir, en suma, que atendiendo a la situación política y económica del momento, no era imaginable que se diese alas a un grupo terrorista independentista. Juantxo insistió en sus palabras y yo, aunque finalmente le di la razón, pensé: «Largo me lo fiáis…».

Pues va a ser que las palabras de Juantxo fueron proféticas. Hace unos días, apareció en Barcelona el nombre de José Domingo, diputado de Ciutadans en una diana y una bandera independentista a modo de firma. No han pasado ni treinta años y el problema ya está llamando a la puerta. Sabido es que Terra Lliure, por mor de las Olimpiadas, acabó en brazos de ERC, un partido «democrático», gracias a los buenos oficios de Àngel Colom (que, andando el tiempo, acabaría en brazos de CiU que, agradecida, le nombró cónsul honorario de CiU en… Marruecos).

Pero hay que tener en cuenta otro factor. Tras veinticinco años de adoctrinamiento (que no educación) nacionalista, los jóvenes que «dan el paso» de integrarse en el independentismo ya saben de sobra que Cataluña «tiene un enemigo», que no es otro que el «Estado español», o sea, la «puta España» que decía el camarada Rubianes (malo cuando para tener público o audiencia necesitas cagarte en la madre que te parió). Y que ser «español» y «catalán» no es compatible. Y que quien trate de ostentar las dos condiciones a un tiempo no es más que un traidor que debe ser borrado de la faz de la tierra.

Parece que el pujolismo, es decir, el nacionalismo rentable, moderadamente reivindicativo y altamente quejumbroso, está liquidado. Ahora lo que se lleva es la presión. Pero no solamente la presión de la olla exprés, que sería el caso de la presión ejercida sobre «Madrid». Es la presión interna ejercida sobre los disidentes, los que no tragan, los que se atreven incluso a formar un partido político más allá de los despachos universitarios. Desde el olvido, el desprecio y la burla de los plumillas lameculos del Govern hasta las intimidaciones alevosas de mozalbetes descerebrados (pero no desorganizados: todo eso está cuidadosamente orquestado, como los amotinamientos patrióticos del Sarre de 1935, cuidadosamente organizados por la Gestapo): todo eso vale con tal de fulminar al enemigo.

Ahora bien. Lo verdaderamente grave del asunto no es tanto que el nombre de ese diputado aparezca en una pintada de esas características. Lo verdaderamente grave es que ocurra como en Euskadi: que un mozalbete independentista realice una pintada de este tipo contra una persona «desafecta» y que no pase nada. Que le quemen la librería a una persona «desafecta» y no pase nada. Que le peguen una paliza a una persona «desafecta» (como sí sería el caso aquí de Francisco Caja) y no pase nada.

Acabo de recordar un capítulo del libro «El bucle melancólico», de Jon Juaristi, que trata del paso de los jóvenes de las Juventudes Vascas (Eusko Gazteriak) a otra cosa distinta, llamada ETA. ¿Se estará dando el mismo proceso en Cataluña, ahora que el independentismo tiene parcelas de poder (tan importantes como la de Educación: moldeando ideológicamente la juventud a su gusto)?

Tenías razón, Juantxo. Y no han pasado ni siquiera treinta años. A los que no somos de la cuerda nos van a quedar tres salidas: o entregarnos como borregos, o irnos, o defendernos con uñas y dientes, ya que el Govern no lo hace por nosotros.

P.D.- Acabo de encontrar esto en el diccionario de la RAE. Es lo que tiene ser charnego e independentista…

maula.

(De maular).

1. adj. Arg., Bol., Perú y Ur. Cobarde, despreciable. U. t. c. s.

2. f. Cosa inútil y despreciable.

3. f. Engaño o artificio encubierto.

4. f. p. us. Pedazo de tela, piel o chapa que se vende como saldo o resto de mercancías.

5. f. ant. Propina o agasajo que se daba a los criados ajenos.

6. com. coloq. Persona tramposa o mala pagadora.

7. com. coloq. Persona perezosa y mala cumplidora de sus obligaciones.

ser alguien buena ~.

1. loc. verb. coloq. Ser taimado y bellaco.

Post número 100

Como para no creerlo. Cuando empecé este blog, hace un año, que ya era continuación de otro que cerraron, no pensé llegar a la mágica cifra de cien posts. No pensé que tendría la suficiente paciencia para reconstruir mi blog y seguir desde allí. Veía los blogs de otros compañeros que llegaban sin despeinarse a la brutal cifra de 300 o 400 posts, me entraba la envidia y decía: «¿Y cuándo llegarás tú a ese número?». Bien, pues poco a poco vamos dando pasos.

Me doy cuenta de que muchos blogs son cuatro líneas y una imagen, mientras que el mío, generalmente, es «sólo texto». La verdad: que no me importa que mi blog no sea lo último en birguerías informáticas, con una aplicación que al mismo tiempo te da las noticias del día, te pone tu música porque se conecta a una carpeta de tu disco duro y se puede jugar a una versión más o menos apañadita del Arkanoid. Me basta con poder escribir sobre lo que me llama la atención. Particularmente sobre política, pues de eso se habla mayormente en este blog: de las motos que la clase política dirigente trata de vendernos pensando que vamos a tragar sin más. Como siempre he dicho, me basta con poder escribir aquí lo que no me publicarían en un diario (de hecho, he intentado hace unos días traspasar la blogosfera, con el mismo resultado inútil de siempre). Como decía Orwell, que ése sí que era verdaderamente de izquierdas, «todos los cerdos son iguales, pero algunos son más iguales que otros».

En fin, pues: éste es el post número 100 y ya veremos qué podremos decir cuando lleguemos al 200…

Para D. Antonio Gala

«Hay un personaje en el cuadro de las lanzas actual que re­clama mi atención. No sé qué pinta, ni en nombre de qué pinta lo que pinta. Se trata de un señor llamado Alcaraz, de extraño rostro y aún más extraño comportamiento, que preside al parecer la AVT. Llevo observando la política en general, y la antiterrorista en particular, mucho tiempo. La AVT y el Foro Ermua siempre me han parecido organiza­ciones sumisas a la voz de su amo más que a la de su cora­zón. Si es que lo tienen todavía. Erigirse en portaestandar­te de los vivos es arriesgado; de los muertos, imposible. Lo que en el fondo han de querer quienes amaron a las vícti­mas mortales, más aún que la venganza, es la paz. Esa es la única forma de hacer fértil su sangre. De verdad, no mu­rieron, nadie murió, para que ese Alcaraz u otro semejante destaque obedeciendo. De ninguna manera.»

Si esto lo hubiese firmado alguno de los escribas a sueldo del Pravda (anteriormente conocido como Er Paí), no me hubiese sorprendido mucho. Para esa gente es «natural» burlarse de quien es víctima (o «ningunear», como se dice ahora) y no se resigna al silencio cómplice. Pero lo firma nada menos que Antonio Gala y en El Mundo (6 de febrero de 2007). Habría que preguntarle al señor Gala si su reacción hubiera sido diferente si a su Troylo se lo hubiese llevado por delante una bomba etarra. Me permito imaginar que eso sí le hubiese parecido una crueldad, ¿no es cierto?

La segunda es también para el señor Gala. Aquí no hay ninguna rendición. Ni de Breda ni de ningún español decente. En todo caso, la rendición es la del desgobierno socialista ante las exigencias etarras. Los españoles decentes (de izquierdas y de derechas, que los hubo de todos los colores), le dijeron el sábado pasado al desgobierno socialista que no estaban de acuerdo en bajarse los pantalones. Queda gente decente en el PSOE, como Rosa Díez, Gotzone Mora, Maite Pagazaurtundúa o Nicolás Redondo. Ésos tampoco se rinden, señor Gala.

Lo que quieren las víctimas del terrorismo (en puridad sus deudos, porque las víctimas están muertas) no es la paz. Y mucho menos la pá del corrá de Zapo. Lo que quieren, señor Gala, es justicia. Quieren que los terroristas cumplan íntegramente sus penas. Quieren que todas las alimañas que les arrebataron a sus seres queridos se pudran en la cárcel conforme al tiempo máximo que marque la ley. Porque ni las víctimas del terrorismo se toman la justicia por su mano, ni tampoco debe hacerlo el Estado de Derecho, que para eso es «de Derecho» (bien lo ha de saber, pues es usted Licenciado en Derecho). Y hay que enfatizar tanto más este ítem cuanto que esas alimañas no se arrepienten de sus crímenes.

Es inútil, señor Gala, que intente rebajar el papel del señor Alcaraz a mero mandadero de PP. Es exactamente la misma consigna que dan Zapo y Pepiño Blanco a sus huestes intoxicadoras (con las que me encuentro un día sí y otro también en algunos foros que frecuento). Le creía demasiado inteligente, señor Gala, como para hacerse eco de consignas políticas, de cualquier bando del que provengan. El señor Alcaraz es víctima del terrorismo y tiene derecho a formar parte de la AVT y a ser presidente de la misma si así lo deciden sus miembros en aplicación de los estatutos de la asociación.

El poeta que me emociona con estos versos,

A fuerza de tropiezos y reveses
la piel de la esperanza se me enfría.
Qué agonía ocultarte mi agonía,
y qué resurrección si me entendieses.

me decepcionó ayer como comentarista político y precisamente tocando un tema bien sensible, en el que no caben «puntos medios» ni «equidistancias» ni «negociaciones» de clase alguna, como tendría que haber quedado claro desde el día 3 de febrero.

Finalmente, que Pedro J. le dejara publicar esas líneas dice bien poco de la ortodoxia de ese periódico y es un punto en contra respecto de que yo siga comprándolo. Pero de Pedro J. tal vez sea conveniente hablar más despacio. Pero hablaremos, no le quepa duda.

Una madre

Ruego divulgación, siempre que estéis de acuerdo con lo que esa madre dice en su carta. Gracias y un fuerte abrazo.

Sr. Rodríguez Zapatero:

Quiero dirigirme a ustedes, ya que siento la necesidad de contar y transmitir a aquellas personas de bien, que puedan o quieran leer este artículo, como me siento en estos tristes momentos que estamos viviendo en nuestro país.

Soy Toñi Santiago, madre de Silvia, asesinada en Santa Pola (Alicante) el día 4 de agosto de 2002 por la banda terrorista ETA.

Sr. Zapatero, quiero que sepa que con su cobardía, con su desvergüenza, con su indignidad, con su maldito talante, con su pacto con los etarras, con su declaración del día 29 de junio para iniciar el proceso de diálogo, usted, transcurridos casi cuatro años, ha vuelto a asesinar a Silvia. Usted sólo ha conseguido que los sentimientos que tuve que vivir aquella tarde del atentado, vuelvan a resurgir hoy en mí. Sentimientos que todavía trato de canalizar, después de casi tres años de ayuda psicológica y de un tratamiento médico contra la ansiedad. Con su gestión en la política antiterrorista, ha conseguido que tenga el mismo desprecio por usted que siento por los asesinos de mi hija, de sus colaboradores y de quienes aplauden y festejan los atentados y que, para mí, son tan asesinos como aquellos que colocaron el coche bomba, cargado con 50 Kg. de explosivo, debajo del balcón de mi casa. Usted se ha puesto de rodillas ante esos asesinos, usted y su gobierno han claudicado ante esos canallas, pero por favor no nos pida a las víctimas comprensión.

Sr. Zapatero, usted no cuenta con mi autorización para negociar con la sangre de mi hija. Usted que fue tan cobarde el pasado día 28 de junio de no querer mirarme a los ojos en el Congreso de los Diputados, usted que dio las ordenes oportunas para impedir que accediéramos a las proximidades del recinto con una corona de flores, humillándonos y tratándonos como si fuésemos delincuentes, usted no conseguirá silenciar mi voz. En su anuncio de negociación, tan esperado por la banda terrorista ETA, usted nombra a las víctimas del terrorismo, a su memoria, a su dignidad y a su honor.

Casualmente siempre olvida usted mencionar la palabra «justicia». En los dos años y medio que lleva en el poder, nunca le he escuchado mencionar esta palabra cuando se refiere a las víctimas. Justicia es lo que espero conseguir contra los miserables que asesinaron a mi hija, aunque pacte usted con ellos o con el mismísimo demonio … Por último le rogaría que no hable usted tan alegremente del dolor de las personas que hemos sufrido un atentado terrorista. A mí, como madre de Silvia, me ha demostrado que no le importa lo más mínimo el asesinato de una niña inocente.

Sr. Zapatero, desgraciadamente para mí, todos los días 4 de agosto que me queden por vivir tengo que recordar que, ese fatídico día mí hija fue brutalmente asesinada. En mi memoria quedará, que mientras usted celebra alegremente su cumpleaños ese día, en unión de sus dos hijas y de su esposa; a mi hija, con seis añitos no le permitieron cumplir ninguno más esos individuos con lo que usted ahora negocia. A Ella y a todas las personas que fueron asesinadas les va a tener que agradecer su continuidad en el gobierno. No me queda la menor duda de que esas ansias de poder es lo que le lleva a usted a traicionar la memoria de las víctimas inocentes.

Señor Zapatero, «NEGOCIACIÓN EN MI NOMBRE NO».

PÁSALO, PORQUE SILVIA SE MERECE ESTO Y MUCHO MÁS.

(gracias Vstavai)
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