La ofensa y el insulto

Ni cinco días han tardado Pepiño Blanco y sus secuaces en insultar nuevamente al PP. Todavía calientes el cadáver de Loyola de Palacio y la agresión audiovisual contra la AVT, el sindicalista agrario y sus secuaces regalan a los periodistas que asisten a su «copa de Navidad» un vídeo de la «tregua» del 98 en el que aparecen, además de Álvarez Cascos, Rato y Aznar, la foto de la ministra de Agricultura más competente que hemos tenido en los últimos veinte años.

No es para nada sorprendente cuando el PSOE olvida a sus propios muertos y margina a quienes quieren devolver a éstos un poco de dignidad. Si no respetan a sus propios muertos, menos aún a los de los demás.

¿Se acuerda alguien de Luis Atienza y la famosa «guerra del fletán negro»? Aquella «guerra» que además perdimos porque los canadienses no se dejaron enrollar y porque la UE, como siempre, nos dejó con el culo al aire y haciendo un ridículo espantoso.

Con las pifias del PSOE, puestos a «remover el pasado», habría no para un vídeo, sino para una serie entera. Por lo menos, contando la verdad. Si se usara la técnica socialista de agrandar la ficción, sería una serie de varias temporadas de duración (no en vano estuvieron 13 años). Yo mismo me pronuncié en contra de esa «guerra de los vídeos»; pero vista la reincidencia de Pepiño, tal vez hubiera que responderle con otro «vídeo», refrescando así la memoria de los españoles.

No creo que el PP lo haga. Hasta ahora me están demostrando que tienen arriolina en vez de adrenalina: a Pepiño no hay que cabrearlo, ¡faltaría más! A Puigcercós no hay que cabrearlo, ¡faltaría más! No hay que decir nada que pueda cabrear a nadie, ¡faltaría más! Tal vez haya que recordar en el PP aquellas palabras del Apocalipsis 3,15-16…

Conozco tu conducta: no eres ni frío ni caliente.
¡Ojalá fueras frío o caliente!
Ahora bien, puesto que eres tibio, y no frío ni caliente,
voy a vomitarte de mi boca.

El que tenga oídos, que oiga.

Formación ocupacional

No es para cualquiera. No son másters (ni del universo, ni de otra cosa que se le parezca). Son cursos diversos: de «ofimática», de «auxiliar de psiquiatría», de cualquier materia que al amable lector se le ocurra. ¿Sirven? Claro. Sirven porque «nunca te acostarás sin saber una cosa más». Sirven porque así tienes la ilusión de estar haciendo algo, de «prepararte», en vez de tocarte los huevos frente al televisor o el ordenador sin hacer nada. Sirven, incluso, para conocer gente que está pasando más o menos tu misma situación (no, para ligar no sirven).

Pero, sobre todo, sirven al que te da el curso o cursillo (como si la ofimática se pudiera dar en cuatro meses), porque cobra. Sirven al director del centro o academia donde se imparte el cursillo, que recibe la correspondiente subvención, bien sea autonómica, estatal o europea. Que se lo pregunten, si no, a Fidel Pallerols: por desgracia para UDC, el cas Treball (desviación en el 2000 de fondos de la UE destinados en principio a formación ocupacional en Catalunya por funcionarios de la Conselleria de Treball de la Generalitat, entonces feudo de UDC) sigue coleando en los juzgados. Sirven al conseller o político de turno, porque a los que están inscritos o realizando un curso de ésos ya no tiene que contarlos como «parados» y puede presentar ante los votantes y ante sus jefes unas cifras «decentitas».

Nos acercamos peligrosamente a los dos millones de parados. Los problemas que la población percibe como más importantes, aparte del terrorismo, son el paro y la vivienda. ¿Qué hace el gobierno de Zapo y, en el caso catalán, ese monstruo de tres cabezas llamado Tripartito II? Zapo negocia con los terroristas; o más bien se baja los pantalones ante ellos (que te calles, coño, que si no Pepiño va a hacer restallar el látigo). Y el Tripartito II se dedica a proponer la confiscación de viviendas a lo «Doctor Zhivago», con un Carod que se cree una especie de Strelnikov redivivo.

A ver si va a pasar como en la película. Vaya, vamos a imaginarlo. Pongamos a Carod Rovira la estampa de Tom Courtenay (el actor que magníficamente interpretó el personaje de Strelnikov). Su camarada compañera, Lara Antípova, le pone los cuernos con el protagonista (se corren apuestas sobre quién podría representar a Yuri Zhivago). Situémonos al final de esa gran película, con Strelnikov-Carod caminando sobre la nieve, desarbolado, desgañitándose: «¡No soy Carod-Rovira! ¡Soy Pérez García! ¡Soy hijo del Cuerpo! ¡Soy Pérez García!». Caramba, David Lean era un profeta, además de un genio.

Soluciones expropiacionales

Que la izquierda cuando gobierna suele tener ideas «geniales», es cosa sabida. Ahí está, sin más, la Trujillita con sus «soluciones habitacionales»: el proletario pisito de 30 metros, que según decía ella, «en Suecia es lo normal». Seguramente es lo normal: pero también es normal que la Seguridad Social en Suecia no deje tirado a nadie y que esas viviendas consten de todos los servicios que los habitantes pueden necesitar.

Pero eso no es nada. Ahí está el d’Iznáha, que después de su experiencia ministerial zapateril trae «nuevas ideas». Y desde luego, es mucho más «genial» que lo de la menestra Trujillita: la de hacer un recuento de viviendas objetivamente «vacías» y alquilarlas por 6 años, nada menos, al mejor postor. O por un «precio justo». Es indiferente: suena a expropiación forzosa. Me acuerdo muy bien de cuando estudiaba la expropiación forzosa en la Facultad de Derecho. El epígrafe general era pomposo y rimbombante; pero ahora, visto lo visto, suena bastante exacto: «Sacrificio y lesión del patrimonio del administrado».

Claro que técnicamente no es una expropiación: es una especie de «confiscación temporal» para que tú, inmundo y vago propietario, no te creas que por pagar impuestos puedas hacer con lo tuyo lo que quieras. Y como los pisos están carísimos y las hipotecas tampoco son moco de pavo, «vamos a repartir el uso y disfrute de la propiedad para que todos puedan tener derecho a una casa, aunque sea por un tiempo». Ahí es nada la inventiva de este Tripartito II. ¡Vivan las soluciones alquilacionales!

¿Sorprende, pues, que el Tripartito II no trate de corregir la especulación inmobiliaria promovida -hace tiempo- por el Ayuntamiento de turno? Cierto que no es la única causa del encarecimiento de los pisos, pero sí la principal y por donde empieza ese asunto. Hasta ahora (puedo equivocarme) no ha habido escándalo inmobiliario que no haya tenido ramificaciones en algún munícipe (o en más de uno). Y bueno, si éstos de aquí no lo hacen, cuanto menos Zapo, para quien «España va de puta madre». Que los Ayuntamientos se nutren de las multas y de las licencias de obras lo saben ya hasta los niños de teta. Ahora bien, ¿cortar la mano que a todos ellos les da de comer, aunque sean comisiones nada más? Claro que no. Viven una realidad virtual, pero tontos no son, no.

In memoriam

Loyola de Palacio

Por Loyola de Palacio y Valle-Lersundi. Alfonso Guerra, haciendo gala de su resfriado ingenio, digno de mejor causa, la apodó «la monja alférez». Pero fue una Ministra de Agricultura como no ha tenido España en muchos años (algo podría aprender de ella la actual titular del ramo, aunque no es probable).

Sólo recuerdo dos detalles de ella: que con dos cojones (los que no tiene el PSOE actualmente) encabezó una manifestación contra una normativa injusta y perjudicial de la UE contra los intereses de España. De eso, por desgracia, nadie se acuerda.

El otro detalle del que me acuerdo es el «asunto del lino». No recuerdo bien quién lo destapó, pero el hecho es que ella salió exculpada de toda responsabilidad y cuando el foco de la justicia empezó a enfocarse hacia el PSOE, ¡oh, milagro!, del asunto del lino nunca más se supo.

Nunca la llegué a conocer y por tanto, no soy el más indicado para hacer un panegírico. Pero la imagen pública que dio fue siempre correcta. Trabajadora. Y que en la UE siempre veló por los intereses de España, algo de lo que Borrell y otros cantamañanas como él tendrían que tomar nota.

Lástima que en su Guipúzcoa natal nadie hará un homenaje oficial a una de sus hijas más ilustres. Todo lo contrario de Herr Fischler (Franz). Ese Fischler al que muchos españoles, especialmente los productores de aceite, teníamos atravesado. Después de habérselas tenido bien tiesas con ella nunca dejó de mandarle un ramo de flores por su cumpleaños, según cuenta Lucía Méndez en su emocionado obituario en El Mundo.

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Desaparece una de nuestras principales valedoras en Europa. Descanse en paz.

¡A la cárcel!

Éste es uno de esos casos en el que la realidad pone contra las cuerdas a la ley. Un vigilante jurado dispara e hiere de muerte a un presunto atracador. El atracador no va solo, sino que hay otros actuando conjuntamente con él. Sus intenciones de no irse con las manos vacías están claras. El vigilante, pues, haciendo uso de su arma reglamentaria, dispara y según decíamos antes, le hiere de muerte. Lo que a continuación sucede sólo se puede explicar en España: el vigilante es condenado por homicidio premeditado y la viuda del muerto se persona en el juicio como «acusación particular».
¿Cuál era la mejor argumento del vigilante? La legítima defensa, por supuesto. Pero veamos qué dice el Código Penal…
Art. 20.4 del Código Penal de 1995
El que obre en defensa de la persona o derechos propios o ajenos, siempre que concurran los requisitos siguientes:
  1. Agresión ilegítima. En caso de defensa de los bienes se reputará agresión ilegítima el ataque a los mismos que constituya delito o falta y los ponga en grave peligro de deterioro o pérdida inminentes. En caso de defensa de la morada o sus dependencias, se reputará agresión ilegítima la entrada indebida en aquélla o éstas.
  2. Necesidad racional del medio empleado para impedirla o repelerla.
  3. Falta de provocación suficiente por parte del defensor.

De acuerdo siempre con la ley, para «no sufrir el peso de ésta», debe actuarse de la siguiente manera:

a) Esperar a que el delincuente penetre en casa de uno (para que se dé el requisito de la «entrada indebida», sin el cual es inaplicable esta eximente).
b) Cerciorarse de que el delincuente va armado para, en su caso, responder a la entrada ilegítima y/o cualquier otra agresión de forma «proporcionada» y «racional».
c) No provocar de forma «suficiente» al delincuente.
d) Entretener al delincuente hasta que de todos modos lleguen las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado (Mossos, Policía, Guardia Civil) y se hagan cargo de la situación.
Pero no acaba aquí la cosa. No lo sé con seguridad, pero probablemente la viuda haya solicitado lo que en términos forenses se denomina «sustanciación de pieza de responsabilidad civil». O traducido a román paladino: que la «indemnicen» por la muerte de su marido. Aun con el debido respeto a las resoluciones judiciales, esto nos parece ya agregar el insulto a la ofensa.
Según se deduce de las noticias que van llegando, existe una gran sensación de inseguridad en la zona. Pero resulta que sólo sale a la luz cuando atacan a unos joyeros, gente importante de la región. Si esos delincuentes se hubiesen atrevido con alguien «menos importante», los hechos no hubieran salido prácticamente en todos los telediarios.
Al señor Saura, el «ecosocialista» conseller de Interior, le crecen los enanos. Entre los okupas de La Makabra, a los que no puede reprimir porque se lo impide su religión, y las bandas del crimen organizado, que parecen demostrar que el desorganizado es él, los ciudadanos no nos sentimos nada seguros. Cosas del Tripartito II y de la realidad virtual en que se ha instalado. Y mientras, el señor Corominas a la cárcel, por «homicida de albanokosovares». Los normales, a la cárcel; los anormales, a andar sueltos por ahí.

"España va de puta madre"

Lo ha dicho el presidente, claro. Yo no sé qué tiene el Palacio de la Moncloa que, una vez bien instalado y bien acostumbrado al edificio, al inquilino elegido por votación popular le aquejan toda serie de dolencias acordes con su personalidad. De Adolfo Suárez no recuerdo gran cosa; y tampoco de Calvo Sotelo, prácticamente un interrex antes de que llegara la etapa felipista. Por cierto, que fue Calvo Sotelo quien cayó en la cuenta de ese síndrome monclovita y lo explicaba más o menos jocosamente (no es fácil imaginar a don Leopoldo, con lo serio que era, mostrando animus iocandi) en sus memorias.

Pero a lo que vamos. ZP ha dado muestras de no ser inmune al edificio. Felipe cayó en la tentación de las «ausencias quejumbrosas» (Mecano podría haberle adaptado aquella canción para que dijese «Ay, bonsai, bonsai»), Aznar cayó en la tentación de mirarse el ombligo y de creer que todo lo que hacía era por el bien de España. ZP es menos trascendente y cae ruidosamente en la tentación del «optimismo filosófico»: nótese la diferencia abismal entre ir «bien» e «ir de puta madre». Se le puede conceder a Aznar que en eso era más realista.

Lo malo es que eso sólo lo sabe él. ¿Los demás? Los unos cachondeándose para no cabrearse ante tanta desfachatez, los otros sonrojándose en un silencio monjil. Y de todos ellos, la gran mayoría esperando a alguien que arregle lo que ZP está desarreglando (aunque costará unos cuantos años y muchos, muchos disgustos a mucha, mucha gente).

Sociedad civil

Valiente expresión esa de «sociedad civil». Como expresa Enrique Puchet, la expresión tiene su historia y se ve entroncada en primer lugar con lo económico, en la contraposición entre «burgués» y «político».

Prescindiré, no obstante, de las implicaciones filosóficas de la expresión, bien explicadas por el señor Puchet. A mí eso de «sociedad civil» siempre me trajo el aroma de los «representantes o prohombres de la ciudad», algo así como el Consell de Cent barcelonés. Luego, pensándolo mejor, llegué a la conclusión de que a la sociedad «no había que ponerle adjetivos», puesto que todos somos miembros de la sociedad. Ahora pienso, incluso, que el uso de esa expresión por ciertas personas de ideología nacionalista tiene un sentido excluyente; y específicamente, de los militares, a quienes algunos descerebrados consideran «miembros de un ejército de ocupación».

Vayamos poco a poco llamando las cosas por su nombre…

Curiosidades varias

Lauren Postigo

La semana comienza llena de noticias. La primera tanda es de dos obituarios que nada tienen que ver entre sí: por un lado, el de Augusto Pinochet, personaje idolatrado por algunos y temido y odiado a partes iguales por todos los demás chilenos, según mi concepto; por otro, el discreto deceso de Lauren Postigo, que extrañamente coincide con los fastos del cincuentenario de TVE, «la única» en los años en que Cantares llevaba su andadura triunfal (quien tenga alguna edad se acordará de que el programa se iniciaba con el pasodoble Suspiros de España y que se grababa o emitía desde el Corral de la Pacheca). Como siempre, en España uno tiene que morirse para que lo recuerden.

Y luego… pues… todo lo que está saliendo del 11-M. Parece que ahora el señor Vera (Rafael) sabe más del 11-M de lo que los españoles pensábamos. Igualito que con el GAL, oiga. Y que tal vez si habla, nos enteremos de una puñetera vez de quién, cómo, cuándo, dónde y, sobre todo, por qué. Lo más probable es que no caiga esa breva, mucho menos teniendo en cuenta el rifirrafe de Pepiño con José Antonio Pastor, del PSE a cuenta de unas «mentiras». Y obvio que eso, frente al esperado fallecimiento de Pinochet, no es titular de primera página. Cosas de este país…

(algunos estarán contentos de que este post «casi no hable de política»…)

Los palos y el sombrajo

Acabo de terminar la lectura de un demoledor artículo del profesor Roberto Centeno aparecido en El Mundo el pasado viernes 8 de diciembre.

De todo lo que se dice en ese artículo me quedo con dos ideas: la primera, que el Gobierno socialista sube los impuestos (con lo cual deja de ser de izquierdas, porque la izquierda en teoría «los baja»). ¿Y para quién los sube? Pues para las clases medias y los pensionistas, que (oh, contradicción) forman la masa de votantes del PSOE. Es decir, los sube para quien no se puede escapar de control porque sus recursos dependen de una nómina o de los presupuestos generales de una Administración (estatal, autonómica o local). ¿Los baja? Claro que sí. A los ricos, a los que pueden lavar su dinero en Gibraltar o en Suiza, a los que mediante «trampas legales» pueden tributar a un miserable 1% por sus actividades societarias (para las cuales hay que disponer de 2,4 millones de euros, eso sí).

¿Éste es el gobierno que se dice «social» y «obrero»? ZP nos quiere vender la moto; pero como decía Lincoln, «no se puede engañar a todo el mundo todo el tiempo». De todos modos, considero a ZP un monigote manipulado por otros, que son los que verdaderamente cortan el bacalao, la pescaílla o lo que se tercie. Más sangrante es la comparación con la realidad si tenemos en cuenta que el PP, «oficialmente de derechas», nunca ha escondido que es de derechas. El PSOE, en cambio, es un partido «de izquierdas» que, como vemos, hace una política de derechas sin ningún tipo de sonrojo. Si a un partido político no se le puede pedir un poco de coherencia entre su ideario y su forma de gobernar, apaga y vámonos.

La segunda idea con la que me quedo, que no expresa el profesor Centeno pero que yo personalmente deduzco es que, en todo este tiempo, España no ha dejado de ser una especie de cortijo privado, al que sólo han tenido derecho de entrada unos pocos. Y a esos pocos les ha importado bien poco que el país que devoran a tres carrillos se vaya al carajo mientras ellos estén bien. «Ellos», que además y en realidad, no tienen más ideología que la de su barriga y su cuenta corriente a costa de los sudores de todo el mundo.

Pero hay una reflexión, o tal vez duda, que me asalta: si cambiara el Gobierno, ¿cambiaría eso de «gobernar para los amiguetes»? No sé a qué pueda deberse; pero todavía no he oído a nadie en el PP expresarse en público con la claridad que lo hace el profesor Centeno (dejando aparte algunos términos técnicos, achacables a su condición de docente universitario). Y cuando la oposición, debiendo hablar, calla… Si con los argumentos y las razones que se exponen en ese artículo, el PP no tiene agallas para taparle la boca a ZP y a sus corifeos, apaga y vámonos. Nunca faltará quien diga que el PP es culpable hasta de las guerras púnicas. Y el PP, probablemente, callará.

A ZP se le ha caído el sombrajo. Y mucho me temo que a nosotros (a todos, tirios y troyanos), tarde o temprano, nos caeran los palos. Y el PP, callado. O tal vez no. ¿Quién sabe?
Pensamientos al vuelo

Ideas, intuiciones y otras cosas que se me pasan por la cabeza

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Las cuatro esquinas del mundo

Nadie entre sin aumentar la entropía

Mirando hacia arriba...

Reflexiones sobre cosas que pasan en los cielos

El vuelo del albatros

Pensamientos diversos a vista de pájaro

Cuatro amiguetes y unas jarras

Ya que no podemos arreglar el mundo, hablaremos de lo que nos interesa: la política y los políticos, el fútbol, el cine, y todo lo que nos molesta, acompañados por unas jarras de cerveza. Bien fresquitas, por supuesto

General Dávila

Nada hay como el soldado español y mi única aspiración siempre ha sido estar a su altura

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Verdades Ofenden

"Engullimos de un sorbo la mentira que nos adula y bebemos gota a gota la verdad que nos amarga" Diderot. / "El que tiene la verdad en el corazón no debe temer jamás que a su lengua le falte fuerza de persuasión" Ruskin – (Bitácora-Biblioteca virtual y PERSONAL, recopilatória de aquellos artículos que despiertan mi interés)

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El Patito se vió reflejado en el agua, y la imagen que ésta le devolvía le cautivó por su hermosura: era un magnífico Cisne

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