A esa triste condición han quedado reducidos los más altos cargos del Ejército. A impasibles convidados de piedra, mientras ZP y su menestra van desestructurando e invertebrando el Ejército hasta el punto de que «no lo va a reconocer ni la madre que lo parió», según la frase consagrada de Alfonso Guerra. Ya mencionamos aquí alguno de las cuestiones que más nos preocupan del Ejército, visto desde fuera. A día de hoy no tenemos sino que ratificarnos en aquello que escribíamos hace exactamente cuatro años, que no es otra cosa sino que a la detestable clase política que padecemos le interesa tener acogotado al Ejército. Ninguno de esos señores quiere otro 23-F (todavía no se sabe del todo lo que ocurrió aquella noche… y las memorias de Sabino son custodiadas como los secretos de Fátima), ni mucho menos un nuevo 18 de julio de 1936.
Pero no solamente eso. A esos intereses se unen otros intereses no menos bastardos. Es el caso de los nacionalismos, que con Zapatero vieron el cielo abierto para crear sus nacioncillas a costa del resto de España. Para eso es simplemente fundamental que España no tenga capacidad de respuesta ante una eventual sedición, que el iluminado y totalitario Carod ha fijado para el 2014. Por eso ZP ha afrentado a las Fuerzas Armadas nombrando a una persona cuyo perfil es absolutamente lo contrario que se necesita para estar al frente de dicho Ministerio: una persona antiespañola, «pacifista buenrollista» y que no tiene puñetera idea de asuntos militares. Ya dejamos aparte que se enfundara la camiseta de «todos somos Rufianes», cuando el susodicho cómico de la legua se ciscó en los «españoles» y en su señora madre. A mi modesto entender, ese hecho la incapacitaba directamente para ejercer ese cargo. Y por eso probablemente la eligió ZP.
¿Y los JEMEs y el JEMAD? Desaparecidos. Confundida la obediencia con el servilismo y patente la necesidad de calentar un sillón bien remunerado, el Estado Mayor guarda silencio cada vez que a la menestra y a su gabinete civil se les ocurre una genialidad. Como por ejemplo, el asunto del traslado del Museo del Ejército, pretexto para el intento de eliminación de memoria histórica desfavorable a la izquierda. O la prohibición de que unidades del Ejército participen en actos religiosos cuando ése es un hecho de larga tradición y visto con agrado por el pueblo, además (lo prueba la sonora pitada que recibió la menestra en Extremadura). Silencio en el Estado Mayor.
¡Cuánta razón tiene la Gaceta cuando dice que los generales sólo critican la situación de la Defensa cuando están ya retirados y en un artículo modosito en el ABC (el último, el teniente general García Pitarch)! No es de extrañar que el otrora glorioso Ejército Español se haya convertido en una especie de ONG (sin derecho a subvenciones por ser un nido de fascistas, claro) denominada Soldados sin Fronteras. Silencio en el Estado Mayor. ¿Es el silencio de los corderos? Como siempre, esperamos no tener que lamentarlo. De paso, veremos si Ceuta y Melilla siguen siendo españolas más allá de 2012…
¡ Estupendo Artículo!. Totalmente de acuerdo, en son unos Lameculos.¡Que vergüenza!.
¡Tragando con todo lo que les hacen y pasando como ONGS, por hacer algo. ¡Ya que de Ejercito tienen poco!. ¡Que tristeza, si lo viera mi padre despues de haber pasado la Guerra!.
Entre La Ministra que les han puesto, y los altos Cargos que estan cagados de pasar por otro 23-F, pues a tragar con todo. ¡Solo los Jubilados o Retirados, son los Unicos que dicen algo, pero claro esto no sirve de nada!.
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