A primera vista parecen extraños compañeros de cama.
Por un lado, José María Aznar, primer ministro español de 1996 a 2004, que proviene de la derecha política. Por otro, Pilar Rahola, una periodista radicada en Barcelona y antigua diputada, es activista de izquierdas. Ambos, no obstante, comparten una misma pasión: defender Israel.
Replican sin complejos a los críticos de Israel, especialmente a los hipócritas cuya virtuosa indignación por los derechos humanos sólo se despierta cuando creen que Israel está por medio, mientras que en otros casos duerme el sueño de los justos.
Figuras públicas como ellos son una verdadera rareza en Europa y en estos tiempos. Parece que se obtiene mayor beneficio apoyando, o al menos, tratando de calmar a los enemigos de Israel.
He aquí un fragmento de un escrito que Aznar envió no hace mucho al Times:
Defender el derecho de Israel a existir en paz dentro de unas fronteras seguras, requiere un grado de firmeza moral y estratégica que a menudo parece haber desaparecido en Europa. Y los Estados Unidos muestran preocupantes indicios de moverse en la misma dirección.
Para los países occidentales que se alinean con quienes discuten la legitimidad de Israel, para aquellos que se dedican a juguetear en organismos internacionales con asuntos de seguridad vitales para Israel, para aquellos que pretenden apaciguar a quienes se oponen a los valores occidentales en vez de enfrentarse con firmeza a ellos, no es solamente un grave error moral, sino un error estratégico de primera magnitud.
Israel es una parte fundamental de Occidente. Occidente es lo que es gracias a sus raíces judeo-cristianas. Si se elimina el elemento judío de esas raíces y se pierde Israel, nosotros también estaremos perdidos. Nos guste o no, nuestros destinos están inevitablemente unidos.
Traemos a colación también estas palabras de Pilar Rahola, en inglés (gracias al sitio web Portal de Ideas):
¿Por qué no se organizan manifestaciones contra las dictaduras islámicas en Londres, París, o Barcelona? ¿O demostraciones contra la dictadura birmana? ¿Por qué no se hacen manifestaciones contra la esclavitud de millones de mujeres que viven desprotegidas legalmente? ¿Por qué no se organizan manifestaciones contra el uso de los niños como bombas humanas allí donde hay un conflicto con el Islam?
¿Por qué la izquierda, tanto en Europa como en el resto del mundo, se obsesiona con las dos democracias más sólidas del mundo (los Estados Unidos e Israel) y no, en cambio, con las peores dictaduras del mundo? Ambas democracias han sufrido los atentados terroristas más sangrientos en lo que va de siglo, y a la izquierda no le importa en absoluto… Por ejemplo, un partido de izquierdas español expulsó a un militante por crear un sitio web pro-israelí. Cito del documento de expulsión: «Nuestros amigos son los pueblos de Irán, Libia y Venezuela, oprimidos por el imperialismo y no un estado nazi como el israelí».
No soy judío. Ideológicamente soy de izquierdas y periodista de profesión. ¿Por qué yo no soy anti-israelí como el resto de mis colegas? Porque, como no judío, tengo la responsabilidad de luchar contra el odio antijudío y en la actualidad, además, contra el odio hacia su patria histórica. Luchar contra el antisemitismo no es deber de los judíos; es deber de quienes no somos judíos. Como no judío, periodista y de izquierdas, tengo una triple obligación moral hacia Israel, porque si Israel es aniquilado, la libertad, la modernidad y la cultura serán igualmente aniquiladas.
Lo sorprendente del caso es que a pesar de las incesantes críticas y burlas de sus adversarios, ellos se han mantenido con firmeza en sus opiniones.
Cuando Aznar llegó al poder en 1996, nadie hubiera dicho de España que era un país cercano a Israel. De hecho, temeroso de perjudicar sus importantes lazos comerciales con el mundo árabe, España no estableció relaciones diplomáticas plenas con Israel hasta 1986. Sin embargo, conjuntamente con su valerosa ministra de Exteriores, Ana de Palacio, Aznar se acercó a Israel. Este cambio se pudo visualizar en la Reunión Anual del Comité de Judíos de América (AJC en sus siglas inglesas) de 2003.
Desde luego, Aznar no iba a ir políticamente muy lejos con esta nueva posición. Cero. No le haría ganar puntos ante el electorado. Y ciertamente ningún lobby político le estaba urgiendo a dicho acercamiento. Más bien lo hizo por una razón que los «realistas» no podrán entender nunca: porque creía que era lo correcto.
Lo mismo ocurre con Rahola. La conocí en 2002, cuando era aún una desconocida en los Estados Unidos. Leí una entrevista que le hicieron en la revista francesa Proche-Orient. Me asombraron sus comentarios intrépidos. El AJC tradujo los comentarios al inglés y los distribuyó ampliamente, permitiendo que el público estadounidense conociese a Rahola por primera vez. En otras ocasiones la invitamos a los Estados Unidos, y en 2009 le entregamos nuestro Media Award.
He aquí una muestra de la entrevista de 2002:
Antes de nada, no acepto el uso de la defensa de la causa palestina como pretexto para crear una epidemia de antisemitismo. Si en Europa hubiese habido una discusión en serio, en la que no se hubiese dudado en condenar los graves y permanentes errores de los palestinos; si Europa hubiese sido más crítica con los palestinos, hoy estaríamos más cerca de una solución. Pero Arafat disfruta de apoyo y legitimidad en Europa, que le permite no desperdiciar una sola oportunidad de perder oportunidades para llegar a la paz. El sentido común nos dice que cabe el establecimiento de un Estado palestino al lado del israelí, pero no en vez de éste. No obstante, parece que en lo más hondo Europa no acaba de digerir la existencia de Israel y se podría decir incluso que la misma existencia de Israel provoca enfado y resentimiento en la izquierda europea.
Aznar y Rahola dicen cosas que necesitan ser oídas y repetidas muchas veces. Haciendo eso atraviesan la espesa niebla de la corrección política que envuelve a muchos, impidiéndoles entender lo que ocurre de verdad en este mundo al revés de hoy (y pagando un alto precio por ello). No menos importante es que ellos nos recuerdan vívidamente que Israel es una causa que puede unir a la izquierda y la derecha en las sociedades democráticas.
¡Bravo por Aznar y Rahola! Ojalá se puedan escuchar largamente sus voces en defensa de Israel (y de los valores democráticos compartidos).
(Traducción libre. Original aquí. Gracias a Barcepundit por traer la noticia).
Amigo Aguador,
Yo también estoy con Israel, o mejor dicho, defiendo un trato justo para Israel por parte de los medios (de algunos particulares no espero nada) su derecho a existir y su derecho a la autodefensa. Me considero mucho más cercano a Israel, un estado laico, democrático y libre, con sus luces y sus sombras, que a los terroristas de Hamás y a los estados medievales que le rodean, donde se pasan por el forro los derechos y libertades.
Estoy descubriendo que esto del antijudaísmo está más vigente de lo que yo nunca habría imaginado. Gente en principio culta e informada es capaz de custionarme sin rubor alguno el tema del Holocausto, no digo ya discutiendo las cifras del genocidio, que también, sino llegando a dudar de su misma existencia. «un invento de la CIA», me dijo el otro día uno. Hablas con algunas personas y notas ese sentimiento de rechazo a los judíos (y por burda e incorrecta extensión, a Israel). Un rechazo que viene de muy lejos y desde muy dentro. Preocupante.
Un extraño sujeto ha pasado por mi blog hace dos días insinuando que yo defendía a Israel a causa de mi apellido de orígenes judíos (primera noticia oiga). No, no sirve de nada que me declare agnóstico y que mi única Fe sea la del sentido común. O que repita hasta la saciedad que en España la mezcla de sangre ha sido tan intensa y prolongada que cualquiera de nosotros tiene sangre judía o árabe por ejemplo. Somos todos de la raza de los perritos «mil leches». Da igual, esta gente va a piñón fijo. El mundo tiene que ser como ellos lo ven, y si la realidad se lo niega, ellos la rechazarán.
Un saludo
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Amigo Daniel:
Totalmente de acuerdo en lo que comentas. Y aún te digo más: por todo eso me extraña la «curiosa» alianza entre los progres, que dicen ser «de izquierdas» (y por tanto, «tolerantes» y «con mucho talante») con los musulmanes, que ni son «tolerantes», ni tienen «talante» ni ná de ná. La única explicación que le veo es (desde mi humilde punto de vista español) es que los perroflautas de salón han extendido (más que transferido) a Israel el tradicional «odio» a los USA, puesto que es USA quien de algún modo mantiene a Israel como Estado-tapón frente a los árabes.
Pero no solamente es curiosa dicha «alianza» por eso, sino porque como es bien sabido, musulmanes y nazis estuvieron en muy buenas relaciones, unidos por el común odio a los judíos. No se ha estudiado mucho, pero creo haber leído en alguna parte que los sirios tuvieron como asesores militares a nazis huidos de la criba de Nuremberg. Aquí tienes un punto de partida para documentar conexiones entre los nazis y el Islam. Eso es lo que hace que el Islam sea tan peligroso hoy en día.
E igualmente peligrosa es la inconsciencia (cuando no directamente la mala fe) de nuestros dirigentes masones, españoles o europeos, que se echan en los brazos de ese Islam tratando de debilitar a la Iglesia católica, que es la que siempre ha ofrecido un muro de resistencia, tanto a unos como a otros. Y mucho me da que si no hacemos ahora los deberes, en dos o tres generaciones volveremos a ver gaseados a los judíos (y a quienes tenemos presentes las palabras del pastor Niemöller), esta vez en nombre de Alá, «el grande, el misericordioso»…
Saludos,
Aguador.
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Gracias por el enlace. Entre mis 15.000 borradores de posibles posts tengo pendiente este de los musulmanes aliados de Hitler. Una historia poco conocida.
Saludos
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Pues te animo a que escribas sobre el tema. Que se vaya sabiendo en brazos de quién se echan los perroflautas cuando, por ejemplo, dicen que «una prohibición general sólo supondría añadir más penalización a las mujeres que lo visten y que, a su juicio, «ya son víctimas» del burka (una perla más de la menestra Aído).
Saludos,
Aguador.
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Destaca usted esta frase de Aznar:
«Defender el derecho de Israel a existir en paz dentro de unas fronteras seguras, requiere un grado de firmeza moral y estratégica que a menudo parece haber desaparecido en Europa. Y los Estados Unidos muestran preocupantes indicios de moverse en la misma dirección.»
¿Cuales son las fronteras de Israel? ¿Incluyen lo que los isrelíes llaman Judea Y Samaria? A juzgar por la intensidad y velocidad a la que se produce la ocupación, parece que sí. El problema es que no son esas las fronteras internacioanlmente reconocidas.
Si lo que pretende Israel es tener unas fronteras seguras, debería epezr por definirlas con claridad u sin lugar a equívocos.
Si, como parece pretende anxionarse toda Cisjordania, incluido Jerusalén Este, debería anexionarse también su población y conceer a sus habitantes la ciudadanía de pleno derecho, lo contrario es apartheid y limpieza étnica.
Israel debería aclarar estos y otros conceptos de manera clara, sin ambigüedades y sin el echar balones fuera haciéndose la víctima.
Y sí, yo también soy partidario de un trato justo para israel. Los miramientos y los paños calientes que se utilizan con ese país no son justos.
Un saludo.
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Apreciado Txomin:
Como espero se habrá dado cuenta, el artículo es una traducción más o menos ajustada de un original. No estoy al 100% de acuerdo con lo que dice, pero en líneas generales sí lo estoy. En cualquier caso, el artículo destaca unas frases también de Pilar Rahola, que por cierto, son bastante más duras que las de Aznar… y que habla del victimismo palestino (y de las cuentas en Suiza de Arafat, las cuales son pasadas por alto por los activistas propalestinos… Incongruente, ¿no?
Saludos,
Aguador.
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