Pasado ya el éxtasis-decepción de la Lotería (todavía) Nacional, la que los nacionalistas irredentos juegan en el país vecino, me gustaría hacer alguna reflexión sobre ese particular. Recuerdo de mis años mozos que estando en la Facultad tuve un profesor de lo que antes se llamaba Economía Política. Este señor descifraba para de forma comprensible nosotros, pobres zotes aspirantes a abogados, los arcanos de la ciencia de los números con significación económica. Cierto día nos hablaba de la Teoría del Consumidor y esas cosillas microeconómicas. Nos dijo que jugar a la Lotería era lo más irracional que uno podía hacer, porque, según explicaba, «la probabilidad matemática de que le tocara a uno ya no el gordo sino un buen pellizco era, como poco, milmillonésima y gastarse todo ese dinero era perderlo».
Han pasado los años y el argumento sigue siendo consistente. «Las matemáticas no mienten», diría probablemente mi profesor. La compra de lotería ha alcanzado el rango de costumbre solidificada y es algo que muchos españoles hacen automáticamente, sin pensarlo demasiado. Sin embargo, a mí hace tiempo que llamó un detalle la atención: que el Estado, si no me equivoco, se queda con el 55% de la recaudación, y que ésta suele sobrepasar la dolorosa de julio (la del IRPF). Es decir, recauda más apelando a nuestra codicia e ilusiones que a nuestra responsabilidad derivada de ser miembros (y miembras) de esta nuestra sociedad. Y es dinero que se gasta en tocar las narices a nuestra sociedad, precisamente porque para las cosas importantes éste es un Gobierno débil e inoperante.
Pero la lotería hoy no es solamente comprar un décimo (o un número entero, si han visitado ustedes a la pitonisa y les ha dicho que tal o cual número va a tocar). Hoy la lotería es tener trabajo, y que lo contraten a uno no es menos lotería que aprobar un examen y trabajar en la Administración. Hoy la lotería es tener salud. Hoy la lotería será que el Gobierno no encuentre otra forma de tocarnos las narices en vez de dedicarse a lo que se debe dedicar. Y conocido como es el gafe de ZP, hasta que él no se vaya yo tendré la impresión de que estamos jugando con dados cargados. Por otro lado, como ZP no se irá hasta que le echen (motu proprio ni lo sueñen ustedes) los suyos o las elecciones, y como Mariano se ha sentado a esperar en vez de presionar en todas las áreas (a lo mejor él tiene tiempo; España, probablemente, no), nos queda una larga agonía por delante. Pero de ese tema daremos cuenta en un próximo post.
Como no se irá, la mejor lotería es la salud y el humor para aguantar lo que nos queda de aguantar a estos pajarracos. Si hay alguien que se quede en el camino, que sea el innovador cara tortuga.
¡Feliz Navidad!
🙂
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Eso, eso, sobre todo ése que dice ser «de centro reformishta y perfil bajo, shiempre»… xDDDDDD
¡Feliz Navidad! 🙂
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¡Pero siempre por Cataluña, toca algo!. Que suerte tienen
los Catalanes, ¡con la pasta que ya se tiene por ahi!. Yo compro poquisimo porque la de Navidad, no toca nunca. Es mucho mejor la del niño, que alguna vez tocan pequeños premios.Pero como bien dices la verdadera loteria, es tener Trabajo, Salud, Amor, y sobre todo que ZP se vaya para siempre.
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¡Hay que ver «esos catalanes», eh? xDDDDD
No estará de más recordarte que Cataluña es la comunidad donde más se juega; así que en el reparto, siempre es fácil que toque algo más. Aunque, como digo en el post, la lotería será que nos toque un gobernante que no tenga miedo de decir y sentirse ESPAÑOL y que ponga un orden en este circo de 17 pistas en que se ha convertido España. Y lotería será también que ZP «nos deje» antes del 2012…
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Con estos jamones, me has dado antojo del bueno. Y hablando de jamones, una sorpresita le tengo a la Trinidad Jimenez. Bueno, mis mejores deseos para ti y los tuyos en este año 2011, siempre agradecida por contar con tu amistad.
Abrazos
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Efectivamente la Lotería se ha convertido en este país en cualquier cosa que en otro sería normal.
Saludos
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Amigo Aguador, feliz año 2011, en el que seremso más pobres pero menos ingenuos.
Un abrazo
Daniel
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