Expectativas


Más allá de ciertos ruidos superficiales, como las absurdas, ofensivas, extemporáneas y reversibles declaraciones del lama baturro o el caso judicial que parece estar hoy en candelero (el llamado Fall Weiss), lo que está más bien de mar de fondo son expectativas. Faltan menos de dos meses para que los ciudadanos celebremos la fiesta de la democracia (tan desvirtuada que hasta Sonny Corleone presentaba mejor aspecto) y todo parece girar alrededor de ellas.

En primer lugar, las de Rajoy. No las de si va a ganar las elecciones. Eso lo da por cantado hasta Público, que ya es decir. La cuestión es de cuánto. La buena noticia –para él– es que empieza a haber encuestas que dicen que superará a Aznar y a su mayoría de 181 diputados. Se manejan apuestas sobre los 192 o 193 diputados, así que habrá premio para casi todos, incluso para los que en Valencia hace tres años no estaban nada de acuerdo con él.

Dentro de esas expectativas resaltan las de los ministrables, pues también hay quinielas acerca de ellos. Tiene mucho el aire a qué hay de lo mío. Después de la larga travesía del desierto a que fueron sometidos por el PSOE, ahora muchos ponen la mano y dicen: «Acuérdate en 2007 (o en 2009, o el año que sea) todo lo que yo hice por el Partido». Mucho de qué hay de lo mío. Pero como Rajoy ha hecho bandera del no pronunciarse inmediatamente (o mandar a otros), habrá que esperar al último minuto a ver qué es lo que decide.

En segundo lugar, las de Rubalcaba. Son inversamente proporcionales a las de Rajoy y también hay encuestas; pero en el caso del señor Rubalcaba dicen que podría descender del suelo de Almunia o incluso de la barrera psicológica de los 100 diputados. El problema de Rubalcaba es básicamente la ausencia de programa. Su programa ha sido atacar el programa de los demás; de forma que ahora que Rajoy no se compromete ni se moja en nada, los estrategas de campaña le van diciendo: «Propón esto, a ver si cuela». Y RbCb, disciplinado, lo propone, hasta que se le echan encima y le restriegan que él formó parte durante 7 largos años del Gobierno que nos ha hundido en la miseria.

Dentro del Partido, la situación se asemeja más a una larga Nacht der langen Messer y a un qué hay de lo mío, si bien con un cariz distinto: «No me puedes dejar en la cola del paro, con la de cosas que yo he hecho por el Partido». Se espera una revolución a la visigoda (moría el rey y el resto de nobles se cosían a puñaladas entre ellos, de forma que el que quedaba vivo era el nuevo rey). Se especula incluso con que hasta el PSC se escinda del PSOE. Cosa con cierta «lógica», porque la división izquierda-derecha en Cataluña ha desaparecido del mapa y se ha sustituido por la división nacionalismo (formalmente independentista o no) – constitucionalismo. Todo lo cual, hay que decirlo, trae su causa del escoramiento hacia prácticamente la apatridia de la izquierda en general: «ser español es ser facha», pretendiendo refugiarse en esas nacionalidades de nuevo cuño que les permiten ser nacionalistas sin temor a que los llamen fachas. Lo cual, por otro lado, justificaría perfectamente que se les llamara antiespañoles o enemigos de España a quienes así se pronuncian (como el caso del català d’importació Alfonso López Tena).

Expectativas de los nacionalistas, tanto vascos como catalanes. Su aspiración no es, obviamente, ganar las elecciones, sino ser complemento necesario del que las gane, como hasta ahora. A ellos les viene bien un Gobierno central débil como ha sido el de ZP, porque con sus debilidades ellos van construyendo su Estadito. No creen en España, que para ellos es la vaca que sólo ellos tienen derecho a ordeñar y que además no puede decir que para ellos no hay leche. Sin embargo, dada la expectativa de una mayoría más que holgada para Rajoy, están esperando. Para él se presenta una oportunidad de oro para frenar la voracidad de las autonomías (si es que no se quieren suprimir) o para reordenar el sistema de arriba abajo; ellos, en cambio, temen que se les acabe la bicoca del chantaje y del incumplimiento de artículos como el 139 de la Constitución (señaladamente y entre otros).

Se habrán dado cuenta ustedes de que lo mejor queda para el final: las expectativas de los españoles de a pie, que podrían resumirse en una: que llegue alguien que nos garantice libertad, progreso (que no «progresismo», que de eso ya vamos bien servidos, gracias), trabajo y pan. Y que nos devuelva el respeto interno y externo que hemos perdido durante estos últimos 7 años. Y que ate en corto a los responsables de las taifas no permitiéndoles gastar lo que no tienen y jugar con los ingresos de nuestros nietos. Porque les digo una cosa: si Rajoy se limita a rellenar la despensa que han vaciado a conciencia el desgobierno socialista, las autonomías (de todos los colores) y los ayuntamientos (ídem) y no se preocupa de nada más, ésta es la última vez que voy a votarle (no me gusta, pero los de la izquierda antiespañola y los nazi-onalistas aún me gustan menos). Total, en esta «democracia» no tengo en realidad ningún otro derecho más…

Por lo demás, hoy, Fiesta de la Hispanidad y Día de las Fuerzas Armadas y de la Guardia Civil, ¡VIVA ESPAÑA! ¡VIVA LA GUARDIA CIVIL!

Gotas que me vais dejando...

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.