Vía No a todo me entero de que la última ocurrencia genial de la Junta de Andalucía es que «los niños aprendan flamenco en el colegio». Como si Griñán y sus boys no tuvieran ya bastantes problemas. Sobre todo uno y mú gordo que se lllama Su Señoría D.ª Mercedes Alaya, con sus EREs, sus fondos de reptiles y otrah coziyah… Ohú. Que ya es casualidad que al apellido de la juez le falte sólo una letra para formar el nombre del caso de corrupción más grande (en calidad y cantidad) destapado en los últimos tiempos en aquellas tierras. Claro que si Su Señoría firma acortando su nombre en «M.»…
Pero no hay que sorprenderse, que en todas partes cuecen habas (y en casa de uno, a carretadas). Lo de Griñán no deja de ser una de tantas gilipolleces de un régimen agónico (si 30 años de mando en plaza no son un régimen, ya me dirán ustedes) para distraer la atención y tal vez algo más que la atención. Pero ¡ea! Lo importante no es que los niños andaluces sepan de sumá y de restá, que eso é mu esaborío. Lo importante es que sepan irse por tarantas, seguiriyas o soleares (las que seguramente cantarían Griñán y sus boys si los llevaran donde debieran estar) en vez de matemáticas y lengua (esperen ustedes que antes de irse propongan la inmersión lingüística en andalú, que seguro que también se les ocurre).
No importa que er niño no zepa ná de tó eso, qué va. Manque ar niño, namá que sarga d’Andalucía, le traten asina…
Y la mare, con loh ojoh enlagrimaoh, pensando: «Ohú y qué arte tié mi niño. Me lo ví a llevá a la tele pa que cante argo y noh eshe una manita cuando al pare le dehen de pagá er sello (el PER, para no andaluces)…»
Lo de Andalucía es terrorífico. Por una parte, los sociatas han instalado un régimen como bien comentas basado en la ignorancia, la vagancia, la demagogia, el robo y el despilfarro. Y cuando hay algún cambio de gobierno, mantienen las tradiciones sociatas, no vaya a ser.
Es una pena que gente tan maja y que vive en un sitio tan rico y bonito tenga tan mal gusto a la hora de elegir a sus representantes. Aunque, bien mirado, lo mismo se podría decir de todos los españoles que «hemos» elegido al gaznápiro del ZP.
Un abrazo.
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Yo creo que en Andalucía hay un problema. A muchos todavía les dices la palabra «señorito» y puedes notar como se les erizan los pelos y les nacen garras y colmillos. Además, han sufrido un martilleo publicitario y educativo que identifica al «señorito» con «la derecha» y ya tienes buena parte del cuadro. Más aún: a pesar de que ahora mismo Arfonzo Guerra no desentonaría mucho en el papel de «señorito andaluz», lo mismo que toda la vieja guardia del PSOE-A, aún hay muchos convencidos de que «no é lo mimmo»…
En cuanto al gaznápiro de ZP, discrepo: no lo hemos «elegido». Nos lo han «puesto». Pero eso ya daría para otro post 🙂
Un abrazo igualmente,
Aguador.
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