La caída de los Patxis


Máis do mesmo (ou non)

Empezando por las buenas noticias, en Galicia el PP ha literalmente arrasado en las elecciones autonómicas. Ha aumentado sus escaños y por tanto, ha afianzado aún más su mayoría absoluta. Era un resultado previsible, a la vista de las campañas de los demás partidos que podían disputar la silla a Alberto Núñez Feijóo. El Pachi gallego, en cambio, se ha pegado el trompazo electoral de su vida (más bien «bajada») y, como sus homólogos nacional y vasco, ha dejado la formación bajo mínimos. No obstante, contados los votos, resulta que el PP ha perdido en Galicia 132.000 votos, nada menos. Como apunta en su análisis Elentir, el factor principal ha sido la abstención. No debería Feijóo lanzar las campanas al vuelo, pese a que menudean los discursos triunfalistas a cuenta de los escaños.

Por supuesto, los gallegos sabrán lo que hacen cuando dan por buena la política lingüística de Feixóo, que aunque no sea un área «de gestión» (ya que por lo visto se pondera su «gestión económica»), sí es importante. Máxime cuando esa política es importada de Cataluña (concretamente, fue Fraga quien copió de pe a pa la Llei de Normalització Lingüística de 1983), con los resultados conocidos aquí, y que allí, con el tiempo, no tardarán en aparecer. Ha sido escorarse un poco con el tema de la lengua y así quitar aire y espacio a los bloqueiros y otras hierbas, cuyos resultados modestos dan idea del poco recorrido que tenían estas opciones entre la población.

El caso más llamativo, cómo no, es el de SCD. Una formación a la que se ha tratado de ningunear: desaparecida de los medios, desaparecida de las encuestas, con intentos de actualizar el pasado presuntamente delictivo de su presidente, Mario Conde y con puesta en circulación de consignas tipo «es un delincuente» y similares, que los peperos a machamartillo han repetido hasta la saciedad. Partían también con el hándicap de que su asamblea constituyente fue hace poco más de un mes. Y en política española lo de llegar y besar el santo… como que no funciona. Y los gallegos, que son más bien pausados en estas cosas de las elecciones, le han mandado el mensaje de «que espere».

Tal vez sea bueno el resultado para el PP. ¿Lo será para los gallegos? En tres meses, la respuesta. En todo caso, en las celebraciones y felicitaciones eché de menos a Galicia. Como si las elecciones las hubiera ganado el Dépor o el Celtiña. Todo el mundo hablaba de la victoria del PP; pero pocos o nadie se acordaron de que Feijóo no gobierna sólo para ellos, sino para todos los gallegos y además en un contexto nacional, pues todavía son España. Y, contra lo que piensan algunos, no sólo los gallegos pueden hablar de Galicia…

Ahí va la hostia que se ha pegado, pues

Hablar de los resultados de Vascongadas es casi para llorar. El Patxi vasco, sabedor de que no tenía futuro en Euskadi tras las elecciones, se blindó ese peazo de pensión vitalicia, que dudo que el presidente electo Urkullu le revoque. Y se irá a Madrid a enredar, a ver si le dan algún cargo en la renovación que se perfila. La posición de Urkullu es sin duda muy cómoda: puede jugar al juego de las dos boinas: puede pactar tanto con Bildu (gracias PPSOE por inducir al TC a dejarles participar contra la opinión del TS) para acelerar la cosa independentista como con el PSE-EE para dar un cariz más moderado a su gobierno.

Está claro que el pacto constitucionalista ha fracasado, lo cual ha de ser apuntado en el debe de los líderes nacionales. Si ZP, por un lado, no hubiera defenestrado a Redondo Terreros acusándole de «seguidismo del PP» y por otro, Basagoiti no hubiera ejecutado la limpieza en su partido (apoyado por la complacencia silente de Mariano), barriendo a aquellos que aportaban peso y valor al mismo (María, Regina, Nerea y otros), tal vez los resultados hubieran sido otros. Aparte de eso, algunos patinazos de personajes públicos del PP vasco han hecho el resto: así, la foto de los concejales del PP compartiendo brindis con los bilduetarras («somos compañeros, joder, pues»), o la última, en que en una entrevista con Isabel San Sebastián, Oiartzabal acusa a la periodista «de beneficiarse del PP mientras a ellos los mataba la ETA» (sic). Con estos mimbres no se construye un partido ganador… y así lo ha entendido el electorado vasco.

La mala noticia es que Bildu ha pegado un salto espectacular: de los 5 a los 21 escaños. Veremos de qué forma podrá condicionar la política de Urkullu, arrimar el ascua a su sardina y conducir a las Vascongadas por el pedregoso sendero de la independentzia. Nuevamente y como decimos, gracias PPSOE, por dejar que la marca blanca de ETA tenga presencia política en las instituciones, sin que la organización nodriza abandone las armas y mucho menos se disuelva, como pedían (con la boca pequeña, además) algunos políticos ilusos. Creen que vistiéndolos de lagarterana los van a «civilizar». Pues creo que van de lado. Y en los próximos meses se va a ver.

Permítanme finalizar con una anécdota, que esta vez será gráfica. La imagen no tiene desperdicio y la anécdota es de envergadura

Y el voto es VÁLIDO…

Gotas que me vais dejando...

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