Que tiro de la manta


He tardado algunos días en escribir una nueva entrada porque las noticias que han ocurrido desde la última entrada son susceptibles de provocar vómitos de diversa consideración. ¿Qué nos queda a los españoles de a pie, dada la bunkerización de la casta política-económica? A priori queda, como poco, el desencanto y la desesperanza. Pero la historia nos enseña que por mucho que a los españoles nos hayan dorado la píldora, hemos acabado recorriendo el camino de la desesperación a la ira sin dejar títere con cabeza.

Vean, si no, ustedes. La explosión del caso Bárcenas, que a su vez y al parecer tiene conexiones con el Gürtel ha puesto a la dirección de Génova, 13, como una caterva de viejas temblonas. Ni siquiera la elaboración de un argumentario ha frenado la marcha imparable de los acontecimientos y, sobre todo, las preguntas. Ahora resulta que lo importante no es aclarar por qué el señor Bárcenas, si «ni siquiera es miembro del Partido», disponía de despacho y secretaria para atender llamadas. Lo importante es saber quién se ha ido de la lengua. Unos dicen que si Cospedal, otros dicen que si Aguirre… Ni siquiera falta quien apunta la tesis del ajuste de cuentas entre facciones rivales.

Hagamos un repaso: empezó la cosa ya prácticamente nada más llegar al poder Mariano, con el caso Díaz-Ferrán, más el caso Urdangarín, que por lo visto trae una real cola de no te menees. Los casos Palau y Pepiño Blanco siguen su marcha triunfal (a paso de caracol) hacia los tribunales, que parecen los judíos en el desierto. Llegamos a finales del año pasado con los germans Dalton pillados de marrón uno tras otro: que si ITVs catalanas, que si escapaditas andorranas, que si cuentas de marmolistas en Suiza (para mármol, el de la cara del Pujolet correspondiente), que si cochecitos-leré de alta gama… El escándalo era monumental, pero la cosa acababa de empezar y, como dice la frase consagrada, «aún no habéis visto nada».

Mientras estábamos en ello y todos los emboscados progres en las redes sociales aprovechaban para echar cubos de mier… bueno, de eso que ustedes se imaginan sobre el PP, que ya venían de Bankia (nota: «lo de Bankia» no se entiende sin la dejación de funciones o ejercicio torticero de las mismas a mayor gloria de ZP por parte del Banco de España y su exdirector MAFO, aunque ya nadie hable de éste), salta el caso Bárcenas, cuya relevancia reside en que el citado señor fue tesorero del PP durante 20 años y por tanto, conoce muchos trapos sucios de mucha gente. Con todo, lo malo no es (o no sólo no es) que Luis el cabrón pueda tirar de la manta (con lo que demostraría ser, a ojos de sus excompañeros de partido, un cabronazo de primera magnitud) sino que esos trapos existan y que en tantísimo tiempo nadie haya levantado la voz para corregir esa corrupción.

Del otro lado las cosas tampoco pintan bien. La pesoe tiene dos granos en salva sea la parte: el primero, los EREs falsos, del cual consiguieron descabalgar a S.Sª Dª Mercedes Alaya, mujer fuerte donde las haya pero que extrañamente tuvo que pedir la baja cuando empezó a acercarse al nivel más alto de la trama (apuntando al mismísimo Presidente de la Junta). Eso no se podía consentir. Mas ahora lo de Amy Martin, y otro escándalo relativo a una prisión de Huelva y 400.000 euros. Y luego lo de Mercasevilla, caso en el que comparten protagonismo con IU. Y podríamos seguir, pero dejo el tema aquí.

La impresión que uno tiene es que estamos caminando por un campo minado. Y que cada vez que damos un paso salta un escándalo. Lo que me duele de todo esto es que a estas alturas ya no consuela ni el «y tú más» ni el «y tú también». Y el hecho de que personas habitualmente ecuánimes hayan perdido su ecuanimidad y se apuntan con rabia a echar mier… bueno, eso que ustedes se imaginan sobre unos y otros. Eso sí, lo hacen en las redes sociales, que es muy cómodo: está a un clic de ratón y no peligra el puesto de trabajo o, en su caso, la integridad física. Nadie quiere revoluciones y además siempre queda (todavía) la economía sumergida, esa a la que Draculín Montoro no le puede echar el guante (todavía).

Quizá el remedio estaría en considerar que la corrupción no se puede erradicar por ser un impulso humano, tan humano como el altruismo (aunque éste cotice hoy a la baja). Pero sí se puede –y desde luego, en los países con mayor calidad democrática que el nuestro funciona– corregir la corrupción castigando a los culpables por vía judicial (si Islandia pudo, ¿por qué nosotros no?).

Me pregunto cómo nos tratarán los libros de Historia de aquí a cincuenta años. Intuyo que no me gustaría, aunque no esté ya para verlo.

2 comentarios en “Que tiro de la manta

Gotas que me vais dejando...

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