Sepan ustedes que en las Batuecas, como el jefe, tenemos de tó. No solamente gambas, chopitos, croquetas y jamón. La oferta también incluye chorizos de calidad suprema y otros embutidos de difícil digestión para los batuecos, como el fuet andorrano-suizo en sus diversas variantes.
Pues bien: hemos incrementado la oferta. Ahora, además de todo lo anterior (poca broma), resulta que en esa parte de las Batuecas en que los batuecos van por la calle con la barretina calada hasta las cejas, disfrutaremos de cine. Naturalmente pagado de nuestros bolsillos (en las Batuecas no se entiende el cine de otra manera); pero en eso los batuecos nos hemos mostrado desgraciadamente muy productivos. Vean, si no, la que se ha montado desde que sabemos que se graban conversaciones en los restaurantes. Aparte de ser una catástrofe para el negocio de la alta restauración (¿qué pez gordo irá ahora a comer a un restaurante de campanillas para degustar la cuina del país si sospecha que hay bichos en el florero?), ha trascendido que sobre la clase política catalana existen nada menos que 500 informes. Desde luego que es una cuestión de método, pues sólo de esa manera puede llegar a reunirse tanta información.
Desarrollando un poco más la noticia, resulta que todos han encargado informes de todos, unos más y otros menos, pero todos han querido levantarle las faldas (o bajarle los pantalones, no seamos sexistas) al adversario político, con sospechas fundadas de que encontraría algo. De hecho, el problema es que haya algo que encontrar. Pero no nos desviemos, que la cosa tiene su aquél. La agencia de detectives que hizo los seguimientos y demás es una empresa de José Zaragoza, fontanero de Montilla y uno de los capitanes del Baix Llobregat que se rindieron al charnego de Iznájar transmutado en chico de los recados de la oligarquía política catalana. Lo que significa que esa agencia espió a todos por encargo de todos.
Y eso a su vez nos da idea a los ciudadanos de a pie de la desconfianza reinante en(tre) la ¿alta? política catalana, así como de otro hecho lamentable: dedicarse a hundir el crédito ajeno significa que el propio está agotado, cosa que efectivamente le ocurre hoy al PSC. Por eso se dedican a intentar sacar los trapos sucios de los demás, mientras procuran tener los suyos a buen recaudo. El problema es que, además, la fama les precede, porque no es la primera vez que los pillan haciendo guarreridas españolas con alevosía, premeditación y nocturnidad. Recuerden ustedes y sitúense allá por el año 1992, con la resaca olímpica a punto de caernos encima. En aquel año del Señor (Felipe, aún), era a la sazón vicepresidente del Gobierno Narcís Serra, cuando la costumbre era tener un solo Vice. Tuvo que dimitir por una pifia llamada escuchas del CESID, el predecesor del CNI. Apuntaba maneras el tema.
Más recientemente tres nombres (de los que se conocen y se acuerda uno) siguen jalonando la trayectoria del espionaje socialista. El primero de ellos fue Roberto García-Calvo, magistrado del TC, de quien dicen que, por ser «conservador» y al estar en contra del Estatut catalán «había que apartarle» de las votaciones. El segundo de los nombres es Manuel Pizarro, a quien dos agentes del CNI, al parecer, realizaron algún seguimiento. Finalmente, una palabra que, aunque desde cierta bruma de la memoria, les puede llegar a sonar: Interligare. Nada menos que la empresa que instaló equipos de escucha dos o tres números después de Génova, 13. Eso explicaría el exabrupto a Carlos Floriano: «Sé todo lo que haces y oigo todo lo que dices», aunque, como siempre, lo complicado es demostrarlo. Máxime cuando los depósitos de pruebas judiciales parecen tener las puertas de plástico si la persona a la que se puede imputar es pez gordo de Ferraz.
Pero con ser los que más han acudido a esta clase de prácticas nada legales, no son los únicos. Albert Boadella relata en su libro Adiós, Cataluña cómo, llevado a presencia del Molt Detestable Pujol, éste le puso delante un dossier. Y esto, ya antes de llegar al Pati dels Tarongers. Lo cual hace suponer que después se dedicaron con más ahínco (y más medios) a recopilar información de todo el mundo…
Total, que ahora la política catalana está como la RDA justo antes de la caída: nadie se fía de nadie porque todo el mundo espía a todo el mundo a cuenta de la Stasi. Saber quién represente el papel de la temida policía política de Honnecker puede aquí ser complicado. O tal vez no. Mientras tanto, disfruten cuanto puedan de esta peli de espías de serie B… Dejo a su criterio decidir quién es, en el caso de Sánchez-Camacho y Victoria Álvarez, quién es la que tiene los pantalones bajados.
Un comentario en “Espía como puedas”