No quiero insistir en ello, Dave, pero yo soy incapaz de cometer un error.
Arthur C. Clarke, 2001, una odisea del espacio
Los españoles dormimos una cierta cantidad de horas. Muchas o pocas, pero las dormimos. No soñamos con ovejas eléctricas (tal vez algún freak de la computación sí lo haga, pero estamos hablando del español medio, oigan). La cuestión es que Rita no duerme, ni sueña con ovejas eléctricas. Se pasa la vida viendo ceros y unos. Y transformando esos ceros y unos en información comprensible para esos homínidos poco evolucionados (puags) que la miran con tanta atención, como si fuera una chica de calendario.
Pero Rita es el nombre que tiene el terror del españolito medio: para unos, una vez al año, para otros cada tres meses. Es ni más ni menos el ordenador central del Ministerio de Hacienda, ese lóbrego y oscuro lugar donde Montoro y todos los demás ministros de Hacienda que han sido tejen sus telas de araña para atrapar a las incautas moscas (los ciudadanos que son requeridos de pago) que se acercan por sus dominios.
En estos últimos días ha saltado una polémica con real cola. Parece ser que Rita, que nunca duerme, ha descubierto un desfase patrimonial en la Infanta Cristina. Un desfase patrimonial de nada menos 1,4 millones de euros. Teniendo en cuenta que a muchos ciudadanos, aunque el desfase haya sido de un euro, les han levantado una paralela y a toda velocidad, no está nada mal. Han saltado las alarmas y se ha puesto todo un mecanismo en marcha, ideado al alimón por Casa Real y algún cerebrito del Ministerio. Han esparcido la especie de que nada menos que trece Registros de la Propiedad e igual número de Notarías han cometido un error, basado en el DNI de la Infanta. Perteneciendo ésta como pertenece a la Real Familia, consta únicamente de dos dígitos, lo que según dicen los presuntos expertos, es lo que ha podido causar el error. Naturalmente y con razón, los Notarios y Registradores han montado en cólera al ver que se les intentaba cargar el muerto con semejante justificación.
Al final, como siempre, se ha sabido la verdad. Cabe razonablemente suponer que, tras el descubrimiento del desfase por Rita, ha habido un cruce de comunicaciones entre Zarzuela y Hacienda. Se pusieron manos a la obra para corregir el error. ¿Y cómo? Sencillo: intentando borrar las huellas de las transacciones que constan en los registros públicos (para ciertas personas es una faena que puedas enterarte lo que ellos hacen y deshacen con su patrimonio). De ahí que se intentara que trece Notarios y Registradores pagaran el pato.
¿Y todo para qué? Para evitar que tanto a nivel judicial como mediático, la Infanta volviera a ser imputada. Ya sabemos el estigma que conlleva la imputación judicial (384 LECr aparte, desde luego). Que por eso la señora Tejeiro, esposa de Diego Torres, vino a decir, en lenguaje llanísimo, que «si ella no es puta, yo tampoco». Hay que librar a la Infanta del proceso judicial, limpiarla de toda mácula aunque sea con salfumán y el vestido quede hecho una birria.
Así, pues, y nuevamente por vía indirecta, la Monarquía está convirtiéndose en nuestro Humpty-Dumpty nacional. No solamente por los tortazos físicos que se pega el Rey (que también), sino porque últimamente parece que no hay un miembro de la Casa Real, por acción o por omisión que esté sano…
Humpty Dumpty sat on a wall,
Humpty Dumpty had a great fall.
All the king’s horses and all the king’s men
Couldn’t put Humpty together again.
Vamos, que ni uniendo los esfuerzos de Ussía y de Luis María se podría recomponer la cosa. Por otro lado, es una diabólica coincidencia que el DNI de la Infanta sea el núm. 14. Que a mí (y a muchos de ustedes también, seguro), les ha recordado de inmediato este texto:
Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social.
Por no hablar de las palabras de Papi en las Navidades pasadas:
La Justicia debe ser igual para todos.
Y lo dejo aquí, que ya me da la risa (floja)…