Se nota que se avecinan tiempos turbulentos para las Batuecas. El consexo socialdemócrata se cae a cachos y los que cortan el bacalao sin presentarse a las elecciones cada vez tienen menos empacho en mostrar la realidad del régimen que vivimos.
Yo no sé qué le puede haber pasado al ministro Catalá Polocú. A mí me da que está un poco harto de que pese sobre él la losa de Gallardón, que todos los días daba un campanazo o abría una zanja. El actual titular de Justicia, por el contrario, es un señor más bien anodino y de marcado perfil técnico. Vamos, de los que le gustan a Mariano: calladito y en plan del Neruda («Me gustas cuando callas porque estás como ausente»). Posiblemente, como presidente de la patronal de las tragaperras hablara más.
El hecho es que ayer dio un campanazo que a muchos nos ha dejado tiesos. Ahora, claro: tras la polvareda levantada las reacciones de diversos medios de comunicación, el ministro recula y da a entender que «sólo era un globo sonda, ¿cómo íbamos a restablecer la censura?». Y así. Que no se puede gobernar a base de globos sonda es más que sabido. Pero en este tiempo final, donde el calor de la contienda política derrite las máscaras a toda velocidad, parece cumplirse ese dicho de Nietzsche: Nichts ist wahr, alles ist erlaubt. Nada es verdad, todo está permitido. No tenemos la seguridad de que algo que no podemos creer hoy no pueda ser una realidad mañana.
Esto de las filtraciones de los secretos sumariales de los juicios, y mas aún dd los imporantes, debería ser cortado de raíz. Tanto al que facilita la información desde dentro de los juzgados, como al medio que COMPRA dicha información. Recalco lo de comprar, porque seguro que hay un tremendo mercadeo con estos asuntos.
Ahora, si queremos que en este país se pasen las líneas rojas de la intimidad, la profesionalidad de los jueces, la violación de los secretos, etc etc., adelante. No nos quejemos luego del mal funcionamiento de la justicia, esa misma que ya de por sí funciona mal, y para una vez que algún ministro propone algo en favor de resolver este problema, todo el mundo, los medios los primeros, claro, le ponen a parir.
No se me confunda con un foribundo pepero ni nada de eso. Sólo quiero expresar mi sentimiento en favor de la profesión de los jueces y en contra de los que, por dinero, quieren una justicia de mercado. Me se ha entendido?
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El solo hecho de que se filtre un sumario ya sería un delito (197 y ss. CP) y el hacerlo por precio y siendo funcionario público son agravantes. Otra cosa es que la ley se aplique a quien verdaderamente se tiene que aplicar y que «la Justicia sea igual para todos».
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