A la vista de lo que les contaba en la entrada anterior, ¿qué ha hecho Mariano? Digamos que alguien normal se aprestaría a admitir algún tipo de responsabilidad política, cuyo componente más importante es la vergüenza torera. Pero a estas alturas de la película está claro que Mariano camina dos metros por encima del suelo. Al igual que en las europeas del año pasado, sólo reconoce fallos de «comunicación».
Sin embargo, los «fallos» no son estrictamente de comunicación, algo que afectaría a Carmen Porfavor, sino de una índole muy distinta. Y aunque hemos atizado a Luis María Ansón en otras ocasiones, en ésta tenemos que darle la razón:
Pero no solo de pan vive el hombre. Lo que ha fragilizado al PP y ha situado a Rajoy en el índice de aceptación más bajo ha sido:
la lenidad del presidente ante el órdago secesionista catalán;
el desdén al tratar los asuntos que interesan a aquellos que defienden la religión y que en número de 11.000.000 acuden a misa todos los fines de semana;
la agresión de Montoro a la propiedad privada con una crecida desmesurada de los impuestos y un acoso agobiante de Hacienda;
la pasividad ante las agresiones a la dignidad de España por parte del mundo proetarra.
Y una forma inadmisible de hacer política desde la soberbia y la prepotencia.
Lo hemos separado por ítems para que se lea mejor. Mariano y su cuadrilla creyeron que estas bofetadas a su electorado no les iban a pasar factura. Creyeron que era un «voto seguro», lanar, que diría Federico. Y no: unos se han fugado a Ciudadanos (sobre todo en Cataluña y por la primera razón), otros a VOX y una parte no pequeña se ha quedado en casa, considerando que no existía un voto útil que supliera su tradicional voto al PP.
Lo último sigue siendo más que evidente. Por utilizar un símil furbolero, Mariano es como aquel míster de equipo de Primera División que, preguntado en la rueda de prensa posterior al partido por qué se sonríe de oreja a oreja cuando a su equipo le han metido cinco goles, responde: «Esh verdad que nosh han metido cinco golesh… pero hemosh conshervado el dominio del campo en todo momento». Un poco como Van Gaal: «Siemprrre positifo, nunca negatifo».
Si lo que querían era desmovilizar a su electorado más fiel (el sector conservador católico), desde luego, lo han conseguido. Al sector liberal lo han herido de muerte, con la derrota de Esperanza Aguirre, que probablemente justificará la imposición, más tarde o más temprano, de una Gestora en el PP madrileño para terminar de quitarse de encima a tan molesto verso suelto. Vencido el sector aguirrista en el PP, los únicos que quedarán son los socialdemócratas, tal y como anunció Mariano en 2008. Para entonces ya serán indistinguibles del PSOE, si es que para entonces queda algo del PSOE fuera de Andalucía.
Siendo malpensados, podríamos decir que tal vez era eso lo que se buscaba. Hay una derecha social a la que el sistema político está intentando desmantelar. Esa derecha social que cerró filas contra ZP y a la que la resistencia dio alas empezó a morir el día 21 de noviembre de 2011, justo en el momento en que aquellos elementos de la Resistencia que formaban parte del PP decidieron cerrar los ojos, olvidar el cerebro y balar mansamente ante toda palabra proveniente del Líder.
Era importante privar de altavoces a esa derecha social. Se intentó borrar del mapa de la comunicación a una cadena de televisión (Intereconomía) en torno a la cual se articulaba esa derecha social. Hoy, gracias al duopolio televisivo y al abrazo de oso que le hizo 13TV ante la mirada complacida de Soraya, arrastra una existencia zombie como canal de pago rescatado por Russia Today. Y todo por no querer someterse al control de agenda administrado por Soraya y querer ejercer el derecho fundamental escriturado en el art. 20.1.d de La Nicolasa. Derecho que Soraya, como abogada del Estado que es conoce, pero que en la práctica se pasa por el arco de triunfo.
Privada de altavoces mediáticos, la derecha social no se rindió e intentó dar cauce a su inquietud política a través de un partido político, articulado en torno a un ex del PP, Santi Abascal. La campaña contra VOX fue feroz, tanto desde fuera como desde dentro. Desde fuera, con trolls y palmeros berreando en las redes sociales «¡Resentido! ¡Devuelve las subvenciones a DENAES!». Y desde dentro, infiltrando a personas que al final han conseguido que los decentes y los verdaderos demócratas se marcharan de ese partido asqueados. Todo muy evangélico: «Heriré al pastor y se dispersarán las ovejas» (Mt 26, 31).
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