Concatenación (IV)


Mingorrubio, ese lugar

Y llegamos a uno de los puntos fundamentales del plan de Sánchezstein. Antes de que a él se le ocurriera la genial idea, gentuza como el Tardà o el Rufián –dejo a ustedes los correspondientes chistes fáciles– ya habían propuesto algo en ese sentido. Pero ahí quedó la cosa, estado de la cuestión reflejado por esta entrada. El hecho es que da igual lo que quieran proponer: sabemos ya que lo que quieren es dinamitar el Valle, de forma figurada o literal (a los socialistas, más comedidos, les basta con lo figurado; al resto, más salvaje, les va lo literal).

Por de pronto –y es algo que anunciamos–, el primer paso era sacar a Franco del Valle. Tuvo que ser la Sala III de lo Tendencioso-Administrativo del Tribunal Supremo (que dice algún radiofonista y esta vez con razón), sólo porque un simple Juzgado se oponía a ello. Había que sacar la artillería; ¿y para qué están los jueces? Para servir al Gobierno en las cuestiones importantes, faltaría más, pues de él depende que los jueces, a través del hipercontrolado CGPJ, asciendan de categoría o se queden donde están. Lo hemos visto con la sentencia del procés, que es una sentencia «en falso» y, tal vez, si alguien puede y quiere denunciarlo, una prevaricación («chorizada», en castizo). Como la resolución de esa Sala Tercera del Alto Tribunal, otra «chorizada» para agradar al Gobierno. Lo cual nos obliga a distinguir entre verdaderos jueces y «lacayos con puñetas».

Tenemos una segunda «prevaricación», no sé si de relevancia penal, pero sí política. Muy bien, se saca a Franco del Valle. ¿La familia puede decir algo? No. Parece ser que la familia Franco posee una cripta en la Catedral de la Almudena… pero el Gobierno les negó ese derecho, a través de la correspondiente indicación al Alto Tribunal. ¿Esto ocurre en China, en Corea del Norte, en la URSS o en la DDR? No; ocurre en España. Usted, señor, no puede enterrar a su difunto donde usted quiera con independencia de la relevancia histórica de su difunto. Se debe un respeto a los muertos y es mejor que descansen en paz. Principio básico que Sánchezstein se ha pasado por el forro de su enorme entrepierna y tarde o temprano le va a costar caro.

Uno tiene ese dejà vu y piensa en el gilipollas malvado de Largo Caballero, el Lenin español (por cierto: ¿dónde está esa tan cacareada «extrema derecha» que ni derriba ni pintarrajea siquiera la estatua en Nuevos Ministerios de ese personaje siniestro?) cuando dijo aquello de «Quiero decirles a las derechas que si triunfamos colaboraremos con nuestros aliados; pero si triunfan las derechas nuestra labor habrá de ser doble, colaborar con nuestros aliados dentro de la legalidad, pero tendremos que ir a la guerra civil declarada. Que no digan que nosotros decimos las cosas por decirlas, que nosotros lo realizamos» (El Liberal, de Bilbao, 20 de enero de 1936). Y ahí tienes a Sánchezstein diciendo: «Dije que lo sacaría del Valle y, ¡hala!, lo he sacao».

De aquí surgen dos cuestiones. La primera: ¿para quién se montó ese espectáculo de luz y sonido? No para los familiares, a los que hasta requisaron los móviles. No para los «nostálgicos», que son cuatro, están mayores y apenas hacen ruido; y que, por si fuera poco, se montó un cordón policial para que no pudieran estorbar el espectáculo. De aquí sacamos una segunda mentira, la de Carmen la de Cabra: que «no habría publicidad» (se acreditaron unos quinientos medios, entre nacionales e internacionales») y que incluso «el Parlamento europeo se había pronunciado sobre un mausoleo público» (nunca jamás dijo eso el Parlamento europeo). Es mi modesta opinión que ese espectáculo de luz y sonido se montó para que Heinrich Kissinger (no me bese, por favor, que tiene halitosis) y sus adláteres vieran que el Gobierno español (que no el pueblo español) marcha francamente por la senda del NOM. Ese espectáculo sólo podría agradar a alguien que dijo: «España, cuando es importante, es peligrosa». Como ese sujeto ya tiene 91 años, hay que suponer que agradará a la delegación regional española del mismo. Hay que destrozar España; y para ello, nada mejor que empezar por sus mitos.

Y la segunda cuestión era la siguiente: ¿hubo un ritual masónico en el re-sepelio de Franco? Voces autorizadas parecen indicar que sí lo hubo. Por eso no se quisieron cámaras ni móviles ni aparato alguno con el que se pudiera dejar constancia gráfica o auditiva de la profanación. Además, cabría suponer la finalidad de ese ritual sería algo así como la de «encadenar al monstruo», para sortear lo que algunos medios han llamado la maldición de Tut-Frankh-Amón, para que no moleste en los planes que ya llevamos un rato describiendo.

Por último, la elección del lugar de la re-inhumación. Sacado Franco del Valle, ¿a dónde lo llevamos? Hay que alejarlo de cualquier lugar católico. Lejos, por tanto de esa cruz de 120 metros que tanto ofende a los rojelios y masones patrios como a los extranjeros del Bilderberg (denominación genérica para ese grupo de personas que trata de imponer un gobierno mundial, conocido popularmente como NOM y que son de todo menos buenos). Lejos también de la cripta de la Almudena, que además de ser un «lugar católico» está en pleno centro de Madrid: arreciarían las «peregrinaciones» cada 20-N y eso no se puede permitir. Escogieron un lugar llamado Mingorrubio, del que no conocíamos su existencia hasta que el Gobierno decidió que allí se volvería a inhumar a Franco.

Ahora ya han dicho que quieren sacar también a José Antonio. Falta que salga algún descerebrado y diga que lo que hay que hacer con los restos mortales de ese hombre es tirarlos a una cuneta… que en realidad es lo que hacían los rojos con los que no eran afines suyos: pegarles un tiro y enterrarlos en una cuneta. Supongo que los abuelos de estos rojelios, que mayoritariamente pertenecieron al bando nacional, se revolverán en sus tumbas que nunca nadie va a profanar.

De las consecuencias –terribles– de todo eso hablaremos en una próxima entrada. Lo que esperamos es que, como ni este Gobierno ni el Bilderberg van a durar para siempre, venga alguien que en España vuelva a poner las cosas en su sitio. Y bueno, lo que van a conseguir es que tarde o temprano se vuelva a poner esto de moda:

Gotas que me vais dejando...

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