ZP es hoy un juguete roto. O por lo menos, desde el lunes pasado se ha hecho evidente que lo es. Ésa es la lectura que yo hago de las primarias socialistas en Madrid. En la Villa y Corte hay mucho socialista harto del okupa de la Moncloa y por tanto, la victoria del camarada Gómez Franco no lo sería tanto por méritos propios sino como expresión de ese hartazgo, ya que la disidencia directa en los grandes partidos está simplemente prohibida (como decía el chiste, «si te vas de la lengua, te vas a la…»).

Además, el gafe de ZP ha funcionado a pleno rendimiento. Ha apoyado calurosa e incondicionalmente a su súbdita Trini, que sólo por sentido del deber hacia su partido y por «lo que mande el señoriiiiiiitooooooo» (pónganle voz de Gracita Morales) se ha presentado a las elecciones de Madrid, para que el camarada Gómez Franco tuviera algo parecido a un rival al que medirse. Pero a la Trini le ha pasado lo mismo que a su tocayo T.J. de Los hombres de Harrelson. Siempre que éstos iniciaban una acción y se distribuían en el edificio donde había que actuar, el teniente Harrelson decía, en la perentoria voz de José Guardiola: «T.J., al tejado». Y allí que se ha ido la Trini… y ha resbalado. Y aunque el batacazo no ha sido planetario (como probablemente sea el de Montilla en noviembre), ha perdido 52 a 48, que ha escocido en Moncloa bastante más de lo admitido oficialmente.

Al margen de que el camarada Gómez Franco haya vuelto a su sonsonete cansino de «Espe lo hace todo mal» (el muchacho no es que tenga mucha imaginación), muchos leen el evento en clave nacional. La cuestión es la siguiente: sabemos que ZP es una especie de camaleón político, capaz de decir una cosa, aparentar que hace otra y hacer una tercera. A veces, incluso, ha sido más fácil leerle al revés (ha hecho muchas cosas que dijo que no haría). Pero las piru(l)etas y los conejos en la chistera se acaban cuando la realidad avisa de que hay 5 millones de parados (a los que «bajo ningún concepto» íbamos a llegar, Corbacho dixit). Se acaban cuando la realidad dice que tardaremos más en salir del hoyo que el resto de la UE, siendo la causa la incuria, despreocupación y sinvergoncería de nuestros desgobernantes (tanto del gobierno como de la presunta oposición).

Sepan ustedes que tengo mi teoría. Al margen de los intereses de potencias extranjeras (Francia, o Alemania, al ver que nosotros sacábamos pecho en Niza y había que bajarnos los humos), está el interés de determinados prohombres del régimen, a quienes Aznar cerró el grifo y necesitaban un hombre de paja, un testaferro y un actor algo más que mediocre para ponerle de pantalla mientras ellos volvían a saquear eficiente y ordenadamente el presupuesto público. Da igual que sean los nacionalistas, la banca, los colectivos gays (pero de izquierdas, ¿eh?, que si eres gay no puedes ser de derechas) o los brujos visitadores. Es decir: ZP es un monigote manejado por otros que le escriben el guión en todo momento.

Sin embargo, la cosa va mal y ya no se puede tapar, como les decía. Algunos socialistas de la vieja guardia se están tentando los bolsillos (sus negocios o su sillón) y ven que ZP les va a llevar a la ruina, cosa que no es para menos con el nivel de paro, de inflación y las continuas degradaciones de rating en las instituciones internacionales de calificación financiera (que no son fachas peperas, como algunos podrían pensar).

Otros socialistas, menos preocupados por el tema crematístico, ven que la pesoe se está convirtiendo en ideológicamente insostenible. El pueblo tiene noticias, por desgracia, de las chozas que se construyen los socialistas dentro y fuera de España y razona lógicamente: «¿Y éstos eran los que decían que «el lujo era de derechas»?». Desde las propiedades de José Aloevera Bono, pasando por las chabolas a pie de playa de Felipe (tal es su mano que ni siquiera hace falta poner el apellido) o la Chacona, los apartamentos en zonas exclusivas de la Märschallin Salgado o la Voguemomia, hasta el complejo llamado Vila PSOE en Vilagarcía de Arousa, todo es lujo en esta izquierda caviar (y habría que añadir a Gallardón, ese socialista de derechas). Nada que ver con los esforzados años (los de la presunta honradez del socialismo-pata-negra de Pablo Iglesias.

Parece que el barco se hunde. Y por lo visto, los barones territoriales no quieren saber nada de ningún cargo nacional, y menos de ZP. Así lo expresaba José María Barreda, presidente de Castilla-La Mancha. No es de extrañar: dado el efecto de la ayuda prestada por ZP a La Trini, prefiere que no le apoyen. Yo también lo preferiría, oigan. La cuestión ahora es a ver quién tiene los braulios de convocar un congreso extraordinario para echar a ZP de su sillón y para poner un poco de sentido común, ya que no en el país (eso es pedirles demasiado, porque su horizonte es el de El País, no el del país), sí, al menos en su partido.