Navajazos, nachetazos y rejoneos


No me cabe duda de que a estas alturas de la tragicomedia española que vivimos, ustedes habrán llegado a la misma conclusión que yo: que la política es un asunto de familia. O más exactamente, de familias. Últimamente asistimos a los navajazos entre el clan de la vieja guardia socialista, agrupada en torno a Grupo Prisa, y el clan de la nueva vía, agrupados éstos en torno a Mediapro. Que sólo por eso unos y otros deberían decidir de común acuerdo que desapareciese la «O» de la marca comercial y pasarse a llamar «Partido Socialista Empresarial Español». En realidad la última «E» también sobraría, pero eso es merecedor de otro post.

Todos los partidos grandes (los pequeños no, porque ya sería lo que faltaba: encima de pocos, mal avenidos) tienen ese problema: de que después de un largo recorrido (sobre todo, después de perder las elecciones), el partido se fracciona en familias que defienden formas distintas de hacer (a veces uno tiene la impresión de que en realidad lo que se contrapone son formas distintas de saquear el erario público). Y una vez formadas esas familias, el tema es que permanecen, ya sea en el odio, ya sea en el interés. Uno no puede dejar de acordarse en estos casos de cierta escena de esa obra maestra absoluta que es El Padrino I en la cual se reúnen i tutti capi para firmar la paz tras la entrada en el negocio de Sollozzo, il Turco, que casi provocó una guerra.

El caso es que llevamos muchos días jugando los que en el fúrbo se llaman «minutos de la basura». La legislatura estaba acabada incluso antes de llegar al Debate del Estado de la Nación de la canción. Si me permiten ustedes, hasta diría que se terminó en febrero pasado, cuando se retiró a un segmento de los 5 millones de parados los 420 euros de subsidio y Frau Merkel vino a este Bundesprotektorät a ver cómo iba la cosa.

Los únicos que sacan tajada de la situación son los nacionalistas vascos y catalanes. Lógico: si el odiado Estat espanyol se cae a cachos (en lo que ellos, apoyando a ZP, han tenido buena parte de responsabilidad), hay más terreno para los estaditos federalitos como el chiringuito político que quiere montar aquí la oligarquía catalana, tanto la de derechas como la de izquierdas (vulgo sociovergencia).

Por todo ello, porque las instituciones y su acción parecen absolutamente detenidas y aguardando la llegada del otoño salvador con la convocatoria de elecciones, la degradación de la vida política avanza imparable, bien aderezada de intereses económicos poco confesables, cobra interés el nachetazo (la colocación digital de la mujer de Nacho Escolar en RTVE, en un puesto para el que ni siquiera tiene currículum) que denuncia Carlos Carnicero, el más reciente despedido de Prisa (y además, bastante deprisa, según cuenta él) y el rejón que por persona interpuesta (en este caso, Cebrianito de la Sierra), manda RBLKGB a ZP, al margen de que Cebrianito de la Sierra respire por la herida de los contratos concedidos a Mediapro.

En esto, señores, ha quedado la política nacional a día de hoy. En navajazos, rejones y nachetazos diversos a la espera de que llegue alguien que diga que «este circo se ha acabado». No sabemos si será Rajoy esa persona. Pero si no es él, alguien debería llegar y decirlo. Y hacerlo.

3 comentarios en “Navajazos, nachetazos y rejoneos

  1. Rajoy, me temo, está haciendo de Don Tancredo, esperando que la fruta madure y caiga por su propio peso. Por desgracia, la fruta está podrida desde hace ya mucho, y no sé como va a terminar esto para los de siempre, o sea, para los sufridos ciudadanos convertidos en pagadores de despilfarros ajenos.

    Un saludo.

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