Bueno, bueno, bueno, bueno. Que la conferencia se ha terminao y no ha aparecío la Lirio por ningún lao. Así, más o menos, parece haber terminado la llamada conferencia política, en que al parecer han arreglado el país, more suo, y no han hablado de sus propios problemas, que era lo realmente interesante del asunto. Todo por la falta de autocrítica, podríamos decir. La única que ha sido medianamente sincera ha sido la presidenta andaluza, Susana Díaz: «Hay que reconocer que no estamos bien». Dicho esto, vayamos por partes, que dijo Jack el Destripador.
El León de Solares, pletórico
Primero, los problemas, que pueden distribuirse en tres frentes: primero, el judicial, con el que Susana Díaz ha de enfrentarse todos los días, aunque no pueda competir en estilo y clase con S.Sª Mercedes Alaya. Las revelaciones del diario El Mundo van poniendo de manifiesto la catadura de los individuos que mandan hoy en UGT; y ello, a su vez, complica el enlace entre UGT y PSOE, al igual que ocurre con CC.OO. e IU (vulgo Partido Comunista de ¿España?). Total, que Susanita tiene un marrón de tamaño king size.
Segundo, y parafraseando al ínclito Pasqual Maragall, «vostès tenen un problema, i aquest problema es diu PSC». El PSC hace mucho que es una olla de grills, donde cada uno diu la seva: unos comulgan ahora más con las ideas de ERCiU, como Montserrat Tura; otros piden la fundación de un PSOE en Catalunya y Pere Navarro se apunta a una especie de tertia via, que no se sabe a dónde quiere ir a parar. ¿Resultado? Votante socialista catalán desorientado, votante español cabreado y desorientado.
El anterior problema nos lleva al tercer y frente: el del liderazgo. El brujo mayor, pese a que ya está mayor, no quiere soltar la vara de tejo. Rubalcaba ya tiene 62 tacos, pero ha abrasado (por ahora) a todos aquellos que querían moverle la silla. El León de Solares se siente como un chaval y ha conseguido (por ahora) que no se hable de su sucesión. Cree que tiene cuerda para rato y que es una especie de sacrilegio hablar de sustituirle por alguien que pudiera ser auténticamente renovador. Poco importa que el partido se hunda en las encuestas y que sea en realidad un contrasentido el que alguien que lleva 40 años en el partido pretenda dirigir la «renovación»: él se aferra a su silla de montar y ha desafiado a los jóvenes a que lo descabalguen. Ninguno de los que se postulaban ha podido moverle ni tanto así, y Susana Díaz, administradora de la mayor federación que hoy le queda al PSOE, ha medido muy bien sus palabras para que no la tachen de «postulante».
RbCb, lírico, explicando su «amor a España»
Nos quedan, pues, los temas de los que sí se ha hablado en la famosa conferencia política. Forman casi todos ellos parte del discurso tradicional del PSOE. Veámoslos brevemente:
a) El laicismo. Bueno, Pablo Iglesias hubiera pegado un respingo de haber oído ese vocablo, proveniente de la reserva ideológica de la masonería francesa; pero conecta bien con aquello del Fundador de «… aniquilar a la Burguesía, al Ejército y a la Iglesia», que dijera en aquel 7 de mayo de 1910 en el Congreso. Antigualla que hoy se traduce en «denunciar el Concordato»: que no hay tal, sino un Acuerdo sobre Asuntos Jurídicos de enero de 1979 (suponemos que usan el término «Concordato» porque suena más «nacionalcatólico» y para engañar a los bobos). Y que se traduce también en aplaudir a rabiar cada vez que un tarado pone un explosivo en una iglesia… si es que no lo mandaron ellos. Laicinismo a tope, vaya.
b) Cambios en la LOREG. Veamos. La LOREG es de 1985 y vino en el mismo pack que la LOPJ (dos fechorías por una en pleno verano: una ganga, oiga). Y en todos estos años no la han tocado ni una sola vez. Ni en los trece que gobernó Felipe, ni mucho menos en los ocho que mandó ZP (por supuesto que los otros tampoco). ¿Vamos a creerles ahora, que están en horas bajas y que son capaces de prometer la luna para volver al poder? Va a ser que no.
c) El diputado 351. Otra pamema de RbCb. De ésas que, como decía Tierno Galván, uno debe olvidarse cuando consigue su objetivo, a saber la consecución del poder. No hay más que tirar de hemeroteca para descubrir cuándo han escuchado ellos al «pueblo» (para ellos un ente abstracto, un arquetipo marxista, nunca personas de carne y hueso). Es decir: nunca.
d) La corrupción. Vaya, ahí le han dado. Si empezaran a eliminar cargos y carguitos simplemente imputados (no ya condenados por sentencia firme), lo mismo tenían que plantearse la refundación. De hecho, ahora ya deberían, pero esa limpieza sería una razón a fortiori. De su actuación anterior en estos casos no cabe esperar gran cosa de esta propuesta tampoco.
e) Cambios constitucionales… pero de derechos ya existentes. Lo que pone los pelos de punta es que quieren incluir el aborto y la eutanasia entre los derechos fundamentales, en contradicción directa con el art. 15 en su redacción actual. De los demás que proponen sólo puede deducirse una cosa: que, como estatistas que son, no admiten la preexistencia al Estado de las libertades individuales. Como en el mejor relato de «1984», creen que sólo el Estado concede y restringe derechos y libertades. De ahí su «construcción» acerca de los «nuevos derechos» (y de modificación de los ya reconocidos). Como las orwellianas correcciones a los Siete Mandamientos
f) Finalmente, sus risibles propuestas en materia de iguar-dá. Vuelve la burra al trigo con las cuotas vaginales y demás, justificando así a personas totalmente ineptas (pero muy zapateras) en la asunción de cargos y canonjías varias.
¿Lo mejor de la «conferencia»? La recuperación del discurso nacional, primero por Susana Díaz (increíblemente) y después (aún más increíblemente) por Rubalcaba, viniendo a decir que «ningún partido tiene tanta pasión por España como el PSOE». Este tío o es un cínico, o flota, o ambas cosas. ¿Ya hemos olvidado aquella frasecita de ZP según la cual «España es una nación discutida y discutible» y que, aprobando el Estatut dio paso a la primera fase de la voladura controlada de nuestro sistema político?
Bueno, y que aplaudieron a rabiar a ZP… y un poco menos a Felipe, cuya chaqueta de pana apestaba a naftalina de tan poco uso que le da. Total, lo que decíamos al principio: que el PSOE ha pasado del marxismo-leninismo abandonado en Suresnes 73… al con-su-mismo. Es decir, a la recuperación del ideario de toda la vida. Para que la ilusión del retorno sea completa, faltará que recuperen también ese marxismo-leninismo. Mientras terminan de volver de no se sabe dónde, que en vez de la Internacional vayan ensayando esto otro…
Que Dios le inspire o que Dios le ampare,
que ésos no se han enterado
que Carlos Marx está muerto y enterrado…