A cuadros me he quedado al oír lo que les voy a contar a ustedes. Resulta que después de tantos dimes y diretes, de tantas manifestaciones y consignas que se han soltado, nos han dejado con un palmo de narices. El asunto es el petróleo canario, cómo no, y su extracción. En Canarias, por lo que uno sabe, ha habido manifestaciones de todo tipo que incidían en el «grave impacto ecológico que iban a suponer las perforaciones» y otros argumentos ecolojetas del mismo jaez. Lo curioso es que las prospecciones se van a llevar a cabo, con o sin ecolojetas.
De tal manera se ha liado la troca que al final resulta que el interés de los que se oponían a las prospecciones era, sencillamente, que no extrajera el petróleo una empresa española. A saber, Repsol, que es nuestra petrolera nacional. Eso era lo importante para el bergante de Paulino Rivero, que hincha pecho ahora con las «negociaciones entre Canarias y España» (parece que Artur Mas ha creado escuela). Lo extraño es que el señor Rivero sí defendía en 2011 las prospecciones y no sabemos muy bien qué es lo que le ha hecho cambiar de opinión. Conociendo a la fauna política batueca, ese cambio se ha podido deber a dos motivos: el trozo de pastel que le hubiera correspondido si las permitía o el hecho de que su paisano y rival político el ministro Soria estuvo siempre a favor de ellas.
Pues ahí va el caso. Es una pena que no pueda ofrecerles testimonio gráfico. Pero según un testigo ocular residente en Las Palmas, hace algún tiempo que se han levantado plataformas petrolíferas frente a las costas de esas islas. Al acercarse ese testigo un poco más, descubrió que en esas plataformas rezaban unos caracteres en chino. Si eso es cierto —y no tengo por qué dudar de lo que vio esa persona—, eso puede significar dos cosas: primera, que las plataformas petrolíferas están siendo construidas por una empresa china; y segunda, que la empresa que las construye es la que va a aprovechar esos recursos naturales que no podía aprovechar Repsol «por ser española».
Supuesto lo anterior —remarco lo de «supuesto»—, ¿a qué nos lleva eso? En mi caso, me lleva a pensar que, según la costumbre batueca, al final un entramado de intereses económicos personales y empresariales, unidos a las rencillas entre políticos locales elevados a diversos grados de poder político, habrían sido aprovechados por esa empresa para, según expresión consagrada, llevarse el gato al agua. Siendo la conclusión que los batuecos nos quedamos a verlas venir respecto de un recurso natural que es nuestro.
¿Quién piensa en España? Al carajo. En tanto en cuanto me des lo que es mío, dejaremos de discutir el conceto con el objeto de dejar de discutirlo. Y aquí paz y después gloria. Y mucho petróleo… para otras manos.
Da la casualidad de que conozco las cuencas mineras españolas que durante mas de un siglo han sufrido la explotación de sus yacimientos. Sea por explotación interior o por cielo abierto, lo cierto es que los paisajes que contemplamos ahora son, en algunos casos, de escombreras sin rehabilitar. Y todo para el progreso industrial de España.
Digo esto a cuento de que el gobierno canario pone en solfa el peligro de unas prospecciones que contaminarían las islas, además de aportar riqueza, tanto a los canarios como a España.
Cuando algo se quiere algo cuesta. Cuando algo es valioso para el conjunto no se debe ser agorero y predecir catástrofes que puede no pasen jamás. Los mineros saben mucho de estas cosas y no desean que su modo de vida se acabe. Aunque sea un oficio duro y penoso.
No solo del sol y el mar pueden viven en Canarias. Que sean mas valientes y dejen ir a por la riqueza.
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Aprecio en lo que vale su opinión, amigo Pablo, en tanto en cuanto habla de lo que conoce bien. Pero una cosa es cierta: que respecto de Canarias el modelo turístico «sol-y-playa» da síntomas de agotamiento y además nos ha surgido una dura competencia en países que o no estaban abiertos al turismo (los islámicos del Magreb que se puede decir que están «tranquilos») o estaban en guerra y ya no lo están (Croacia). Así que hay que diversificarse y no dedicarse a ser la Florida europea, en mi opinión. Por lo demás, si ese recurso:
a) es nuestro; y
b) se va a explotar de todos modos,
¿por qué no íbamos a explotarlo nosotros?
Cierto que hay que tener en cuenta cuestiones medioambientales. Pero creo que se puede llegar a un punto medio en que los intereses en juego se vean satisfechos. Mucho más desagradable sería ceder la concesión de la explotación a una empresa extranjera y que de todos modos perturbara el medio ambiente. Y nadie dispuesto a sancionar a esa empresa para no meterse en problemas con el país del que es nacional esa empresa. No sería la primera vez que ocurre.
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Como complemento a mi anterior comentario, quisiera añadir que «en el pais de los ciegos el tuerto es el rey». Es decir: que cuando una riqueza está a dusposición de dos, al final uno de los dos se la llevará aunque esté tuerto, por que el otro será el ciego.
Saludos
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