Lecturas en clave nacional
Si no se tratara de una resignación suicida, cosa que creo a nadie conviene, se diría que hay gato encerrado. En mi opinión, éste es el gato encerrado: uno de los consexos básicos del régimen de 1978 se asienta sobre una especie de Pacto de Tordesillas entre los máximos representantes de la «derecha» y la «izquierda». Es decir, el reparto de territorios. Tú no me tocas las narices en Sevilla y yo no te las tocaré en Madrid. Tú no me tocas las narices en Galicia y yo no te las tocaré en Asturias.
Por eso Arenas fue «el hombre que pudo reinar en Andalucía» y al que Thor Montoro, con el consentimiento de Wotan Mariano, hizo caer del caballo de un rayo. Y por esa misma razón Moreno Bonilla ha aceptado que le partan la cara a la orilla del Guadalquivir. Mariano sabe que pintan bastos para él en noviembre y que no va a revalidar la mayoría absoluta. Así que ya desde ahora se esfuerza en buscar apoyos. ¿Que eso significa permitir charlotadas como la del refotèndum en Barcelona? Pase. ¿Que hay que renunciar a que Andalucía pueda ser gobernada por el PP? Pase también. Lo importante es que el líder pueda seguir en la poltrona. Curiosa aplicación del Führerprinzip en un contexto de democracia de mínimos.
Por la parte de Ferraz, hay quien dice que Susana ha aplazado el asalto a Ferraz —y por ende, a Moncloa—. Puede que por un tiempo sea así, sobre todo cuando aparezca el shishariyo. Pero más vale que el espadón de Mojácar no se duerma, no sea que coma las uvas en casa y no en Ferraz.
Para los demás ha sido el pistoletazo de salida. Saben que, ante la debacle a cámara lenta del bipartidismo, tienen posibilidades de entrar en las Cortes y de ocupar un número representativo de escaños. Vamos a ver las carreras y las puñalás en las respectivas formaciones para ocupar puestos de salir.